Dos pasos y el horizonte

-Viggo Mortensen y Fabián Casas

(11-18/3/2015)

VIGGO:

Te paso una foto que nos hicieron en la oficina de tu amigo editor, cuando leíamos juntos la última entrega de Tiki-Tiki. Parece que estamos estudiando textos muy serios, o la noticia de un gran desastre. Vos ya te das cuenta de las horrorosas consecuencias de la noticia, y yo tengo mis dudas con respecto a la veracidad de lo que leemos:

——————-

FABIÁN:

¡Esa foto es genial! Anoche el Pitu me hizo un homenaje porque el 7 de Abril cumplo cincuenta años y ayer él metió un gol desde 50 metros. ¿Lo viste?

(El Pitu Barrientos celebra su golazo)

——————-

VIGGO:

¡Sí! Y ya miré con mi amigo Léo el replay de ese golazo veinte veces en la compu. Los Pincharratas no se lo podían creer. San Lorenzo ahora mismo es una cosa de locos, o para volvernos locos. Está todo, y no pasa nada. No hay nada, y a veces pasa todo. Como dijo José Martí, “Debe hacerse en cada momento, lo que en cada momento es necesario”. Pero los seres humanos no siempre son tan sabios, no vivimos nuestro presente, no llegamos consistentemente a entender cuál es el camino más fácil y eficaz. De jugada a jugada, pase a pase, con el ojo en toda la cancha, respirando tranquilos: muy difícil eso, ¿no? Si te agarra un pánico, te inmoviliza, te ciega.

Hablando de la lucha contra el pánico, estoy leyendo un libro que tiene que ver con eso. Vos que admirás tanto la obra de Roberto Bolaño seguro que conocés su novela Monsieur Pain. Yo no la había leído hasta ahora. Arranca linda, surrealista. No para de llover en París, y el personaje principal va enredándose cada vez más en las telarañas de su paranoia y el peso de sus dudas acumuladas. La novela es un vuelo nocturno que me descoloca y me deja ansioso. Tiene destellos que me recuerdan el lado poético de Cormac McCarthy que surge muy de vez en cuando de su lenguaje escueto con pequeños giros enigmáticos.  “Me sentí observado hasta el dolor, un dolor que me desnaturalizaba”, dice el protagonista de Bolaño hacia el comienzo de esta novela. Y así sigue la cosa, yendo de peor en peor, dándole toda la razón al personaje, que termina siendo la presa de todos, y de su propio miedo. Sus pensamientos son interrumpidos por otros pensamientos suyos que son interrumpidos por otros pensamientos suyos hasta dejarlo desvelado y machacado. No sé qué le pasaba a Bolaño en ese entonces. ¿Vos qué sabés de esta novela, Fabián, y del proceso de su escritura?

La escribió en 1981-82, y se publicó originalmente en 1984 con el título La senda de los elefantes después de ganar el Premio Félix Urabayen del Ayuntamiento de Toledo, y en 1999 Anagrama la publicó con el nuevo título. No conozco la razón por el cambio. Bolaño trata de explicarlo, más o menos, en su prólogo para la nueva edición, pero no entendí nada. También ha dicho que el argumento de su novela es “indescifrable”. Lo que sí está claro es que tiene que ver con los últimos días de la vida del poeta peruano César Vallejo, en 1938, y que el protagonista, Monsieur Pain, consigue el permiso para intentar salvarle la vida con el “mesmerismo”, usando de alguna manera el magnetismo de su cuerpo para curarle un hipo crónico y supuestamente muy peligroso.  Se supone que va a seguir intentando salvable de la misteriosa enfermedad general que sufre el escritor, pero Pain nunca consigue permiso para volver a verlo. Los médicos franceses del hospital lo odian y lo desprecian como si fuera un curandero charlatán -y puede que lo sea. También hay unos tipos españoles, espías del bando fascista, que lo siguen al protagonista, y que lo sobornan para intentar impedir que lo siga ayudando a Vallejo. Lo que yo encuentro en esta novela es el miedo a la soledad, la imposibilidad de conectarse, de comunicar con otros seres humanos en un mundo de sombras y sueños. Ahora con las lentas caídas en el fango de la demencia, con los impredecibles giros entre la lucidez y la locura que voy asistiendo en las vidas de mis padres y otros, este cuento inusual de Bolaño me parece ser una especie de indagación en el proceso del decaimiento mental. También siento, al leer la novela, que el escritor ha pasado el terror de sentirse como un personaje de su propio cuento, tal vez un poco como Franz Kafka con La metamorfosis -un personaje atrapado, vigilado, sin aparente escapatoria. Un misterio que no se resuelve.

——————-

FABIÁN:

Hola Viggo: Acá un calor infernal. No leí esa novela de Bolaño pero me gusta más el otro título que tenía, La senda de los elefantes. Ahora me diste ganas de leerla. Acabo de pasar tres semanas solo con Anita y Rita, ya que Guada se fue al set donde filmaban la peli de su libro, Pozo de aire. Se llevó a Julián pedotón, el bb, y la producción le contrató una asistente para que cuide al crío. De manera que fui el protagonista de una serie que yo veía cuando era muy chico en la tele: “Papá Corazón”. Eran las vicisitudes de un padre que tenía que criar a su hija sola. La verdad, la pasé genial. Mi relación con mi hija se vuelve cada vez más plena e inagotable. Cuando me despertaba, le preparaba el desayuno, la bañaba y la cambiaba para que fuera al colegio, y cuatro horas después la iba a buscar.

Todo esto lo hacía con Rita, así también ella disfrutaba de las salidas ya que nos íbamos a las plazas. Tenía que tener contentas a las dos y eso me tenía contento a mí. Cuando menos piensa uno en uno mismo, cuando más esté en estado de servicio por los demás, más feliz se es, sin duda. El golazo de Barrientos lo vi con Anita durmiendo a mi lado en la cama grande, y con Rita durmiendo en el costado, en el suelo. No lo pude gritar como hubiera querido, pero creo que este domingo voy a ver el clásico con el Globo y tal vez el Pitu me dedica otro gol, ¿quién sabe? Hoy es mi último día en la oficina donde trabajé 12 años, estoy guardando fotos, copiando archivos. Cuando salga al sol de la tarde empieza una nueva vida. ¿Me conseguís algún papel en alguna peli de Cronenberg?

——————-

VIGGO:

Brindo por tus doce años de laburo, hermano, y por la nueva aventura que se viene. A ver si nos inventamos otro cuento para compartir y trabajar juntos, como pasó con Lisandro y “Jauja”. Estaba la posibilidad de leer juntos en la Semana de la poesía en Barcelona en mayo, pero ahora los retos de promoción internacional de “Jauja” y “Loin des hommes” creo que me van a quitar esa posibilidad. Capaz que vas y lo hacés solo, pero me gustaría hacerlo juntos. Si no es esta vez, seguro que encontraremos otra oportunidad.

Terminé el libro de Bolaño. Tenés razón, el título original era mejor. Hay un epílogo raro que conserva ese título, La senda de los elefantes. Ahí se resume un poco lo que les pasó más tarde a los personajes principales de la novela. Esos datos añadidos tampoco aclaran mucho, para mí, lo que  quiere contar la novela. Al final este libro no me pareció tan bueno como otros de Bolaño. Es un ejercicio, un juego con el tiempo y la paranoia, un rompecabezas interesante, pero no llega a ser una gran novela. Arrancó muy bien, como un buen ejemplo del cine negro de los ’40, con mucho ambiente y misterio, pero acabó como uno de esos empates desagradables que hemos vivido con San Lorenzo cuando el equipo merecía mucho más. Una cosa menor que me molestó bastante -ya sabés lo fastidioso que soy con los detalles de época, y el lenguaje- fue que los personajes españoles, esos espías o mafiosos que persiguen a Pain, usaban palabras sudamericanas como “maní” en vez de “cacahuete”. No tienen mucha importancia esas cosas, pero cuando leo algo así, o lo veo en una peli, me saca del cuento por un rato. La mejor secuencia de la novela es una en la que el protagonista entra en un cine, seguido por los españoles, y se sigue el relato de la película tan asiduamente como el dilema de Monsieur Pain. Ahí sí que vemos el talentoso malabarismo del escritor. Otro detalle que me hizo reír es que Pain lo cura del hipo a Vallejo el 7 de abril -¡tu cumpleaños!

¡Qué bien que puedas ver el clásico! Hablamos durante el partido si querés, al menos en el entretiempo. Veo que el DT de los Quemeros, Néstor Apuzzo, está hinchando las pelotas con lo del Carrefour. Me parece bien. Si estos primos rencorosos no tiraban alguna buena bomba verbal esta semana, habría que darlos por muertos.

Vi un partido increíble esta semana, la vuelta de octavos de final de la Champions entre el Chelsea y el Paris-Saint Germain. Como el año pasado contra el Atlético de Madrid, y como también pasó contra el Bayern München cuando Mourinho era el DT del Real Madrid, el portugués la cagó jugando a no perder, en vez de atacar con todo el enorme talento que tiene a su disposición. No siempre ocurre, pero esta vez ganó el fútbol valiente y vistoso. Aunque jugaron con diez durante casi 90 de los 120 minutos totales que se disputaron, nunca se rindieron los de Laurent Blanc, siempre buscaron el gol.

(Golazo del ex-Chelsea David Luiz)

El planteamiento cínico de Mou explotó en su cara esta vez, porque no pudo prohibirle al brillante equipo parisino jugar al fútbol. Después del partido, de manera más o menos sutil, el Amargado One logró echarle la culpa de la derrota a sus jugadores por no estar a la altura del partido en vez de tomar responsabilidad por su pésima táctica conservadora. Este técnico tiene tanto miedo a perder que no se atreve a jugar. Eso me parece muy triste para los jugadores y los hinchas del Chelsea.

Bueno, Cuervo Campeón, mañana esperaré tus noticias desde el Bajo Flores. Lástima que no habrá público visitante para el Clásico. Uno se pierde mucho sin él en un partido como este.

P.D.:

Vi el partido con Ariadna anoche. Me acabo de levantar. Espero tu relato de lo que fue el ambiente en el estadio. En mi pantallita tenía un aspecto espectacular, y el cielo azul teñido de rojo al atardecer le daba un fondo hermoso al evento. Antes de decir nada más sobre la victoria de San Lorenzo en su primer Clásico de barrio en cuatro años, hay que ofrecer nuestro pésame a la familias de Pablo Giménez y Esteban Otero. Pablo cayó 50 metros de la tribuna del Bidegain y murió. Cayó sobre Esteban, que fue ingresado en un hospital en condición muy delicada. No sé cómo pasó esto, si Pablo fue empujado o simplemente se cayó de un vértice. Me enteré recién de la tragedia. Esteban salía del baño de la mano de su hijo de cuatro años. El pibe está bien, al parecer, al menos en lo físico. Ojalá se recupere pronto su padre. La felicidad que se siente al ganarle al rival histórico queda en la sombra del fallecido y el gravemente lesionado. Festejamos con todo el respeto a estas personas, dedicándoles este triunfo deportivo, pero sabiendo que eso será de muy poca consolación para su gente querida. Rezamos por estos Cuervos y sus familias.

——————-

FABIÁN:

3-1  

Quique Fogwill, un gran amigo mío, me decía que él estaba al servicio de sus hijos -tenía muchos y de diferentes edades- Hoy yo puedo decir lo mismo. Le hice el desayuno a Anita, cambié los pañales de Julián, le preparé una mamadera. Llevé a Anita al colegio, la pasé a buscar cuatro horas más tarde. Dormí a Julián por la tarde. Saqué a pasear a Rita al parque. Y todo con la voz ronca que me dejó el partido de ayer ya que de gritar los goles -sobre todo el primero del Pipi- casi no se me escucha nada. Igual todo el día de hoy estuvo propulsado por la alegría de ganar el Clásico. Un partido que el CASLA empezó jugando muy bien, al ataque pero con baches furibundos en la defensa. Y Toranzo metió ese golazo como para condimentar el partido. En ese momento pensé que íbamos a perder inmerecidamente otra vez. Pero no, jugaba el Pipi, que se cargó al equipo y jugó como se tiene que jugar un Clásico. Yo fui a la cancha con mi amigo César Francis -vocal de la CD cuerva- y con varios amigos de él, Marcos, Ian, un peruano genial de la colectividad que tenía un kipá azulgrana. Fijate en las fotos que te mando en breve. Fue un día intenso y de mucho calor, y una tarde y noche algo más frescas.

Desgraciadamente el fútbol argentino es una máquina de matar, y se cayó un chico desde la cima de la tribuna, con tan mala suerte que lo hizo encima de un joven que salía con su hijo de cuatro años de uno de los baños. El nenito se salvó y el hombre hasta hoy estaba en grave estado. No se puede creer. Cuando salíamos de la cancha tuvimos que dar un rodeo porque estaba el cuerpo del chico en el piso, tapado, y rodeado de policías. Pensé en ese chico preparándose para ir al Clásico por la mañana, sin saber que era su último día en la Tierra. ¿Qué hacía trepado ahí, en ese tembladeral? Esa pregunta me la hice hoy todo el día. En fin, en la serie “South Park” había un personaje que moría en todos los capítulos mientras los demás decían: “¡Mataron a Kenny!”. En Argentina matan a Kenny todos los días.

——————-

VIGGO:

Acabo de leer que especulan que el hincha fallecido, Pablo Giménez, puede haberse suicidado, que entregó sus lentes antes de tirarse o caerse al vacío. También me enteré de que Esteban Otero, el que fue aplastado por la caída de Giménez, y su niño habían ido por primera vez a ver un partido de San Lorenzo. Es muy cruel el contraste de todo esto con lo alegre que estábamos todos los Cuervos al ganarle a Huracán. Una cosa que hay que hacer, sí o sí, es construir un muro más alto ahí arriba. Un metro de altura no es suficiente. Pero, si alguien quiere tirarse -si así fue- no importa lo alto que sea el muro. Sin embargo, para prevenir caídas accidentales -si así fue- el muro tiene que ser más alto.

Como digo, no sé lo que pasó con Pablo, y no puedo saber lo que pasaba por su mente antes de caerse. Tampoco quiero especular. Me apena mucho lo ocurrido.

(Imagen cortesía de Paloma y “Acción poética”)

Me alegro tanto tanto por el Pipi. ¡Partidazo de nuestro legendario 10! ¡Qué suerte tuviste, hermano, de poder estar presente para verlo jugar ayer!

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Felicitaciones CAPITÁN CUERVO !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Laverni es un desastre como referí, tan malo como fue el holandés Kuipers en el reciente encuentro entre el Chelsea y el PSG. Por suerte no se cargó el partido esta vez. Los de Huracán tienen razones para estar enojados, pero también dejó a los Quemeros repartir muchas patadas sin cobrar nada. A ver si descansan bien los Cuervos para el importantísimo partido de Copa este miércoles en Brasil. El Morumbi es una selva en la que será difícil ganarle al São Paulo. Pero Bauza lo tiene jugando bien ahora al equipo. Espero que lo ponga al Pipi desde el vamos. Por favor.

(Justo después de ganar el Clásico, 15/3/2015)

En otro partido mucho menos interesante, el Real Madrid le ganó sin convencer a nadie que está listo para el Clásico que se viene contra el Barcelona. Cristiano Ronaldo se ha vuelto más insoportable que nunca, si cabe. Un egoísta total. No celebra los goles de su compañeros, no defiende y solamente piensa en su cuenta personal, su duelo contra Messi. Mientras tanto la Pulga sigue dando pases de gol, metiendo goles, aguantando las patadas, defendiendo todo lo que puede y organizando el ataque de su equipo. Pareció, si uno miraba la cara del 7 de Ancelotti, que su equipo había perdido en vez de ganar 2-0. Es un lastre este tipo. Le regalaron el último Balón de Oro, y desde entonces no hace más que llorar y patalear. Si jugaba en el equipo de Simeone, Cristiano Ronaldo estaría en el banquillo cada vez que se portara como una nenaza. De vergüenza total. Como hincha del Madrid me alegra ver que los tenemos a tiro a los Culés para el partido del próximo finde en el Camp Nou, pero me inquieta que Cristiano esté en el once titular para el Clásico español.

(El solista)

P.D.:

Mirá qué lindo esto sobre Romagnoli,

http://canchallena.lanacion.com.ar/m1/1776524-romagnoli-el-rebelde-el-idolo-de-san-lorenzo-que-se-mantiene-vigente-por-su-corazon

Lo que siempre hace el Pipi es seguir adelante, una gambeta y otra, un pase y otro, un centro y otro, y de vez en cuando una flor de gol como el que le hizo a Huracán. Lo que nunca cesa de hacer es mirar al futuro, estudiar la cancha, aprovechar lo que te da el día y el rival. Ese viaje a la utopía, hacia el partido perfecto, es eterno, como lo describió Eduardo Galeano:

“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”