El pasado está en todo

Viggo Mortensen y Fabián Casas

(6-18/8/2014)

VIGGO:

Querido Fabián,

Empate. ¡Qué rabia, hermano! Lo de siempre, lo que más me ha vuelto loco con Caruso Lombardi, y a veces con Pizzi y Bauza: esa manía de replegarse para cuidar empates o victorias ajustadas en vez de usar la clara ventaja de posesión y control de la pelota que suede tener San Lorenzo para seguir atacando al rival. Esa no es la mejor tradición de nuestro club. Podríamos haber salido de Asunción con un 2 o 3 a 0, pero volvemos a Buenos Aires con un empate contra un Nacional muy inferior a esta edición del CASLA. Lo bueno es que ahora supongo que el equipo tendrá que salir como una fiera desde el vamos en el partido de vuelta en nuestra cancha, pero no me gusta nada la sensación de ligera desesperación que ahora arrastramos. Es la ley del eterno sufrimiento Cuervo, parece, lo que siempre nos pasa. Nada verdaderamente grande le llega fácil al Ciclón.

(Santa Cruz lo empata)

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FABIÁN:

Hola Cuervo. Acá todo el mundo me escribe y me pregunta por vos ¿Está Viggo acá? ¿Viene para las finales? Yo les digo: está filmando en Estados Unidos de Norteamérica e incomunicado. Cuando era chico a Estados Unidos le decíamos Norteamérica. En fin, estoy concentrado en ganar la Libertadores, hermano. Ya te conté que la noche contra el Bolívar, cuando faltaban diez minutos para estar en la final y eso era inevitable me puse a llorar y me fui del dormitorio donde estaba la tele y el partido porque Guada me estaba mirando con cara de “voy a tener otro hijo con un idiota que llora por un partido de fútbol”. Pero bueno, yo lloraba porque me acordaba de todos mis amiguitos de Boedo -y de mi viejo y mi padrino- con quienes mil veces imaginamos estar en la final de esa esquiva Libertadores. En fin, anoche me clavé un Rivotril apenas empezó el partido para soportar los nervios y me di cuenta enseguida de que el CASLA es un equipo superior al paraguayo. Impuso su juego y sólo se quedó atrás en el final y lo pagamos con ese maldito gol que nos dejó en suspensión. Pero yo te pregunto: ¿Si ganábamos íbamos a salir a empatar acá en la final más importante de la historia del club? Yo creo que, saliera el partido que saliera anoche, el miércoles que viene el CASLA tiene que jugar un gran partido, el mejor de muchos, y lo curioso es que a pesar de irme a dormir atragantado con ese maldito gol final, me desperté con alegría. “¿Por qué?”, me preguntaba mientras iba hasta Avenida de Mayo a pagar mi cuota de socio, porque creo que el CASLA es hoy el mejor equipo del fútbol argentino, porque siento que no le van a poder sacar la Libertadores ni a palos, porque creo que merece ese trofeo ya que despliega un fútbol inteligente, de asociaciones, y con personalidad. Estamos a siete días de la gloria máxima. Amo a todos los Cuervos del mundo.

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VIGGO:

Nacho verá la final, como yo y la gran mayoría de los Cuervos, por televisión como un alentador más. Su nuevo contrato con el Impact de Montreal de la MLS, la liga profesional norteamericana, le prohibe jugar el último partido de la Copa Libertadores 2014. Como él, y como vos, confió en el talento y la fuerza colectiva de este San Lorenzo. Parecería justo, parecería lógico que el destino premie a un equipo que va jugando con más consistencia y tranquilidad -en lo deportivo y lo anímico- que cualquier otro equipo de la Primera División argentina durante los últimos dos años. Mucho tienen que ver Lammens y Tinelli por el buen manejo del club y sus acertadas contrataciones en el ámbito técnico. Pero sabemos que no siempre funcionan la justicia y la lógica en el fútbol. Hemos tenido más suerte que nuestros vecinos quemeros en muchos casos, pero también se nos han escapado campeonatos y copas que parecían estar a mano. La última Copa Argentina, por ejemplo. No hay que estar seguros de nada. Hay que poner huevo y trabajar con humildad, como lo van haciendo tan bien los de Bauza, y lo hicieron los que jugaron para Pizzi. El pasado está en todo, y nos conviene recordarlo y honrarlo, pero ya fue y ahora estamos en otro momento, el único momento. No tiene por qué influir el pasado, ni en lo positivo ni en lo negativo, en lo que pasará en el partido mañana. Lo importante, como siempre, es el esfuerzo del grupo y el hecho de haber llegado a este momento a base de un trabajo serio y un juego generalmente atrevido. Digo “generalmente” porque en el partido de ida el equipo retrocedió para defender la ventaja de un gol a cero. Como en otras instancias bajo Bauza, Pizzi -y, demasiadas veces, a las órdenes de Caruso Lombardi- San Lorenzo ha perdido tales apuestas tácticas. Espero que en nuestra cancha, llegando con un resultado global de 1-1, Bauza les dé rienda suelta a los pibes. Gane o pierda el CASLA, que juegue como una bandada rapaz, con orden y ferocidad, de principio a fin del encuentro.

En 2003, en una entrevista relacionada al lanzamiento de las últimas dos entregas de la adaptación cinematográfica de la obra The Lord of the Rings de J. R. R. Tolkien por Peter Jackson, le dije al periodista Tom Roston que no me parecía importante el resultado de la gesta de la Comunidad del Anillo -que no importaba si ese conjunto representativo de la Tierra Media lograba llevar el Anillo al Monte del Destino. Le dije que para mí lo más importante era que este grupo de seres diversos había decidido unirse para emprender un viaje muy peligroso, un viaje que iba a decidir el futuro de muchos. Ese era el milagro. Lo valioso era la unión, la intención, el atrevimiento colectivo. Lo mismo se puede decir de este San Lorenzo de Almagro.

Ya que he mencionado la saga de Jackson, vale añadir algo que me ha dejado una espina, un remordimiento. Hace unos meses di otra entrevista a un diario inglés durante la promoción inicial de la peli “Las dos caras de enero” de Hossein Amini, en la que me preguntaron sobre “El señor de los anillos”. Casi siempre, desde que se estrenó la primera parte de la Trilogía en 2001, me han preguntado algo sobre ella en todas las entrevistas que he hecho para otras películas, publicaciones, teatro, lo que sea que esté promocionando en el ámbito profesional. También sobre la adaptación de El Hobbit -si iba a formar parte de ella, si había visto las primeras entregas de esta nueva trilogía cinematográfica, si me gustaban, etc. Me parece normal, ya que las adaptaciones de Peter Jackson han tenido un éxito brutal y tienen millones de seguidores fieles. Siempre respondo lo mejor que puedo a tales preguntas, teniendo en mente, entre otros aspectos de mi relación a ese gran universo fantástico, que el éxito de la Trilogía me ha dado mucha suerte y acceso a buenas experiencias en el cine. Sin haber participado como ‘Aragorn II’ en ese cuento, no hubiera podido trabajar con Cronenberg, o encarnar a los capitanes ‘Alatriste’ y ‘Dinesen’ o, probablemente, al personaje principal de “Captain Fantastic”, la peli que estamos rodando ahora en Nuevo México y en Washington State. Bueno, el periodista inglés me hizo muchas más preguntas de lo normal sobre el trabajo tolkeniano de Jackson, preguntándome mis opiniones sobre la evolución de la Trilogía durante el largo rodaje, los resultados en pantalla, la trayectoria del director desde entonces -bastante poco sobre la peli de Amini que había ido a promocionar a fines del último invierno europeo, la verdad. Traté de ser honesto, diciendo que a mi gusto la versión extendida de la primera entrega, “La Comunidad del Anillo”, había sido la mejor porque dependía bastante menos de efectos especiales. Mi preferencia es actuar cara a cara con actores reales, aunque a veces ha sido divertido aprender a hacerlo con nada y nadie delante de telones verdes que luego se convierten en espectaculares fondos animados gracias a los genios de la compu. Como en todas las entrevistas dije que estaba muy agradecido a la experiencia de participar en la Trilogía, y a las nuevas oportunidades profesionales que su éxito me trajo. Siendo probablemente más interesante el enfoque en mis comentarios negativos sobre el creciente énfasis en los efectos especiales en el cine de Jackson, el diario no incluyó mis agradecimientos hacia él y la experiencia de trabajar a sus órdenes en Nueva Zelanda entre 1999 y 2003. Pero no lo digo como excusa. No debí criticarlo. Me arrepiento de haberlo hecho. Lo de los efectos especiales -o más bien la cantidad que se usa en una película- es cuestión de gustos personales. Yo admiro lo que logró para el CASLA Pizzi, y lo que está logrando Bauza, pero a veces doy mi opinión negativa sobre sus planteamientos tácticos, como cualquier hincha lo hace. Lo mismo estaba haciendo con respecto a Jackson. Nunca quise ofenderlo ni insultarlo. De ninguna manera. Es un maestro del cine actual, y siempre le agradeceré que me haya incluido en su mundo profesional. Piatti verá la Final sin poder jugarla, alentando al Ciclón con toda el alma, y yo he visto las dos primeras entregas de “El Hobbit” el primer día de sus estrenos como un hincha más. Espero que ganemos la Copa mañana, y que la tercera y última entrega de la serie de Jackson tenga mucho éxito.

P.D.: Se mató el gran actor Robin Williams. Habrá tenido sus razones, habría querido irse. La vida es un soplo, como dice la canción, el eco de una brisa. Lo vamos a extrañar.

P.P.D: Con respecto a lo que mencionás de llamar “Norteamérica” a los EE.UU., recuerdo como pibe que era así, y también que algunos chicos en Buenos Aires me llamaban “gringo de mierda” y me decían “yanqui andate a casa”. Pero eso ocurrió pocas veces, la verdad. Cosas que aprendieron de sus padres. Si hacía falta me defendía repartiendo piñas y patadas en casos extremos. Sabía que yo era de San Lorenzo, y que no había (ni hay) cosa más grande y más argentina. En 1968 Los Matadores me dieron la razón, y creo que el miércoles en el Bajo Flores la banda del Pipi Romagnoli lo hará una vez más. En ese entonces, en la segunda mitad de la década de los ’60, los pibes nos respetábamos un poco más con respecto a lo de las preferencias futbolísticas y los colores. La franja roja de River me parecía una marca de distinción especial -seguramente porque ese club jugaba bien, a pesar de no ganar los campeonatos que había ganado en los ’50, y porque cualquier nene sabía quién era el Negro Cubilla, el implacable goleador uruguayo que fue una gran figura Gallina entre 1964 y 1969- y para mí los de Huracán eran primos raros nomás. No había el odio que parece promoverse tanto hoy en los medios y en la calle. Los colores de Boca Juniors, eso sí, siendo los de la bandera de Suecia, siempre me parecieron desafortunados, para no decir bastante feos.

(El gran “Rojitas” en 1969)
(Bandera completa: Palermo se avergüenza en 2010)

Por cierto, Cubilla ganó varios campeonatos uruguayos con Nacional, y también salió campeón con el Barcelona antes de ir a jugar para River. En el Mundial de 1970 El Negro le metió un gol al Brasil de Pelé y Rivelino en la semifinal. Hoy Luis Cubilla sería tan grande como el actual ídolo de la delantera charrúa, ese otro Luis, aunque seguramente con una boca algo más mansa.

(Cubilla en 1968)

P.P.P.D.:  Espero que se entienda que lo de los colores de Boca Juniors y de la bandera Sueca es una broma. Todos los colores tienen su lado atractivo, y la identificación con ellos es un tema muy personal. Al final son los seres humanos los que juegan, ganan y pierden, vistan el color que vistan. Los colores son luz, no son estables, engañan. Nuestras percepciones individuales de ellos son distintas, cambiantes e ilusorias. Nunca los vemos como realmente son. Ese hecho, como la posibilidad de mundos paralelos, es desequilibrante. Como estoy en Nuevo México, pongo lo que dijo sobre los colores la artista Georgia O’Keeffe, que residió y pintó en Abiquiu, ahí cerca de donde yo estaba pescando ayer:

“Me pareció que podía decir cosas con colores que no podía decir de ninguna otra manera, cosas para las que no tenía palabras.”

O sea que es un sentimiento que se lleva bien adentro, que no se explica -tal como dicen las canciones de varias hinchadas.

(O’Keeffe y una de sus obras)

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FABIÁN:

Duermo mal desde hace tres noches. Ayer me dieron una entrada, voy a ir con una foto de mi padrino encima. Te escribo en cuanto termine esto, no puedo pensar en nada más que en levantar la Copa. Hoy es un día soleado y frío, muy hermoso. Llevo el celular encima a la cancha por si querés llamar. ¡Estés donde estés vamos estar juntos con el pueblo azulgrana!

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VIGGO:

Hermano Cuervo. Te voy a llamar repetidas veces durante el partido. Hoy pedí estar libre durante esas dos horas históricas para nuestro club, los 90 minutos y lo que puede venir después. Me permiten escaparme del trabajo para encerrarme con la compu, las velas, camisetas, banderas, medallas, piedritas y papelitos de la suerte, y las esperanzas de toda la vida. Te quiero.

P.D.: Te estoy llamando pero creo que no oís el teléfono por el ruido de nuestra hinchada. Buffarini está poseído. Espero que no lo echen del partido. El Pipi se mueve con paciencia, con los ojos muy abiertos, estado de Zen. Nuestra defensa me asusta. Torrico bien, seguro. Me muero, Cuervo. Es un partido áspero. ¡Contestá el celu, por favor! ¿Tenés uno de esos que es una compu? Por las dudas te mando esto que escribo ahora y me llamás.

P.P.D.: ¡PENAL! Bien marcado. Increíble. A ver si lo sabemos aprovechar. Lo tira Ortigoza. Bueno… bien. Cabeza fría. Él puede. ¡GOOOOOOOOOOOLLLLLLL! ¡VAMOSSANLORENZOOOOO! Que no se achique ahora Bauza, por favor… A seguir atacando nomás. Ahí estás, Cuervo. Te oigo fatal. Lindo rugido en el fondo. Te llamo dentro de un rato. ¡Aguante Ciclón!

Quiero que Tito Villalba, el pibe del Bajo Flores, haga el 2-0. Está jugando con pasión. Y el 3-0 que lo meta el Pipi…

Cambio. Sale Cauteruccio y entra Verón. Bueno, seguimos con el ataque, más o menos…

¡Uy! Casi penal contra Fredy Barreiro…

Falta un cuarto de hora. ¡Cómo cantan los Cuervos! Incluso desde acá, a través de esta compu y tu celu, me emociona la vibración, la unión absoluta de nuestra hinchada…

Minuto 76, otra falta a Barreiro al borde del área, pero fue mano de él… uy, uy…

77…No, no…  muy mal nuestra defensa…  Se viene Barreiro, Barreiro… y la voló por los cielos…

82, sale Villalba… lástima. Pero Kalinski es una apuesta fuerte para la recta final.

83, Verón, gambetea, parte los defensas y… no. Desviada. Linda jugada individual. Capaz que un poco morfona…

Necesitamos otro gol.

85. Entra Julio Santa Cruz, el que nos jodió en Asunción. Ojo…

89 minutos, 89 minutos. Aguante, aguante…

90. La tiene Torrico…

Añaden cuatro minutos…

92, falta de Mendoza a Verón…

93, Ortigoza se pone bravo. Cuidado… Kalinski controla, busca perder tiempo… 94, San Lorenzo consigue un córner… Casi 95, una más para el equipo paraguayo… tiene que pitar el referí, ¡ya son cinco minutos!… vamos, que se acabó, se terminó, se tiene que terminar esto por favor…

¡Sí!porfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfin

porfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfinporfin por fin

¡¡¡C.A.S.L.A.CAMPEÓN!!!

¡¡¡¡¡¡¡¡¡absolutafelicidad absolutafelicidadfelicidadabsolutafelicidad  absolutafelicidadabsolutafelicidad

absolutafelicidadabsolutafelicidad!!!!!!!!!!

Cuervo, vos que estuviste en el Pedro Bidegain esta noche histórica, te ruego que me cuentes lo que fue nuestra cancha esta noche. Mañana te llamaré a casa para felicitarla a la Cuerva Anita.

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FABIÁN:

Querido Viggo: en mi principio está mi fin. Así que en el principio es una tarde del setenta y dos y estoy sentado en el dormitorio de mis viejos, sobre el colchón pelado. En la tele están pasando la final del Nacional entre San Lorenzo y River. Trato de acordarme por qué estoy viendo el partido solo. Cómo tomé esa decisión a los siete años. ¿Me habrá dicho mi vieja que mi viejo estaba en la cancha y que yo podía ver el partido solo, si quería? La cosa es que lo estoy viendo y sufro el penal que malogra Chazarreta y después, en el alargue, grito el gol del Lele Figueroa y listo, el CASLA es Bicampeón. Al rato lo que recuerdo es que mi papá, afónico y ya vuelto de la cancha, me está alzando y abrazando. Estamos en el patio de nuestra casa vieja, de Estados Unidos y Boedo, donde nació mi viejo y donde nacimos los tres hijos que vinieron. Todos Cuervos. Hace años, cuando iba a penales con Caronte -por lo general los viernes por la noche- me tomaba varios whiskys y ya colocado llamaba a la vieja casa y cuando me atendían (97 69 33), le decía al que estaba ahí que él estaba en mi casa, en mi vieja casa. Después me cortaban violentamente. Ahora estoy parado en mi estudio, a punto de salir para otra aventura azulgrana. Vengo de varios días mal dormidos por la ansiedad, despertándome en medio de la noche, en lo que algunos americanos llaman “las horas chicas”, siempre me gustó ese concepto. Horas chicas, horas metidas en medio de la madrugada. Y ahí, con mi mujer dormida en el otro extremo de la cama, pienso en las jugadas de Piatti, en su cara baby face de diseñador gráfico y en Ortigoza, en el gol de Matos en Paraguay, y en la maldita secuencia que termina con el gol del rival que nos saca un triunfo del buche. Supongo que en la duermevela, en el insomnio, estoy conectado con miles de Cuervos parados sobre los cables de los postes de luz, Cuervos que no pueden dormir esperando el amanecer del partido final. Así estoy cuando mi hija se acerca -esta vez soy yo y mi hija- y ella me besa el escudo de mi buzo tres veces, antes de que salga para el Nuevo Gasómetro en el que será el día más largo del año, casi una noche blanca dostoievskiana. ¿Te hablé de César Francis? Él es un Cuervo genial, que está en la CD y que también es una leyenda entre los periodistas primero porque fue periodista y después porque, como abogado, está siempre dispuesto a ayudar a un colega como sea. Su generosidad es famosa y yo pude comprobarla, cuando me asesoró en un problema laboral y cuando nos juntamos a almorzar o me regaló las dos entradas más deseadas de mi vida: para ver la semifinal con el Bolívar (5 a 0) y la final de la Libertadores (1 a 0). Son las dos de la tarde, Viggo, y salgo para el Gasómetro, me voy a encontrar con Gustavo Villar, un joven de la agrupación azulgrana de Francis, llamada Volver a San Lorenzo, con el que vamos a ir a la cancha, un abogado al que dos días antes no conocía y con el que vamos a vivir uno de los días más trascendentales de nuestra vida Cuerva. Así que me voy caminando para encontrarme con él, salgo de mi casa bajo el sol invernal, hace frío y va a hacer mucho más ya en las gradas del Nuevo Gasómetro cuando baje la noche (fue como “La Noche” de Antonioni, esa especie de fiesta extraña siempre pendiente de algo numinoso que está por suceder). En la cancha está el mundo. ¿Cómo, aún con entradas, vamos a entrar? Eso es lo primero que pensamos. Pero es un día perfecto y todo sale aceitado. A las 17:30 abren las puertas, la cola se mueve -vamos a un codo al lado de la Platea Sur- y rápidamente escalamos la cima de las tribunas y ahí empezamos, charlando, recordando efemérides Cuervas, sacando números, jugadas, haciendo un repaso de nuestros ídolos. ¡Que llegue la final! Son cuatro horas largas que se condensan en la ansiedad de la final. Todo parece un sueño. Hasta que un hombre grande que está parado detrás mío me dice: “Ahora hay que tener la pelota porque faltan cuatro minutos”. “¿Cómo?”, le digo. “¿Cuatro minutos para ser campeones de América?” Yo había perdido la noción del tiempo. No mejor, la nación del tiempo. Era un ser en presente puro. Empezamos a saltar. Nos abrazamos con Gustavo, tres minutos, en cada cabeza hay un pequeño filme con nuestros seres queridos, una película experimental hecha con el material del corazón, dos minutos, mi viejo viene de la cancha y me alza, siento su olor de Cuervo adulto, un minuto, mis hermanos me abrazan en un partido contra Racing que ganamos 4 a 3, mi padrino, tal vez la persona más importante de mi vida, está en una foto en el bolsillo de la campera que llevo esta noche, es un talismán, una compañía. Minuto cero: somos los campeones de América.

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VIGGO:

Gracias por el hermoso relato de lo que sentiste durante el partido, hermano. Nunca vas a olvidar esa emoción, esas horas que pasaron como segundos para vos. Seguro que te vendrán a visitar imágenes de la magnífica tarde del 13/8/2014 hasta tu último suspiro en este mundo.

Es el día después. Recién terminamos de rodar, justo antes del anochecer, acá en Albuquerque. Como todos los días, cuelgo y bajo la bandera que dice “San Lorenzo Campeón”, la que me acompañó en el rodaje de “Jauja”, de “Loin Des Hommes”, de “Un método peligroso”, de “Las dos caras de enero”, y en tantas otras ocasiones. Se aproxima una tormenta. Se escuchan unos truenos impresionantes que hacen vibrar el asfalto de la playa de estacionamiento donde tengo el auto. El cielo azulgrana suelta rayos por todos lados. Para mí es una fiesta de fuegos artificiales en honor al nuevo Campeón de la Libertadores de América. Es un atardecer prodigioso al lado de la iglesia donde recién rodamos una secuencia con el veterano actor Frank Langella, el que la rompió haciendo del trágico personaje de ‘Richard Nixon’ hace poco. Su interpretación en la peli “Frost y Nixon” nos regaló un personaje desesperado y complicado, un Ricardo III para nuestros tiempos, y merecidas nominaciones para premios internacionales a este actor. En nuestro cuento es mi suegro, y, después del funeral de su única hija en esa iglesia, discutimos el futuro de los seis niños que ahora tengo que criar solo.

(Langella es ‘Nixon’)

Ahora se multiplican los rayos y truenos, y rompe a llover. Estoy cansado, pero creo que hemos rodado unas buenas escenas hoy. Meto la bandera Cuerva en mi mochila, junto a la del Real Madrid y la de los Canadiens de Montréal, otras que suelo colgar dondequiera que viaje para trabajar. Vieja costumbre, cosas de cábala. La del CASLA siempre está presente, y las otras casi siempre. Ahora, con un poco de suerte, le tocará a San Lorenzo dispuar la final del Mundial de clubes profesionales en Marruecos en diciembre contra el Real Madrid, el vigente campeón de Europa. El único equipo al que no quiero que le gane el Madrid es San Lorenzo. Soy hincha del Madrid desde fines de los ’70, cuando vi jugar al todo terreno danés Henning Jensen en el Estadio Santiago Bernabeu, una afición reforzada por mi amistad con el escritor y director merengue Ray Loriga en los ’90, pero soy Cuervo desde mucho antes, y para toda la vida. Espero que estos dos equipos jueguen la final, y que sea un lindo partido. Pero falta mucho para eso. Ahora se viene el arranque del torneo nacional. A ver si empezamos bien contra la Academia.

P.D.: Bueno, como es día libre pude ver el partido contra Racing tranquilamente en mi compu. Me temía un bajón, pero en realidad me pareció que los muchachos lucharon bastante ordenados. Le va a costar a Cauteruccio volver a la rapacidad y el ritmo que tenía como delantero hace un año, antes de su lesión. Y Barrientos también tendrá que pelear fuerte para jugar con comodidad y precisión como la hacía antes. Vamos a extrañarlo a Piatti. Y al Pipi ni hablar, la peor de las pérdidas. Pero confío en Bauza y en los que se quedan a jugar con la camiseta de San Lorenzo. Espero que Pipi pueda jugar el Mundial de Clubes para el CASLA, pero me parece improbable. Ya será de otro equipo, jugando para el Bahía, aunque su corazón esté siempre con nosotros. Es raro ponerme a hablar del torneo local, de los jugadores que se fueron y que quieren volver a ser importantes para el CASLA tan pocos días después de ganar la Copa, pero lo que se logró se logró, y lo único real es el presente. Hay que tirar para adelante. El pasado está en todo, como el eco del fuego que vive en el susurro del humo. Para seguir siendo grande, el Ciclón no puede aflojar. Hay que mimar la llama que demuestra que “somos distintos”, como dice uno de nuestros cánticos. Los rivales, como hoy los de Avellaneda, no van a respetarnos más que antes porque recién levantamos la Copa que tanto nos faltaba. Al contrario, casi siempre. Como dijo Maccius Plautus, “Homo homini lupus” (“El hombre es el lobo del hombre”). El respeto se gana momento a momento, jugada por jugada. Los vecinos de Parque Patricios han tenido un gesto muy lindo felicitándonos por la Libertadores, eso sí, pero tarde o temprano nos tendremos que medir contra ellos, y no hay copa ni medalla que nos ayude a jugar ese partido. La confianza que demuestra el CASLA ahora, como equipo de fútbol y como institución, es difícil de conseguir, y puede ser bastante precaria. Es mucho más fácil perderla que conseguirla. Lo que tenemos hoy los Cuervos se consigue y se aprecia con mucho sentimiento. Pero el gran maestro Leonardo da Vinci también nos recuerda que “Donde hay mucho sentimiento, hay mucho dolor”. Como Cuervos, eso del sentimiento y el dolor lo tenemos asumido. La vida y la muerte son tramites; San Lorenzo es eterno.

Para quitarme el malestar de la derrota me fui a pescar por la tarde de acá en las lindas montañas lindantes al estado de Colorado, en un río maravilloso, rodeado por un paisaje salido de una peli de John Ford. También me escapé para disfrutar una última vez de estos lares antes de hacer el viaje hacia el sur, a la frontera mexicana, para rodar las próximas dos semanas. Pesqué un par de truchas marrones y una de arroyo. Como no tenía ni hambre ni donde guardarlas para la cena, las solté. Casi siempre suelto lo que pesco. Voy a estar cansado mañana para el rodaje, ya que tendré que manejar varias horas esta noche para llegar al próximo hotel, pero estoy contento. Los bosques, los ríos, andar solito en sitios como esos me alimenta.

(Entre Cimarrón y Taos)

Extraño a mis seres queridos, extraño el contacto cercano con el CASLA, con Buenos Aires, con muchas cosas en realidad, pero también estoy contento viviendo mis pequeñas aventuras solitarias en el monte. Ésta también es la felicidad absoluta para mí, dure lo que dure.

P.P.D.: Ahora que lo pienso, lo de los paisajes es tan subjetivo como lo de los colores de nuestro amor. Nos criamos con ciertas imágenes, ciertas ideas visuales, y ellas nos marcan para siempre. Me he referido al cine de John Ford para describir el paisaje del norte de New Mexico. También lo he hecho al hablar de partes de Salta, Australia, Argelia y Marruecos, entre otras partes del mundo.

(John Ford durante un rodaje)

Como muchos de mi generación, me crié con las películas “Western” que se rodaron en la zona “Four Corners”, donde se juntan las fronteras de Utah, New Mexico, Arizona y Colorado. Esa parte del mundo se ha visto tantas veces en películas y en series de televisión que muchos espectadores son capaces de ignorar, o negar, la belleza de sus propios paisajes desérticos. La fotografía en el cine tiene mucho poder.

(Ayer, cerca del Río Chama, Nuevo México)

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FABIÁN:

Hola Cuervo: una de las cosas que preocupaba mucho a Nietzsche es, cuando estaba arrobado por la música de Wagner, qué carajo iba a hacer cuando la música terminara. Ahí la vida, decía Nietzsche, se volvía pesada, aburrida. Yo estoy desde el miércoles pasado bajo la emoción intensa de la música azulgrana. Primero fue emoción y ahora es alegría.

(Nietzsche)

Viggo, estamos viviendo (y dando cuenta de ello en estos “Sobrevuelos”) una de las épocas más gloriosas del CASLA. Esta es la época en que San Lorenzo casi nunca pierde, y juega con presencia y altura en todos lados, como en el ’72, como en el ’68. Y podemos decir que lo hemos visto, que estuvimos ahí. No quiero terminar esta correspondencia copera sin hacer mención del único grana acierto que le conozco a Marcelo Tinelli: haber elegido para presidente a Matías Lammens. El tipo es un joven muy humilde, con la cabeza puesta en el lugar exacto, sabiendo que el fútbol es un lugar inclusivo a nivel social y que San Lorenzo tiene en ese sentido una función trascendental en nuestra sociedad. El tipo no se la cree ni un segundo, y yo creo que con los años va a ganar poder por sí mismo. Ha construido en poco tiempo un club del que me siento orgulloso, no solamente porque gana, sino también por lo que representa: respeto por los adversarios, por su historia, por su lugar en el mundo. También me emocionó lo que escribió la dirigencia Quemera. Nos dijo que nos felicitaba por la Copa y que nos íbamos a ver muy pronto. Ojalá el Globo esté raído donde debe estar, con nosotros, sus rivales clásicos. La gente no sabe a veces cuanto de lo que nos pertenece es gracias al adversario, cómo nos forma y nos educa su presencia. Y por último, es genial compartir con vos a la distancia y a veces al lado, esta pasión azulgrana que nos saca del tiempo histórico, y nos mete en el tiempo mítico. Ahí no hay nacionalidades, ni edades diferentes ni nada. Somos Cuervos sobre el largo cable de luz de una carretera donde el sol y el cielo se tiñen con los colores del Ciclón.

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VIGGO:

Tenés toda la razón del mundo en lo que decís de Lammens, Fabián. Hace unos días le escribí dandole a él y a Tinelli las gracias, diciendo, entre otras cosas:

“¡felicitaciones, campeones! como todos los cuervos del mundo, vivo estos días una felicidad absoluta, un sueño hecho realidad. gracias por todo lo que han hecho para ayudar a crear las condiciones perfectas durante los últimos años para que san lorenzo pueda volver a ser un club mundialmente reconocido y respetado… la memoria de las hazañas cuervas de 2014 durará para siempre, pero la intensidad de la presente euforia bajará poco a poco, así que ¡disfruten de estos momentos! lo lindo en la vida, como lo feo, pasa rápido.”

Lo que escribiste sobre el Pipi y el CASLA en el Perfil de ayer es buenísimo che. Ahí va, para los Cuervos que nos leen, y que posiblemente no vieron tus lindas palabras:

(http://www.perfil.com/deportes/El-hombre-ilustrado-20140817-0044.html)

El hombre ilustrado

Por Fabián Casas

17/08/2014

Si no me equivoco –porque no lo he vuelto a leer desde que soy chico–, hay un libro de Ray Bradbury que se llama El hombre ilustrado. Es la historia de un hombre que tiene todo el cuerpo tatuado y cada tatuaje es una historia. La primera vez que entrevisté a Leandro Atilio Romagnoli fue en el Balneario 12, en Mar del Plata, él estaba en malla y me llamó la atención las caras inmensas de sus dos progenitores tatuadas casi a tamaño natural en su pecho. Me imaginé a la mujer del Pipi conviviendo en su intimidad con la mirada clavada de sus dos suegros. Le comenté eso al Pipi y me dijo: “Nunca lo pensé”, y se rio. San Lorenzo es una construcción colectiva que abarca miles de espíritus, miles de historias, pero como el periodismo necesita sintetizar, yo creo que el Pipi Romagnoli es una persona en la cual se puede metabolizar todo el aleph de sucesos y sensaciones que pasaron por la mente azulgrana el miércoles pasado. Él ya es, como el personaje de Richard Matenson, leyenda. Encarnó el desparpajo adolescente a la hora de jugar en sus partidos iniciales, y la habilidad del enganche que tanto extraña uno en el fútbol mundial. Es un hombre del club que puede resignar dinero pero nunca gloria, y que nos sacó del descenso hace apenas dos años –recuerdo su apilada mortal para el gol de Gigliotti contra el Newell’s de Martino, nada menos–; y lo que jugó en el primer tiempo contra el Bolívar, en ese partido perfecto del Casla. Como escribió Joseph Conrad de Lord Jim, los Cuervos sentimos que el Pipi es “uno de los nuestros”. ¿Qué significa eso? Que es un simple mortal con un corazón grandísimo para jugar al fútbol. A diferencia de esos jugadores maquetados que parecen ultramodelos de viedojuegos, hechos de materia virtual, el Pipi es de carne y hueso. Y uno de los misterios más grandes de la humanidad no es que las computadoras piensen como los hombres, sino que la carne pueda engendrar pensamiento y electricidad. Como el Espíritu, el Pipi sopla donde quiere.

P.D.: 19/8/2014. Volvió Leandro Attilio Romagnoli, pagando por poder seguir con San Lorenzo y jugar el Mundial de Clubes en diciembre. La directiva del CASLA aportó un poco también, para ayudar a pagar el monto que exigía la directiva del Esporte Bahía por la desvinculación de nuestro volante emblemático. ¡Qué grande sos Pipi! Y gracias al club brasileño por bajar el precio de la recisión de contrato para que el ídolo Cuervo pueda volver a Boedo.

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