Sangre del universo

Fabián Casas y Viggo Mortensen

(24/6-28/6/2013)

FABIÁN:

Está buenísima la columna que escribiste la semana pasada, Viggo. Anoche empecé viendo el partido en la cama, tapado con una frazada, y lo terminé parado, corriendo de un lado para otro por el dormitorio. Yo también quiero que Pizzi se quede. Esos cambios que hizo para el segundo tiempo, metiendo todos delanteros (y ya de movida con un sólo mediocampista de marca) fueron geniales. San Lorenzo y Lanús nos regalaron un partido de ida y vuelta que pudieron ganar cualquiera de los dos. Ese CASLA del segundo tiempo es el que entusiasma, el que ataca a todo o nada, y con el que uno — aún perdiendo — se va con la frente bien alta de la cancha. Ojalá ganemos la copa argenta y podamos jugar otra Libertadores. ¿Te imaginás en la cancha, juntos, viendo esos partidos? Esta semana pensé mucho en vos, amigo, sobre todo porque leí uno de los ensayos de Montaigne en que habla de la amistad de manera magistral. Y porque estuve bastante con Lisandro y siempre te extrañamos mucho. El universo infinito en constante expansión es un misterio, la materia oscura, la liberación de energía mediante la explosión de una supernova, que nuestra sangre y nuestra carne hayan estado antes en una estrella para después constituirnos físicamente, es algo que te puede volver loco, pero como todo eso confluye en una amistad, es simplemente perfecto. En ese sentido, alguien está escribiendo un poema en el corazón del sol. “¿Dónde está el tío Viggo?” me preguntó Anita hace dos noches con esos misterios que hacen que los chicos te pregunten algo sin que nada haga prever que vaya a pasar. Y esa cosa tan argentina de decirle tío a un amigo de tu padre. Como yo le decía de chico Tío Fena a Oscar Fenarolli, un gran amigo de mi viejo, de Boedo. Tan amigo que cuando mi viejo se casó, él hizo inmediatamente lo mismo. La amistad de verdad, dice Montaigne, es un fin en sí mismo. No sos amigo de alguien porque te conviene, ni porque te puede reportar alguna ganancia. Sos amigo porque el trato con esa persona es insustituible y único. Así lo siento yo también. ¿Viste a tus viejos?

(Michel de Montaigne)

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VIGGO:

Gracias por escribirme cosas tan lindas, Cuervo. Mis padres están bastante bien, dentro de lo que cabe en sus situaciones. El sol, los árboles y los pájaros del verano norteño les hacen bien.

Me encantó como terminó el torneo el Ciclón. Podríamos haber ganado ese partido, pero no me decepcionó el resultado. En parte porque ya estaba echada la suerte — no íbamos a salir campeones en la última fecha — y en parte porque el equipo jugó una segunda mitad heroica. El campeón Newell’s perdió cinco partidos, y  nosotros solamente tres, pero ellos solo empataron dos veces y nosotros ocho veces. Esa fue la diferencia en el torneo. Y Lanús empató nueve veces. Eso fue determinante para ellos también. Esos partidos hay que ganarlos, al menos la mitad de ellos.

Piatti se arrepintió de no haber acertado en dos oportunidades frente al arco de Lanús en los intensos últimos minutos del partido. La verdad es que él no tiene que avergonzarse de nada. A veces resultan esas jugadas en gol, y a veces no. Estuvo muy cerca de marcar, y entiendo que es frustrante para un jugador, como lo es para nosotros los hinchas. Piatti hizo, con sus compañeros, todo lo que pudo para ganar el partido. No se le puede pedir más. Veo que su intención, y la del club, es que se quede. Y parece que la renovación de Pizzi también se confirmó. Tenemos equipo para la Copa Argentina y para todo lo que viene. Y Romagnoli… ¿qué más podemos decir de él? Jugó como en sus mejores tiempos. Fue clave para el ataque en la segunda mitad del partido. Me parece bien que lo cuiden un poco, pero me pregunto qué hubiera ocurrido si no lo sacaban del partido… Un grande, el Pipi. Me alegra ver que está en plena forma. Hace jugar mejor a sus compañeros, ve la cancha y las posibilidades matemáticas del juego como ningún otro jugador.

(Pipi vuelve loco al Granate)

¡Qué bueno recibir tus palabras sobre la amistad! Te extraño, hermano. Dale un beso a tu Cuervita. También dale besos a Guada, Rita, Lisandro, a la foto de los Matadores que tenés colgada en tu casa, al escudo en tu remera, a tu viejo, al próximo vaso de vino y a cualquier fragmento atractivo de cualquier estrella fugaz que se te cruce.

Hablás de la expansión de las conexiones hacia el infinito. La sangre del universo, como decís. “Sangre del universo”… ¡Suena linda esa frase! ¡Y la ideas que provoca! Creo que voy a usar eso para el disco que acabo de grabar, quizá para la última canción de la colección. Dentro de un par de semanas te enviaré una copia del CD. Esta idea de la sangre por todos lados, como base de nuestras uniones con todo lo que hay, me hace recordar un artículo que leí sobre la palabra “plasma” y el científico que la empezó a usar para describir los gases ionizados, allá en la década de 1920. Le parecían similares en su funcionamiento a la manera en que el plasma de la sangre hace fluir los glóbulos rojos y blancos, las plaquetas y no sé qué más. Irving Langmuir se llamaba. No puedo encontrar ese artículo sobre sus ideas y el plasma, pero creo que lo escribió un doctor mejicano. La palabra plasma viene originalmente del griego, y tiene que ver con las estructuras de las cosas, cómo se van formando. Langmuir nació en la ciudad de Nueva York, pero su padre le decía que tenía que observar la naturaleza, las plantas y los bichos, para aprender del mundo. El problema es que nació medio ciego, y todo era borroso para sus ojos. Sus viejos se dieron cuenta que el pibe necesitaba anteojos cuando este tenía 11 ó 12 años. Cuando se los puso, cambió su vida completamente. De repente veía todo, como una especie de Superman de verdad con su visión de rayos X. Nunca olvidó lo fantástico que es poder ver bien. Langmuir no paró de examinar los más mínimos detalles de su ambiente, y de buscar maneras de unirlos en una tela infinita, en esa sangre universal. Fue un poeta del microscopio. Parece que la comunidad de expertos en la fisioquímica (estudio de la materia) no aceptó la palabra “plasma” de inmediato como término para describir las estructuras de los gases ionizados. Pero ahora la palabra tiene un uso muy amplio en las ciencias. Langmuir fue un hombre con una gran imaginación. Vio más allá de las barreras entre las disciplinas de la física y la biología. Se puso a meter gases en bombillas de luz, alargando sus vidas útiles, y sus estudios dieron paso a la creación de lámparas fluorescentes, las modernas pantallas de plasma que tienen las teles ahora. Inventó o mejoró un montón de cosas.

(Irving Langmuir)

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FABIÁN:

Es verdad lo que decís Viggo. Con el Pipi, cuando lo sacan, siempre queda la sensación de lo que hubiera podido pasar si estaba aún en la cancha. Igual, si no me equivoco, creo que sacó al Pipi por Verón, y ese pibe juega bien y tiene una pegada tremenda. Ojalá se afirme y termine él también en el equipo titular. La historia de Langmuir es genial. Eso de ponerse lentes recién a los once años y ver de otra manera el mundo que te rodea es bastante significativo. Yo creo que uno, muchas veces, padece esa ceguera para valorar las cosas de la vida cotidiana. Necesitamos ponernos unos lentes que nos liberen y nos hagan ver el lugar que ocupamos en el mundo y lo infinito de nuestras posibilidades. A veces pienso que los verdaderos budistas son los que no saben nada de budismo, los que disfrutan de una vida tranquila, honesta, sin necesidad de trascendencia social o espiritual, sólo cocinar para que coman tus seres queridos, bañar a tus hijos por la noche, mirar una peli antes de dormir, lavar los platos o escuchar música fumando un cigarrillo, como dice Manal en una canción hermosa que se llama “Una casa con diez pinos”:

“un jardín y mis amigos… fumar o dibujar, para qué complicar…”

(Manal)

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VIGGO:

Estoy cruzando los EE.UU., y me encuentro en una sala de tránsito en el aeropuerto de Salt Lake City, en el estado de Utah, con vistas de las Montañas Rocosas. Una tarde soleada, hermosa. En lo alto de las montañas todavía hay un poquito de nieve, aunque hace mucho calor. Acabo de ver la segunda mitad del partido entre la selecciones de Uruguay y Brasil. Bastante feo el partido. Lástima el penal errado por Forlán. La Celeste merecía el empate y una prórroga, a mi ver. Neymar sigue siendo muy cancherito. El teatro que hace todo el rato es vergonzoso, y, desde mi punto de vista, le quita mucho mérito a su buen juego. Tampoco me gusta cuando lo hacen DiMaría, Mascherano, Dani Alves, Cristiano Ronaldo, Luís Suárez, etc. Cosa de nenes. Pero hay que reconocer que se salen con la suya muchas veces estos tramposos, y cambian el rumbo de los partidos. Lo que me gusta de Higuaín, Pipi y Messi es que no se tiran al suelo, no hablan mucho y no hacen muecas infantiles. Son guerreros. El Beto Acosta también jugaba de esa manera profesional y corajuda. A la selección de Brasil no la veo muy potente. Tienen mucha suerte. Contra Italia o España pueden ganar, claro está, pero la Roja es diez veces más equipo que el de Scolari. España, con su selección mayor tanto como las de Sub-21, Sub-20 y Sub-19, está dando lecciones de fútbol continuamente por todo el mundo. El “jogo bonito” es propiedad, desde hace unos 5-6 años, de España. Muy de vez en cuando les sale un partido desprolijo, pero tienen una continuidad alucinante. Es maravilloso ver jugar a los equipos nacionales de ese país. No sé si has visto algunos de los partidos del torneo de las Confederaciones allá en Brasil, pero el equipo dirigido por Vicente del Bosque es una máquina total, con suplentes de lujo. Andrés Iniesta juega como el mejor Zidane. Es un gran artista. Incluso el público de Brasil, que tan mal se porta en las canchas, lo ovaciona al mago manchego de la Roja y el Barça.

(el Mago Manchego)

Mirá esto, no te lo vas a creer: acabo de encontrar el artículo sobre Langmuir del que te escribí anoche, y su título es “La sangre del universo”. ¡Increíble! O capaz que tengo el cerebro fundido y por eso no lo recordaba. Bueno, será eso. No es ningún milagro mi falta de memoria. Hay que ser boludo… Sigo pensando que “Sangre del universo” puede ser un nombre bueno para una de las canciones que grabamos con Buckethead, D.J. Bonebrake y Henry. O capaz que suena insufriblemente pretencioso. Ahora no lo sé. Voy a dejar a un lado esta idea, para meditarla dentro de unos días, con la cabeza más fría. Te paso el artículo sobre Langmuir, que me parece muy interesante:

http://hypatia.morelos.gob.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=832&Itemid=803

Otra cosa más: el nombre “Manal” me hace pensar en otra banda, de Barcelona, que se llama “Manel” (“Manuel”). Es un grupo musical bastante original que ha triunfado en toda España, incluso en Madrid, a pesar de cantar en catalán. Te paso una canción que se llama “Benvolgut” (“Bienvenido”). Hay una propaganda para un ron antes, pero creo que es posible saltarla:

Y esta se llama “La bola de cristall”:

Y una más, que se llama “La cançó del soldadet” (“La canción del soldadito”):

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FABIÁN:

Viggo; con respecto a lo que me contaste sobre Langmuir y su restricción de sentirse impedido de poder ver bien hasta los doce años, y que eso paradójicamente le sirvió para, una vez puestos unos buenos lentes, ver el mundo y apreciarlo de manera hiperbólica e intensa, encontré hoy en un libro hermoso que estoy leyendo (Retromanía, de Simon Reynolds) esta frase de Holger Czukay, del grupo Can: “La restricción es la madre de la invención”. Ahora voy a ver los links que pusiste del grupo español. Acá hace frío, pero no mucho. Hace más sobre todo por la mañana. Están jugando España e Italia en el televisor de mi trabajo. En el medio del libro de Reynolds, como señalador, tengo una postal tuya muy hermosa, de las muchas que me mandaste.

(Holger Czukay)

Ah… y Pizzi dijo hoy que ahora HAY que salir campeones. ¡¡¡Esa!!!

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VIGGO:

Sí, así es. Pizzi lo tiene claro, como nosotros. Primero la Copa Argentina, y después el mundo.

La música de Can es genialmente libre e innovadora. Al inicio de la época del “Deutschrock”, ellos hicieron una fusión atrevida y hermosa del jazz y la música electrónica. Después, en los ’70, vinieron otros grupos importantes en Alemania, como Tangerine Dream, Faust, Popol Vuh, Neu! y los monstruos pioneros del de la música techno, Kraftwek. ¿Viste que a fines de los ’70 David Bowie se fue a vivir y grabar en Berlín? Ahí hizo tres discos: “Low”, “Heroes” y “Lodger”. Yo tengo esos elepés. El que más me gusta es “Low”. En Berlín, Bowie compartió una casa con Iggy Pop, y trabajaron juntos. Habrá sido una locura total esa convivencia, me imagino. Creo que fue durante ese periodo que Iggy grabó “The Idiot”.

¿Conocés la canción “Stratosfear”, de Tangerine Dream? Se la voy a mandar a Buckethead también, aunque puede que ya la conozca. Ahí va:

Y pasó España, justito. Italia tuvo la fórmula para joderlos por las bandas y en el mediocampo, pero los españoles aguantaron, y al final tuvieron la suerte de ganar en la tanda de los penales. Fernando Torres me gusta como jugador, por mucho que lo desprecien tantos hinchas en España. Hablando de la suerte, él hizo una jugada individual buenísima en el área que casi resultó en un golazo en la primera parte. Si hubiera metido la pelota en el arco hoy dirían que “El Niño”, que es hasta ahora el máximo goleador del torneo Confederaciones, es un genio. Pero como no entró la pelota, hoy lo machacan y lo mandan a pastar por pingo acabado que les parece ser. Espero que juegue el domingo contra Brasil y meta un gol, o dos. Justo ayer, contra Italia en la semifinal, España tuvo uno de esos partidos desprolijos. Le puede pasar a cualquier equipo. Howard Webb, el pelado inglés con la cara de villano de comic, fue el referí, y como siempre perdonó veintiún mil patadas. ¿Te acordás de la final del último mundial entre España y Holanda? Ese partido también lo dirigió Webb, y ahí perdonó cosas horribles, como la brutal patada al pecho de Xabi Alonso. Por suerte el mejor equipo pudo ganar esa final. Los italianos aprovecharon la permisividad de Webb bastante ayer. Pero Casillas, Piqué y Ramos defendieron muy bien, y al final España pasó a la final en el Maracaná. Va a ser un partidazo el domingo. Espero que Neymar, Alves y sus compañeros no hagan demasiado teatro, pero supongo que en su casa se van a portar bastante mal. El público brasileño va a pitar todo el partido a los españoles, como lo han hecho en todo el torneo, pero los campeones de Europa y del mundo ya están acostumbrados a la envidia y la presión. ¡Aguante la Roja!

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