Madera circular

Fabián Casas y Viggo Mortensen

(6-10/7/2014)

FABIÁN:

Hola hermano, es domingo, son las siete de la tarde y acabo de bajarme tres whiskys de un tirón porque hace un frío de locos desde anoche y hoy, bajo una lluvia pegajosa, fui a la casa de mi viejo y lo que vi ahí me desintegró. ¿Viste que Walter Benjamin decía que los soldados que volvían de la Guerra Mundial volvían callados, sin saber cómo adaptarse? Bueno, algo así me pasó a mí después de ver a mi viejo hoy.

(Walter Benjamin)

No lo veía hace una semana, más o menos, pero estaba con una barba blanca muy espesa y envuelto en un montón de sábanas, frazadas y demás cosas encima de su cama. Estaba durmiendo. Alrerdedor de la cama había, amontonados, un sinfín de diarios y revistas que viene coleccionando desde tiempos inmemoriales. Para poder avanzar en su pieza y despertarlo, hay que hacer rafting sobre esos diarios que se apilan atrapándolo. Mi viejo está envuelto en un nihilismo feroz. Ya no le importa mucho nada, sus amigos del barrio de Boedo murieron, le cuesta salir de noche para ir a bailar tango y el frío de estos meses lo metió para adentro. Llegué, lo hice bañarse, lo afeité y le cociné ravioles. Comimos en silencio. Me mostró unos collage que estuvo haciendo con material que recorta de los diarios y revistas que tiene en su pieza, son pedazos de madera -que no sé de dónde sacó- circulares -es decir, son las ruinas circulares, como el relato de Borges- en los cuales pega fotos de modelos, de vedettes, de jugadores del CASLA, de amigos de él y les agrega pedazos de frase, de títulos de los diarios, los hace hablar, de alguna manera está haciendo un arte salvaje y definitivo, es el arte de la soledad más profunda, es la despedida de la tierra. En un momento me dijo que le fuera a buscar más caramelos de miel y que le comprara maderas circulares para seguir con los collages. “Papá, hoy es domingo, está todo cerrado, ¿dónde te voy a poder comprar madera circular?, es imposible”, le dije. “Ah, es domingo, cierto”, me dijo. Me preguntó si había algún partido en la tele y le dije que hoy no había ninguno.

Ayer por la tarde, Viggo, vi el de la Selección, un partido que ganó el equipo de Messi, para mí con justeza. Pensé, mientras lo miraba, que me gustaría poder mirar así los partidos del CASLA, tranquilo, disfrutando del juego, sin nerviosismo, pero no puedo. Cuando juega el CASLA me vuelvo loco. En cambio, por más que me esfuerce, con la selección argentina no me pasa lo mismo. Argentina es mi país, pero el CASLA es mi club y mi club es mi barrio donde nací: soy un patriota del barrio de Boedo y nada más.

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VIGGO:

Buenos días, Cuervo. Te escribo desde el bosque. Esta respuesta te la enviaré cuando vuelva al pueblo esta tarde, cuando pueda hacer una conexión con el internet. Ahora me conecto con vos. Mañana empieza el rodaje. Es un proyecto ambicioso el que emprendemos. Trabajaré casi toda la película con seis “hijos” que tienen entre seis y dieciocho años, viviendo juntos en un gran “tipi”, cazando ciervos y otros animales, cultivando verduras, viviendo de la naturaleza. Tenemos montones de libros, los “hijos” leen a Schopenhauer, Chomsky, Sócrates, Einstein, Yeats, Shakespeare, Borges, y hablan de todo tipo de filosofía, ciencias, poesía, etc. Su “madre” y yo les enseñamos, no van a otra escuela, no tenemos tele. Jugamos al fútbol, trepamos montañas, pescamos, nadamos, construimos nuestras vidas de manera colectiva y eficaz, sin molestar a nadie. Discutimos las cosas, todos tienen derecho a opinar, no hay tema que no se pueda abarcar. Nuestra familia es una verdadera democracia, y el método socrático prevalece en todas nuestras actividades. Al comienzo del cuento de esta peli, parece que hemos hecho tangibles y funcionales las ideas detrás de la “República” de Platón. Pero llega un momento en el que todos tenemos que salir del bosque, y el choque con la sociedad moderna nos trae problemas de convivencia y una crisis filosófica. Después te cuento más.

La visita con tu papi me trae en mente momentos parecidos con mis padres, con mi abuelo y con otros seres queridos que han sufrido lo que nos parece ser un nublamiento, una pérdida de fuerzas mentales, un lento adiós. Siento profundamente lo que le está pasando a tu padre, y sobre todo lo que provoca en vos. Es duro no conseguir el mismo tipo de comunicación, ese vínculo relativamente fácil que siempre tuvimos con estas personas que conocemos y que nos conocen tan bien. Es duro, pero no quiere decir que se haya perdido la posibilidad de entenderse, incluso cuando ya no quedan palabras y las miradas se pierden en las cortinas o en la oscuridad. Esas maderas circulares que precisa tu viejo… creo que somos eso, distintos círculos de madera que ruedan o no, que se pueden pintar o decorar, que son jóvenes y flexibles o secos y frágiles, pero siguen siendo madera redonda, fragmentos de grandes árboles que siempre crecieron y que seguirán creciendo, que nos pueden hacer recordar y oler los bosques y tablones de nuestra infancia. Te quiero, hermano.

Como tengo en mente lo de los pensamientos y sentimientos vinculados a nuestros padres, y al mismo tiempo el desafío cinematográfico que tengo por delante ahora mismo, me viene en mente una cosa que dijo el director italiano Michelangelo Antonioni:

“Hollywood es como estar en ningún lugar hablando a nadie sobre nada.”

Yo remplazaría la palabra “Hollywood” con la palabra “Vivir” en esa cita bastante pesimista del autor de “Las amigas”, “El eclipse”, “La noche”, “L’Avventura” y “El reportero”, entre otras películas. Tenemos la oportunidad, pero nunca la obligación, de buscarle el sentido a la vida, de intentar hablar a cualquier persona en cualquier lugar de algo que nos ayude a entendernos.

Veo que intentaste entusiasmarte con lo del Mundial y la Selección después de nuestra última charla, pero que no llegaste a sentir la pasión que te trae el Ciclón. Te entiendo. San Lorenzo es un sentimiento único y profundo, como hemos dicho tantas veces, un sentimiento que compartiremos siempre. No es lo mismo, pero el Mundial me gusta por lo dramático que tiene, el teatro -no siempre bueno pero casi siempre interesante a nivel humano, sociológico- que nos presenta. Alemania va a jugar contra Brasil en la primera semifinal, y creo que los hermanos sudamericanos van a sufrir en ese partido, a menos que la suerte con los árbitros y el patriotismo los acompañe. A los tudescos no creo que el patriotismo del anfitrión los vaya a descolocar. Son muy profesionales los alemanes, y saldrán a controlar el partido desde el vamos, con los nervios bajo control. Incluso con Neymar, si pudiera jugar, creo que Alemania sería un equipo superior. Me gustaría ver una final entre Argentina y Brasil, pero no confío en que la Verdeamarela pueda avanzar. Ya llegaron lejos con un equipo relativamente mediocre. Argentina tampoco lo va a tener fácil contra Holanda, una selección que ha demostrado tener mucha garra y buen juego de toque en este torneo. Van Gaal, el DT de la Naranja, es muy vivo y el miércoles va a presentar un equipo muy bien preparado en lo táctico y lo psicológico. Si no juega Di María, Messi va a tener que ponerse el equipo al hombro otra vez, pero hay que decir que Sabella lo hizo muy bien en el partido de cuartos contra Bélgica. La defensa estuvo impecable, y los belgas casi no llegaron al arco de Romero. Demichelis fue una buena apuesta en ese partido, y creo que el equipo va agarrando un ritmo colectivo bastante bueno. Ya era hora. A ver si las seminales nos regalan un lindo fútbol, dos partidos de alto nivel técnico y juego limpio.

El juego limpio no parece interesarle mucho a la familia Grondona y sus amiguetes. ¿Viste este reportaje en Olé?:

Aparecieron entradas en la reventa a nombre de los Grondona y Humberto se defendió. Barras, con tickets de la AFA.

El apellido Grondona apareció ayer en medio de una investigación por reventa de entradas. Una, a nombre de Julio Humberto, fue comprada por un argentino que vive en Brasil. Era para el partido inaugural. Mientras que otra hincha argentina difundió, a través del periodista Andrés Burgo, otra entrada que aseguró haber comprado en la reventa para el encuentro con Suiza. Y estaba a nombre de Humberto, hijo del capo de la AFA y DT de los juveniles. Anoche, mientras esto se denunciaba por TyC Sports, el propio Humberto llamó al canal para hacer su descargo y discutió al aire con el periodista Gustavo Grabia: “Esto es una barbaridad. Quiero que me traigan a esa chica. Yo le vendí las entradas a un amigo íntimo, todo el pack de la primera ronda más el partido de octavos. Y él vino a Brasil con un amigo. Como instructor, tengo acceso a una cantidad de entradas y las compré para casos como éste, cuando me piden mis allegados. Obvio que se las di al mismo precio que yo las había pagado. Cuido mucho el apellido y no me voy a ensuciar con algo así. Ahora tengo en el bolsillo para cuartos, semi y final, pero las quemo antes que entregarlas”, dijo desde Belo Horizonte.

La realidad es que la investigación continúa, no sólo por este caso sino por otras irregularidades que descubrió la Policía brasileña, que acaba de desbaratar una banda a cargo del empresario argelino Lamine Fofana, vinculado desde hace años al fútbol mediante la prestación de servicios.

En la redada se confiscaron cientos de entradas reservadas por FIFA. Ah, Fofana se alojaba en Río de Janeiro en el mismo hotel que la dirigencia. “El no es el pez gordo. Sospechamos que ése es un alto dirigente de FIFA sobre el que todavía tenemos que probar cosas”, dijo el fiscal del caso, Marcos Kac. Para ratificar esta línea, el comisario a cargo de la investigación, Fabio Barucke, aseguró al diario Folha de Sao Paulo: “Tenemos información sobre un poderoso integrante de la FIFA que participaría de la trama. Intentamos confirmarla para llamarlo a declarar”.

Por otro lado, en Viamonte deberán lidiar con otro frente abierto: Diego Goncebate, jefe de la barra de Lanús y atrapado por la Policía brasileña tras el match con Nigeria en Porto Alegre, tenía en su poder tickets categoría tres (populares) a nombre de la AFA y derivadas a su vez a la Asociación Cordobesa.

Hinchadas Unidas Argentinas (agrupación de la que Goncebate forma parte) había asegurado en la semana previa al Mundial que poseía 150 entradas derivadas por AFA. Y había enojo porque, decían, les habían prometido 500 y el faltante había pasado a las barras de los equipos grandes para el negocio de la reventa.

Olé logró averiguar por entonces que en realidad la cantidad de tickets en manos de los violentos no bajaba de 300. La AFA negó todo aunque dos semanas atrás este medio mostró con imágenes la cantidad de integrantes de grupos violentos que había en los estadios, y coincidía con el número publicado. Por entonces, el Ministerio de Seguridad le había pedido a la AFA que le mandara la nómina de quiénes tenían las entradas que había recibido. Y la respuesta fue un listado con nombres de directivos, allegados y federaciones. “No salió ni una para los barras. Si otra federación las entregó, hay que investigarla”, le dijo a Olé una alta fuente de AFA, deslindando responsabilidades.

Murió el gran jugador y técnico (fue el DT del Boca campeón de 1969, y de la edición de River Plate de 1981) Alfredo Di Stefano. Solo lo he visto jugar en las películas en blanco y negro que uno puede encontrar en internet, donde aparece con el Real Madrid y con la selección española. Ahí en esas viejas grabaciones uno puede ver que Di Stefano tenía una extraordinaria facilidad con la pelota y una inteligencia al “leer” la cancha y medir el equipo rival. En algunos momentos parece que tiene una marcha más, como si viniera de otro mundo para transmitir instrucciones para jugar al fútbol de una manera diferente, con más libertad de movimiento y astucia matemática -igual que Maradona, Pelé o Cruyff en sus momentos de gloria, o como Messi ahora. Esto es lo que escribió hoy en El País Javier Marías sobre “La Saeta Rubia”, como lo llamaban a Don Alfredo:

http://deportes.elpais.com/deportes/2014/07/07/actualidad/1404759077_669001.html

El agradecimiento que jamás se salda

A quienes alcanzamos a admirar a Di Stéfano (y más aún si éramos niños y adolescentes), es difícil convencernos de que haya habido mejor futbolista a lo largo de la historia

-Javier Marías

(7/7/2014)

(Di Stéfano, con dos balones, en junio de 1956 en París. / AFP)

En el fútbol hay poco objetivo, por más que los goles, los puntos, los triunfos, las derrotas, las eliminaciones y los títulos den a entender lo contrario. Se equivocan quienes afirman que nadie se acuerda de los finalistas ni de los segundos. Los que vimos a la Holanda de 1974 la conservamos en la retina mucho más que a la Alemania que la venció en el último y crucial partido. Se nos desdibuja hasta Beckenbauer, mientras que Cruyff, Neeskens y Rep aún bailan en nuestra memoria. Así, a quienes alcanzamos a admirar a Di Stéfano (y más aún si éramos niños y adolescentes), es difícil convencernos de que haya habido mejor futbolista a lo largo de la historia. En cuantos han venido después, algo echamos siempre en falta, por comparación o por nostalgia. No es fácil saber qué exactamente. A Pelé nunca tuvimos mucha ocasión de contemplarlo, pero digamos que al lado de Don Alfredo nos parecía frívolo. El que más se le aproximó fue tal vez Cruyff, porque lo igualaba en inteligencia; probablemente no, sin embargo, en capacidad organizativa ni tampoco en amor propio (o fastidio ante la derrota, si se prefiere). Maradona fue sin duda más rápido y habilidoso, pero siempre dio la impresión de ser corto de luces, pendenciero y poco noble. Es seguro que Messi es más malabarista y más mortífero, pero le falta humanidad o acaso es entendimiento: se lo ve demasiado ajeno a todo, como un autómata portentoso algo desatendido del conjunto del juego y de sus compañeros.

Todo esto es muy subjetivo, ya digo. A los ídolos de la niñez es casi imposible desplazarlos, y en cierto sentido Di Stéfano compartía honores con el Capitán Trueno, y D’Artagnan, y Miguel Strogoff, y Sandokan. El físico no lo acompañaba: su prematura calva lo hacía parecer demasiado mayor a los ojos infantiles, no era sencilla la identificación inmediata. Eso quedaba paliado, compensado, por la generosidad y la nobleza que transmitía. Las masas lo adoraban, pero jamás tuvo aires de divo. Su genialidad era incuestionable, y él, no obstante, insistía en la importancia de los compañeros sin falsa modestia, consciente de que él solo no bastaba. De tanto en tanto se le veían malas pulgas (una bronca a un defensa del equipo; una advertencia a un contrario, con ojo airado o irónico); qué menos que un héroe capaz de imponer su autoridad o su saber, o de pararle los pies a un rival irrespetuoso o sucio. También uno esperaba de D’Artagnan y del Capitán Trueno que supieran defenderse y escarmentar al que se lo mereciera.

La estampa de Di Stéfano sobre la hierba pertenece a la estirpe de los grandes actores tan reconocibles.

En alguna ocasión he escrito que a los futbolistas se los reconoce en seguida por los andares y por cómo corren, como a los actores de cine inolvidables. ¿Quién no es capaz de representarse al instante los pasos de John Wayne, Henry Fonda, Cary Grant, Gary Cooper o James Stewart? La estampa de Di Stéfano sobre la hierba pertenece a esa estirpe. Quien lo vio lo sigue viendo: lo ve avanzar con el balón o sin él, dar un taconazo o colarse por sorpresa entre los defensas contrarios; impartir órdenes a sus compañeros o parar el balón y retenerlo bajo el pie —imponiendo una inverosímil pausa— en un momento de desconcierto o desarbolamiento; lo ve regatear sin florituras o rematar de cabeza, o celebrar un gol con los dos brazos en alto y un saltito, su forma tan característica, el gesto breve y sin excesos. Yo lo veo, sobre todo, llegar solo con la pelota a la portería desguarnecida, tras superar a todos los adversarios. Detener un segundo el balón ante la línea de meta, el mínimo tiempo justo para que cien mil almas contuvieran el aliento y pudieran preguntarse: “Pero a qué espera?”. El tiempo justo para que el gol inminente no fuera gol todavía. Y entonces, con la suela de la bota, hacer traspasar el balón suavemente esa línea, sin impulsarlo al fondo de la red, en modo alguno: sólo hacerlo cruzar la raya blanca y dejarlo allí depositado. Él ha cruzado ahora esa raya y está dentro de la meta, para siempre, con nuestra mayor gentileza y afecto, el imborrable recuerdo y el agradecimiento que jamás se salda.

Escribe muy bien Javier Marías. No sé si es lo mejor que se dirá esta semana sobre Di Stefano, pero me gusta el punto de vista de este escritor sobre la gran leyenda del Real Madrid. Tampoco sé si es el mejor video de Di Stefano, pero acá te paso un enlace con 64 de sus goles y algunas otras de sus jugadas en España:

Hoy escuche el partido de semifinales del Mundial entre Alemania y Brasil, y recién, después de volver del rodaje, vi la retransmisión del encuentro en la tele del hotel. No sé si lo pudiste ver. Como te decía, Brasil me parecía débil en este torneo. No me sorprendió que ganaran los alemanes, pero la cantidad de goles que hicieron sí. El DT del Chelsea, José Mourinho, que dijo ayer a los medios que Brasil iba a ganar el mundial (“Creo que el final de la historia será Brasil campeón del mundo, porque lo están dando todo por la competición y por su país”) queda un poco ridículo ahora. Supongo que el megalómano de Setúbal se sumará a los que lo están destripando a Scolari después de la derrota contra Alemania. Un día puede que lo veamos a Mou entrenando a la selección de Portugal (o de Brasil o Inglaterra, ¿quién sabe?), pero ahora le toca controlar su envidia y ansiedad por ser protagonista.

Mañana intentaré escaparme del rodaje cuando pueda para ver la otra semifinal entre Argentina y Holanda. Creo que puede ganar Argentina, pero será un desafío muy duro. Quiero que Messi y sus compañeros puedan jugar la final contra los alemanes para tener la oportunidad de vengar la derrota mundialista de 2010 a manos del equipo de Löw.

(3/7/2010…)

P.D.:

¡Vamos a la final! Estuve rodando hoy en el bosque, pero el productor me prestó un cachivache que te engancha el partido en vivo de alguna manera (para mí muy misteriosa) y te lo deja ver perfectamente aunque no haya cobertura. Me perdí algunos momentos, pero entre nuestras tomas y cuando cambiaban la cámara de lugar pude ver mucho de lo que pasó. La tanda de penales (que tanto odio) nos sonrió esta vez. Romero estuvo enorme ahí, manteniendo intacto el sueño de la Albiceleste. Durante el tiempo reglamentario Mascherano la rompió en mil pedazos, como un guerrero a la antigua. Si no fuera por él, Robben hubiera metido al menos un gol. Ese holandés es muy peligroso, pero como se tira a la pileta todo el rato, me da un poco de asco. También es muy morfón con la pelota. No sé si Mascherano debería haber entrado enseguida después del “knock-out” que sufrió en el choque con Wijnaldum -me parece que hay que cuidar el coco del jugador mejor en la FIFA, tomar más precauciones después de tal golpe- pero la verdad es que jugó un partidazo en toda la cancha el defensa del Barcelona.

Paramos el rodaje para ver los penales, ahí en ese lugar tan lindo, con algunos del equipo mirando conmigo la pantallita para ver porque yo estaba dando mil vueltas ansiosas alrededor del pino bajo el cual mirábamos el aparato. Brillaba el sol, los pájaros cantaban, y se oía, muy bajito, el comentario en inglés que salía del cachivache que nos traía las imágenes desde São Paulo. Cuando grité a todo pulmón, después del gol de Maxi Rodriguez, “¡¡¡Aguante Argentina!!! ¡Ahora Alemania, la reconcha de su madre!”, mis compañeros de rodaje se quedaron atónitos. Ninguno de los presentes hablaba castellano. Cuando los jóvenes actores que hacen de mis hijos en la peli me pidieron una explicación, les dije que no tenía traducción la frase. Y entonces me calme y seguimos rodando nuestra escena, un momento bastante serio de nuestro cuento. Me costó un esfuerzo esconder el alivio y la felicidad que sentía, pero al final pude tapar la sonrisa que florecía dentro de mí y pudimos hacer las cosas bien. Por cábala, y con la bendición del director, había metido una remera de la selección al lado mío durante lo que estábamos rodando. No sé si se verá en la peli, pero nos acompañó y nos dio suerte el escudo.

Por cierto, estamos rodando en una zona hermosa. Esta es la ruta al laburo esta semana:

Hubiera preferido que Argentina y Holanda jugaran hasta hacer un verdadero gol, pero me quedo, claro, con la victoria de Argentina por penales y la oportunidad que le da para pelearle el campeonato a Alemania. Casi todo el mundo considera claros favoritos a los alemanes, y eso le puede dar cierta tranquilidad a la selección argentina. La presión la tendrán los europeos. Los anfitriones deben estar sufriendo aún más que ayer viendo que hoy Argentina ha alcanzado la final en el Maracaná. Si Messi y sus compañeros ganan la copa el domingo no quiero imaginar lo que se siente en Brasil.

(Romero mete a Argentina en la final)

P.P.D.:

¿Viste que el Pitu Barrientos vuelve a San Lorenzo? ¡Qué buena esa noticia! Queda poco para la semifinal que más nos importa…

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FABIÁN:

Hola Viggo. Hoy, en el banco donde fui a sacar plata, el tipo de seguridad que es un Cuervo enfermo -como vos y yo- me mostró en su teléfono la foto donde estamos los dos con el cartel, en Cannes, pidiendo la Copa. Me dijo; “No veo la hora de que termine este Mundial y que ganemos la Libertadores”. Le dije que me pasaba lo mismo.

Ayer fue, al comienzo, un día luminoso, de sol. Me levanté a las seis de la matina para llevar a Rita a correr al parque. Después me encontré con mi hermano Juan y fuimos a la casa de mi viejo para reacondicionarle la pieza, limpiarle la casa y, junto a un electricista amigo, colocarle una estufa nueva y el sistema de luces para que pueda leer sin prender fuego por una chispa la pieza donde tiene hecho su nido. Así que aunque no le gustó mucho, le sacamos millones de revistas, diarios, bocetos, publicidades, cuadernos con textos escritos por él, objetos no identificados, un consolador (objeto sexual que usara con las viejitas con las que bailaba tango) paquetes vacíos de Viagra, aspirinas, bolsas de todo tipo, restos de comida en estado de putrefacción. Barrimos la pieza, le cambiamos toda la ropa, le reacomodamos los muebles, le tiramos una heladera rota que tenía en el patio no se sabe por qué, y un sillón inmenso que estaba destruido. En medio de todas estas cosas encontramos un libro mío, con una dedicatoria que le hice. Después lo sacamos a almorzar y comimos en un bar Cuervo que hay a la vuelta de casa. Ahí tuve la primera conmoción del día. Me encontré con dos amigos de Boedo que no veía desde hace casi 20 años y que fueron muy importantes en mi adolescencia. Cuando los abracé me sorprendí llorando. Nos abrazamos los tres mucho. Todos teníamos puesta ropa del CASLA, Yo un buzo, ellos remeras, mi hermano una campera de San Lorenzo, mi viejo su buzo del CASLA. En fin, después de dejar a mi viejo durmiendo en su casa, volví a la mía, me cambié la ropa sucia (post tenebras lux) y me fui a ver el partido a la casa de la mamá de Guada. Esta vez me puse nervioso. Fue un partido de ajedrez, muy medido, en el que Argentina se mostró bien como equipo. Compacto, sin depender tanto de Messi aunque él es el que tiene que hacer la diferencia casi siempre. De todas formas, pienso que aunque no la rompa, él tiene un campo gravitacional que hace que el otro equipo contrario no se suelte, no es lo mismo que esté jugando o no. Yo creo que para Alemania, Argentina es el peor rival. Y para los brasileños es la continuación de esta pesadilla de un mundial que nunca se tendría que haber jugado ahí.

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VIGGO:

Dale un beso a tu papi por favor. A ver si lo veo en octubre cuando presentamos a “Jauja” en Buenos Aires con Lisandro. ¿Podríamos ir con tu viejo a la pizzería San Antonio si te parece?

Estoy harto de la gente que dice que Messi defrauda en este Mundial. Incluso el goleador del Mundial de 1978, Mario Kempes, se subió al carro diciendo que “tiene que aparecer el 10 de Argentina”. ¿No ven que Messi arrastra a 3 o 4 jugadores del otro equipo por toda la cancha, y que a pesar de eso sigue desequilibrando al rival y alimentando el ataque de Argentina? ¿No ven que tiene que pasar siempre por un laberinto de patadas y codazos cada vez que arranca con la pelota -y que no se la pasa todo el partido quejándose de las palizas que recibe, como lo hacen tantos otros delanteros llorones de renombre? ¿No ven los pases que da, las jugadas de gol que arma Lionel con su mente extraordinaria que tiene para este deporte? ¿Ya se olvidaron que sin sus goles no hubiéramos salido de la fase inicial de grupos? Sabella hace bien en ponerlo más atrás y utilizar lo que tiene de equipo para prevenir los ataques por el rival en el área de Romero. En los últimos dos partidos Argentina se lo puso muy difícil a Bélgica y Holanda, dos equipos de buen ataque que apenas llegaron a tirar al arco argentino. Lo más lindo de todo es que esta Selección es un EQUIPO. Cuando uno se pierde el partido (como Agüero en los primeros partidos, o Di María ayer), o no está fino ese día, otros aportan lo que tienen. Un día lo hace Romero o Higuaín, otro Mascherano, otro el Pocho, o Biglia, o Demichelis, o el mendocino Enzo Pérez que remplazó muy dignamente a Di María, etc. Messi siempre aporta algo positivo. Es un equipo en el que todos ponen huevo, y Messi lo celebra. No es un jugador egoísta, no es un teatrero que se tira al suelo todo el rato como Arjen Robben, Neymar, Cristiano Ronaldo, Luis Suárez y tantos otros cracks. Es un hombre de palabra y un buen compañero que ama su camiseta. Espero que La Pulga le meta cuatro goles a Alemania el domingo, y que vomite hasta hartarse después de cada uno.