Recuerdos Involuntarios

Viggo Mortensen y Fabián Casas

31/3 – 3/4/2013

VIGGO:

Querido Cuervo,

Hoy jugamos contra Newell’s a las 6 de la tarde en Bajo Flores. Espero que el partido sea tan emotivo como el de anteayer entre Colón y Tigre, y que San Lorenzo juegue tan bien en casa como lo hizo hace poco contra River Plate. No podremos ir a la cancha para ver el partido esta vez, pero estaremos juntos, pasándolo bien y/o mal.

Ya tendremos de qué hablar y escribir, pero no aguanto la espera y te paso algunos pensamientos iniciales que poco tienen que ver con el partido o la buena racha de la Lepra bajo la dirección de su hijo predilecto, el Tata Martino. Hablaremos de eso y mucho más cuando nos veamos dentro de unas horas, seguramente, pero ahora vivo la mañana cálida y apenas nublada del Domingo de Pascua acá en Buenos Aires. Encendí la tele y escuché un poco al nuevo papa cantando misa allá en el Vaticano. Tiene una voz suave, bajita, y un latín reporteño. Mientras Francisco hablaba, pensé en los orígenes de la celebración de la Pascua, una celebración móvil (es decir basada no en el calendario civil sino en la primera luna llena después del arranque oficial de la primavera en el hemisferio del norte) que era tanto judía como cristiana – unida – hasta que el Concilio de Nicea le quitó sus aspectos hebreos. Decisión supuestamente razonada (pero sin mucho sentido que yo entienda) de hombres poderosos llenos de prejuicios. Y pensé en Céline. Por la mañana me cuesta mantener una conversación, pero mi cabeza sale galopando en busca de conexiones sin que yo levante un dedo. Pensé en Louis-Ferdinand Céline, sí, por su reputación de virulento judeofóbico. También, como estamos a punto de empezar a rodar la película que escribieron Lisandro y vos, en la que haré de un danés que da vueltas perdidas por el desierto argentino en el siglo XIX, pensé en el rato que Céline pasó en la cárcel en Dinamarca al termino de la Segunda Guerra Mundial. El gobierno francés quería su extradición, pero los daneses se negaron a concederla. Una situación complicada, claro está, pero si hablamos de la libertad de expresión resulta interesante que el país de Kierkegaard le diera una pequeña lección filosófica y moral a la patria de Voltaire. Y entonces me vestí y preparé el mate. Mientras cebaba, salté al trabajo del controvertido escritor. Pensé en su más famoso libro, El viaje al fin de la noche (1932), que releí en 2010 cuando iba construyendo el personaje de ‘Bull Lee’, basado en William Burroughs, para el rodaje de “On The Road”. A Jack Kerouac, autor de ese cuento de viajes tan emblemático de la literatura norteamericana en el periodo de la llamada “guerra fría” — tanto como a Allen Ginsberg y otros compañeros literarios suyos — Burroughs inculcó cierta admiración por la obra de Céline. En El viaje al fin de la noche, ese brutalmente hermoso canto al libre pensamiento y la paz, pude encontrar algunas buenas ideas para mi preparación de ‘Bull Lee’. Creo que una de las cosas esenciales que inspiró a los llamados escritores “Beat” en los EE. UU. fue la importancia que Céline le daba al momento de inspiración, la urgente necesidad de transmitir con completa honestidad el estado de ánimo. Fueron muchos los poetas y novelistas que de alguna manera imitaron con poco éxito el estilo de este gran y controvertido escritor. No basta con ser un poco loco y escribir sin reflexión. Eso no trae mucho más que la prueba de que uno no está físicamente muerto (lo digo sin faltarle respeto a la vida sin introspección, claro, porque la vida es preciosa de todas las maneras). El que quiere romper las reglas como artista, como se ha dicho muchas veces, debería entenderlas al menos un poco antes de mandarse a la carga. Céline era un gran artista, con un sentido musical muy específico. Sabía contar lo más feo sin afear el sentido de sus palabras, sacando, por contraste, una rara belleza de los asquerosos actos y pensamientos de los seres humanos. Su novela Guignol’s band (1944), que podría leerse como un capitulo perdido de El viaje al fin de la noche, es un relato tremendo. Bastante autobiográfico, cuenta lo que hace en Londres un francés veterano de la reciente Primera Guerra Mundial. Es dura y bella la historia. En ella Céline, que decía ser un “instantaneísta” — siempre en busca de la restitución del momento puramente emotivo — dice: “¡La emoción es todo en la vida! /¡Hay que saber aprovecharla! / ¡La emoción es todo en la vida! / ¡Cuando uno está muerto, se terminó!” Tengo esa cita entre mis notas para el personaje de ‘Bull Lee’. También tengo frases sacadas de cartas que escribió, muchas veces hermosas — especialmente a las mujeres. Los que lo odian a Céline sin más no pueden ver en él un gran escritor, no pueden apreciar las flores que llevó en sus manos sucias. A una amiga le escribió esto en 1935: “Querida, dulce querida mía: sé tan feliz como sea posible, a tu manera y según tu ritmo, ya verás que todo pasa, todo se arregla, nada es esencial, todo se reemplaza salvo el pobre refugio donde todo se transpone y se olvida…”

Céline y un colega)

Desde la cárcel en Dinamarca, en 1945, ya cansado y mentalmente acorraldo, escribió: “Abandoné el tren de los hombres y la mujeres, me resultaba muy trabajoso y brutal.”

Ahora voy para allá y nos preparamos para ver a nuestro amado Ciclón.

(…continúo, 1/4/2013:)

Primero, ¡Feliz cumpleaños número 105, Cuervo! Hoy me levanté un poco deprimido por la derrota contra Newell’s y la detención de Migliore, pero hay que recordar la fundación de nuestro club con toda la felicidad y agradecimiento posible, como siempre.

Ninguno de los dos, seguramente, queremos hablar de ayer, del partido que perdimos y el lío posterior con nuestro arquero, pero vamos a hacerlo, ¿no? Cuando leí en la prensa previa al partido que volvía Heinze, sentí algo… ¿viste que al llegar a tu casa te dije que iba a jugar el Gringo? Bueno, la Lepra no ganó solamente por la presencia de este jugador, pero la verdad es que protegió a su equipo muy bien. No entiendo porque San Lorenzo estuvo tan tímido arriba casi todo el partido. Al final empezó a presionar como lo había hecho tan bien contra River, pero ya era tarde. Sé que no teníamos un enganche de verdad – capaz que Piatti tenía que haber jugado todo el partido, qué sé yo… hablar del partido ahora, te digo de corazón, es difícil. Las palabras no me salen con entusiasmo. Tengo ganas de luchar contra la sombra que crece a mi alrededor esta mañana lluviosa del 1 de abril, pero siento que hago poco más que documentar mi desilusión. Espero que se estén riendo otros, porque yo no puedo justo ahora. Soy malísimo jugador de poker, no puedo ni esconder ni ignorar lo que siento. ¿Podés seguir vos, hermano?

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FABIÁN:

Cuervo: uno pasa cumpleaños felices y otros para olvidar. Pero el club igual es algo que nos trasciende a todos, trasciende haber perdido un partido que merecíamos empatar — nunca ganar — y trasciende la desgraciada noticia de la detención de Pablo Migliore.

(Beto y Bambi después del partido)

Supongo que la Justicia determinará qué es exactamente lo que pasa. Pero uno — independiente del caso Migliore — puede opinar sobre esta lacra social que son lo barrabravas. Estoy convencido que para la gran mayoría de la sociedad no son un problema grave. Si no no hay explicación para que no surja una voluntad política que los erradique del todo. Para algunos dirigentes y para los políticos, los barras, como sabemos, son mano de obra para cuando tienen que apretar clavijas. Los barras no son hinchas de ningún club, no les interesa ver el partido, por lo general están de espaldas a este y sólo alientan porque cobran guita para hacerlo. Cómo puede ser que exista una entidad que se llama Hinchadas Unidas Argentinas y que fueran al mundial pagados por gente del gobierno nacional para alentar a la selección de Maradona. Yo soy hincha de un club, del CASLA, pero no se me ocurre que mi club o un gobierno financie mi pasión. Los gobiernos deberían ocuparse de que las personas — todas — tengan sus necesidades básicas garantizadas. Ir a hinchar por un club, que yo sepa, no forma parte de un derecho establecido por las Naciones Unidas. De manera que los barras subsisten porque en el imaginario popular son un mal necesario. Y la verdad es que no, no son un mal necesario, son una forma aberrante y degrada de la corrupción política argentina. ¿Podríamos terminar con el hambre? Sí, pero no se hace esto porque los pobres son funcionales para los intereses populistas de los gobiernos. Cuando San lorenzo jugaba con equipos juveniles, la hinchada cantaba, vamos vamos los pibes. Desde hace semanas que escucho en las radios, en la tele y en todos lados, vamos, vamos los pobres. Todos se compadecen de los pobres, todos quieren una iglesia para los pobres. Cuando alguien quiere algo no lo declama, lo hace. Si querés terminar con la pobreza, no decís que el capitalismo ordenado es lo que nos toca. El capitalismo nunca puede ser ordenado porque en su esencia está la división natural entre ricos y pobres. Es inmoral que poca gente tenga mucho y mucha gente no tenga nada, pero no se debe por esto hacer un marketing de la pobreza. Cuando más nos llenamos la boca hablando de los pobres, menos se hace para mejorar la situación de nuestros semejantes. Muchos barras surgen de la pobreza. No pueden elegir un destino, están alienados. Es hora que los clubes cumplan una función social clave en nuestra sociedad, no formando o fomentando barras sino creando individuos justos, honestos que piensan en los demás. Qué mejor que la atracción del fútbol para difundir estos valores de estar siempre en estado de servicio para los demás. Pero servicio en serio.

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VIGGO:

Totalmente de acuerdo, Fabián. Hemos hablado un poco en esta columna de las barras, y de la falta de participación seria de parte del gobierno federal tanto como regional — y de la Ciudad de Buenos Aires si hablamos de, por ejemplo, Boca, San Lorenzo y los otros 3 “grandes” — para cambiar la lamentable situación institucional del deporte rey en Argentina. Creo que fue después de la vergonzosa destrucción en el Monumental y Núñez cuando Belgrano lo mandó a River a la B en 2011 que hablamos bastante del tema.

La Presidenta de la Nación ha hecho muchas cosas buenas y serias para ayudar a los ciudadanos más marginados, a los niños en muchos lugares, y ha logrado cosas importantes en cuanto a los sistemas de salud, comunicación y educación. Como sabemos, el fútbol es una preocupación diaria para gran parte de la población, y una pieza fundamental con respecto a la identidad cultural del país. En el mundo, a Argentina se la relaciona tanto con el fútbol como con el tango y el buen bife.

Si Cristina Fernández de Kirchener puede hacer tantas cosas positivas con respecto a los derechos humanos, si puede conseguir la Asignación Universal por Hijo, el programa Conectar Igualdad, la reforma del Banco Central, reestatizar fondos jubilatorios, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, leyes para el matrimonio igualitario, aumentar los presupuestos para ciencia e investigación, para la protección del medio ambiente, reforzar las relaciones con otros países latinoamericanos y tantas cosas más…también puede enfrentarse al problema de las barras en este país. A los barrabravas hay que identificarlos, nombrarlos, vigilarlos sin parar, y castigarlos como a cualquier criminal cuando lo merece. Y la Presidenta también puede bajarlo varios peldaños al casi omnipotente “capo di tutti capo” de la AFA, Julio Grondona y su manga de serpientes. No hay que esperar a que se retire dentro de dos años de la AFA ese bicho que tanto daño a hecho a la cultura del fútbol en Argentina. Si la Presidenta no hace nada con el tema de las barras y la AFA, su legado no será mejor que el de Macri en los ámbitos tan visibles que son la estructura institucional y la seguridad en el fútbol. Algo tan importante para la sociedad merece mucho más cuidado y amor. Los clubes, como decís, pueden hacer las cosas mucho mejor — el nuestro también — para erradicar el poder de las barras. Pero no lo pueden hacer sin una seria intervención policial apoyada por legislación y apoyo estatal. Es así la cosa, hay que poner huevo. Así se limpiaron las escandalosas situaciones en Inglaterra y España durante los ’80 y los ’90. Cuando digo “intervención policial” hay algunos que dirán “¡Uy, no Viggo, a la dictadura no queremos volver!” Nada que ver. No es cuestión de montar un estado totalitario para poner “orden” (la excusa eterna de los fascistas en todo el mundo, también en los EE. UU., para machacar a la gente y favorecer a las oligarquías). Lo que falta es la voluntad política para proteger a los hinchas, a los clubes y al deporte. Tampoco estoy de acuerdo con los que dicen que Argentina es diferente culturalmente, que no se puede con ese problema, no se puede alterar la “pasión latina”. Esa es una débil excusa para seguir igual con todo. Dijeron lo mismo con respecto a España y su cultura, pero la cosa se cambió porque la gente lo exigió y el gobierno actuó. Me parece que también hay complicidad (o, por lo menos, vagancia) de parte de intelectuales, algunos de ellos periodistas, en esto. Como durante la dictadura acá — o en EE.UU. durante las presidencias de Johnson y Nixon con respecto a la Guerra de Vietnam, o durante la de Bush, junior con respecto a la invasión y ocupación de Irak — los que sabían lo que ocurría y formaban las opiniones del pueblo con lo que escribían y decían en los medios de comunicación siempre apoyaron en su gran mayoría a la mala gestión y la injusticia porque fueron cobardes y comprados. A ver si la presidenta da el ejemplo y hace algo. Ya es hora, y el pueblo se lo agradecerá. Sí, se puede.

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FABIÁN:

Viggo: creo que estamos de acuerdo en esto de los barras. lo que decís me parece impecable. Hoy, durante todo el día, mientras manejaba el auto, con Anita en el asiento trasero, puse un disco genial de un cantante uruguayo que se llama Eduardo Darnauchans, el Darno, le decían. Para mi es un músico extraordinario. Siempre que se habla de él, uno tiene que decir, mezcla de Nick Drake y Bob Dylan, pero no es cierto, aunque la melancolía de sus temas se acerquen al autor de “Pink Moon”, lo cierto es que Eduardo Darnauchans fue un cantante de cierta gola isabelina en su voz, un especie de trovador medieval que cantó en Montevideo y que sacó pocos pero contundentes discos y que se parece sólo a sí mismo.

(el Darno)

Hoy escuché “Sansueña” y ayer “Entre el micrófono y la penumbra”. “Canción de muchacho” es otra de sus obras memorables. Te recomiendo todos sus discos. Yo lo entrevisté poco antes de que muriera muy joven, a los 53 años, muy deteriorado por el alcohol y las pastillas. Me acuerdo que había conseguido su teléfono y cada año que viajaba a Montevideo — creo que durante cinco años seguidos — llamaba al fono y me atendía un contestador con una voz venezolana, muy extraña. Yo dejaba siempre el mismo mensaje: “Estoy buscando a Eduardo Darnauchans”, etc, …hasta que una tarde, frente al río en el malecón de la Ciudad Vieja, probé con el teléfono público de antel y me atendió una voz melancólica, casi como si fuera un personaje de Onetti. Era el Darno. Quedamos en encontrarnos en un bar y llegó acompañado por su pareja de los últimos años. A la que le dedicó la extraordinaria canción el “El prisionero de la parada 2”. Fue una tarde noche instensa y memorable. Casi no lo reconocí cuando entró al bar porque estaba muy demacrado, y ni bien se sentó pidió unos faroles de un whisky nacional letal que él y su pareja tomaban acompañados por tranquilizantes. Hablamos de todo un poco y en un momento yo le pregunté por una canción que a mí me gusta mucho y él empezó a cantarla a capella, entonces fue increíble: su voz estaba intacta, era perfecta, memorable. Uno se dejaba arrullar por esa mágica sensación de estar escuchando al genio de la especie, a todos los poetas del mundo en un mismo cuerpo. El Darno, un grande total con una vida desgraciada. Pero que escribió y dejó una poesía en su música que nos ayuda a muchos a vivir mejor, qué más pedir.

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VIGGO:

Che, me encantó la descripción de la noche que conociste a Darnauchans en el boliche uruguayo. Fui a buscar las canciones que mencionás. Hermosas. ¡Qué suerte que tuviste, que te cantara esa canción así! Así pasamos página, cantando. ¡Gracias, Cuervo!

Yo también escuché música hoy para distraerme un poco – al cantante Phil Ochs, al que no había escuchado durante mucho tiempo. Ochs despegó como artista en Greenwich Village, Nueva York, al comienzo de los ’60, como Bob Dylan. Siguió la línea de canciones de protesta estilo “folk” hasta el fin de su corta vida, mientras que Dylan muy pronto abandonó ese género. Como el Darno, Ochs también tuvo problemas con el alcohol y las pastillas. Viajó mucho — a Chile en 1971, entre otros lugares del mundo, y conoció a Salvador Allende y Víctor Jara. Después viajó a Montevideo y ahí lo metieron en cana por ser un “subversivo”. Supongo que no tuvo tiempo para conocerlo a Darnauchans, aunque es interesante pensar en estos artistas que casi se cruzan en el camino, que están en la misma ciudad y seguramente hubieran encontrado que tenían mucho en común, pero no llegan a conocerse… Al día siguiente lo soltaron a Ochs y se fue a Buenos Aires. Ahí también lo arrestaron. Supongo que tampoco pudo ir a ver jugar a Los Matadores, aunque estaban triunfando en Boedo en ese momento! Entonces lo pusieron en un avión comercial para volver a los EE.UU., con el plan de que lo detuvieran las autoridades en una escala en Bolivia. Parece que las autoridades argentinas y bolivianas habían acordado que ahí lo iban a hacer “desaparecer”. El capitán americano de la aerolínea Braniff se enteró y dejó que Ochs se quedara en el avión. Prohibió que la policía local subiera para detenerlo al artista. Pararon en Peru, y Ochs pudo bajar para agarrar otro vuelo a Norteamérica. En esa época tocó con Dylan, Lennon, Joan Baez y muchos otros, casi siempre con el objetivo de protestar la guerra o el totalitarismo en cualquier lado. Las muertes violentas de Allende y Jara le deprimieron muchísimo.

(Víctor Jara)

Ochs era bipolar, muy sensible, y los horrores perpetrados por su gobierno y la C.I.A., tanto como las injusticias en Latinoamérica y en otras partes del mundo, lo metían en terribles depresiones. Cada vez le costaba más escribir nuevas canciones. Aunque dejo de tomar tantas pastillas, siguió chupando para aguantar sus problemas mentales. En 1976 se suicidó.

(Phil Ochs)

Te paso 3 canciones suyas,”SongofMyReturning”, “NoMore Songs” y “There But for Fortune”

http://www.efaceclub.com/videos/eoNYwxNeMb0/watch-phil-ochs-no-more-songs

http://www.efaceclub.com/videos/_0BeEHXjXIM/watch-there-but-for-fortune-phil

Para terminar vuelvo — como no — a nuestro San Lorenzo. Cito a Albert Camus, el genial escritor franco-argelino, que también fue un excelente arquero: “Yo quiero tanto a mi equipo por la alegría de las victorias, tan maravillosa cuando va unida al cansancio que sigue al esfuerzo, pero también por esas estúpidas ganas de llorar en las noches de derrota”.

Esta lluvia me recuerda el cumple del CASLA de 2008, nuestro centenario.

Llovió tanto el 1 de abril ese año que la gran celebración en nuestro estadio tuvo que ser aplazada hasta la noche siguiente. Entonces, como hoy, seguimos adelante. ¡Aguante Ciclón!

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FABIÁN:

Viggo: qué hermoso lo que dice Camus. Ahora es de noche y sube desde el suelo un silencio precario. Como suele pasar cuando uno llegó a su casa y se prepara para descansar, me empiezan a pasar en la cabeza retazos del día vivido, restos diurnos. Fue un día logrado. No conocía la capilla del club y me pareció hermosa, por la claridad que entraba por todos lados, por la sencillez de su construcción: todas las iglesias del mundo tendrían que ser así. Me acuerdo que pensé que era un lugar magnífico para sentarse a meditar, escribir poesía , componer o simplemente escuchar el silencio. Me di cuenta también estando ahí que las iglesias son construcciones que no pertenecen a ningún culto especial, son lugares de meditación, de recogimiento, sea uno de la religión que quiera. Estar con mi hija ahí y con vos y nuestras amigas danesas fue una verdadera bendición. Y el agua que caía del cielo a granel le daba al lugar un ambiente mineral que hace que uno se sienta reconciliado con el mundo. gracias por eso, Cuervo.

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VIGGO:

Gracias a vos, hermano. Fue un día muy especial. No nos frenó ni la lluvia ni el momento delicado del CASLA. Nada nos quitó la alegría de estar juntos en Boedo y en el Bajo Flores. Solo hizo falta aguantar un poco, tener paciencia y reconocer la suerte que a veces tenemos en esta vida. No hay mal que por bien no venga, como dicen algunos. Paró de llover, como volverá a llover. Pienso en lo de ayer y lo de hoy, pienso en el 2 de abril, que es, por ejemplo, el aniversario del comienzo de la trágica Guerra de las Malvinas, provocada en 1982 por la desesperada dictadura militar argentina, y también el día de los nacimientos de los escritores Hans Christian Andersen, Émile Zola, Roberto Arlt, de los geniales futbolistas Ferenc Puskás y Bernd Müller, del maravilloso cantante Marvin Gaye, fecha de la publicación de Un poeta en Nueva York de Federico García Lorca, del vergonzoso reconocimiento oficial que el gobierno de los EE.UU. le ofreció a la dictadura de Francisco Franco en 1939, y también de la muerte del papa polaco Juan Pablo II en 2005. Todo pasa todos los días. No hay que apegarse ni a lo malo ni a lo bueno. Hay que vivir y convivir lo mejor posible. Lo demás, como dijo Hamlet, es silencio. ¡Un fuerte abrazo!