Una Carta De Amor

4/7/11

VIGGO MORTENSEN Y FABIÁN CASAS

VIGGO:

Hola Fabián. Gracias por acompañarme en esta conversación. He estado pensando estos últimos días, como muchos que siguen el fútbol argentino, en la intensa emoción y el estado de luto profundo que viven algunos hinchas cuando tienen que aguantar el descenso de su club. Como ocurrió con nuestro querido San Lorenzo en 1982, ahora le toca a Quilmes, Huracán, River Plate y Gimnasia y Esgrima. Siendo uno de los cinco “grandes”, y el tercero en descender (junto a Racing y San Lorenzo), la caída de River destacó en los medios la semana pasada. Las mentiras y las manipulaciones de los medios, despreciando y a la vez aprovechándose del dolor de los hinchas, también destacó en los medios, como de costumbre. Ayer leí un poema de Cortázar que no había mirado desde hace años. Una parte del poema de repente me pareció tocar los sentimientos del hincha sufrido, y apuntar al cinismo mediático:

“Todo lo que de vos quisiera

es tan poco en el fondo

porque en el fondo es todo…

todo eso es tan poco,

yo lo quiero de vos porque te quiero.

Que mires más allá de mí,

que me ames con violenta prescindencia

del mañana, que el grito

de tu entrega se estrelle

en la cara de un jefe de oficina,

y que el placer que juntos inventamos

sea otro signo de la libertad…”

Teniendo en cuenta lo que le pasó a Huracán en este último torneo, me pareció muy injusto que River tuviera permiso para jugar con público en la vuelta después de los disturbios causados por los Gallinas que invadieron la cancha para putear a sus jugadores en el partido de ida. Pensé enseguida en el Globo, y los 3 partidos que tuvo que jugar sin público por el lío que armaron algunos de sus hinchas durante el encuentro con Estudiantes. Aunque los Quemeros no invadieron la cancha, es cierto  que causaron daños a su estadio y atacaron a los hinchas visitantes. En cambio, a River le dejaron jugar en un Monumental repleto para la vuelta contra Belgrano, y encima con unos 14000 espectadores más de los permitidos.   Algunos Gallinas —  la barra brava y los dirigentes que proporcionaron las entradas, supongo — se habrán ganado un lindo dinero con esas entradas ilegales. Bueno, lo de siempre. La pasión descontrolada de la mano con la corrupción descarada. ¿Viste el partido? Mirándolo sin prejuicios, me pareció que Belgrano salió a jugar y puso huevo en un ambiente complicado.

Vos sufriste el descenso de San Lorenzo, y para tu viejo, un cuervo fundamental, fue durísimo, ¿no?  Yo no había vuelto a la argentina todavía, pero conozco la historia de nuestra caída y la inmediata, gloriosa vuelta a primera en 1982. Un jugador importante para ese equipo heroico fue “la chancha” Rinaldi. Me has hablado un poco de él.

FABIÁN:

Querido Viggo: Sí, vi el partido de River y Belgrano el domingo pasado, en casa de un amigo cuervo. Ahora, leyendo tu mail, el poema de Cortázar, lo que decís de dirigentes y barras, se me vienen a la cabeza muchas cosas en las que estuve pensando estos días en que parece que nuestro país ingresó de culata en esa entelequia que los periodistas deportivos llaman “Mundo River”, término que también utilizan para explicar las reglas internas del “Mundo Boca”. Parece que estos dos clubes del mainstream se ganaron, por cantidad de socios, títulos o lo que sea, ser denominados un mundo en sí. Pero lo cierto es que cada persona es un mundo insondable, que cada cerebro carga, en potencial, la infinitud del universo. ¿qué carga mi cerebro cuando recuerdo el descenso nuestro? Fue hace treinta años, yo estaba un poco alejado del fútbol pero recuerdo la llegada de mi viejo demolido desde la cancha, la forma en que se puso un pijama que lo hacía parecer un mendigo y la manera en que se sentó a los pies de la cama matrimonial y se quedó mirando un punto fijo en el espacio. Nosotros (mis dos hermanos menores y yo) lo pispeábamos desde afuera de su pieza, por la puerta entornada. Mi vieja nos decía que lo vigiláramos, tal vez pensando que podía hacer una locura. Pero no…se quedó pensando ahí, como una estatua de carne…quizá pasaba por su cabeza tardes en el viejo gasómetro, títulos, jugadores, todo ese archivo mental y espiritual que una y otra vez me repitió a mí en las sobremesas o subiendo las gradas en diferentes canchas, para ver juntos, una vez más, al Casla. Te confieso algo: cuando vi cómo Huracán se estaba yendo a la B por culpa de la suculenta goleada que le estaba aplicando Independiente, cuando vi las escenas en las que el Turco Mohamed se agarraba la cabeza en el banco, se me llenaron los ojos de lágrimas. Yo tengo un gran respeto por el adversario. Yo quería que el Huracán de Cappa saliera campeón y nunca, bajo ningún punto de vista, que el Globo descienda a la b ¿Para qué? me parece que en nuestro país no hay un culto positivo del Adversario, cosa que hasta la iglesia católica tiene con el diablo. Sin el Adversario no somos nada. La misma adversidad es la que nos potencia. El confort también te debilita. Pienso en los soldados que pelearon en la Gran Guerra, estos ya conocían el hielo, y cuando les daban agua tibia  lo añoraban. En cambio, los que lucharon antes de su invención, no sufrían por eso. Nací en Boedo y Estados Unidos en una casa muy grande y humilde, sin calefacción ni agua caliente. Y no recuerdo épocas más felices de mi vida. Creo que a River le pasa algo de esto de no poder soportar la adversidad. Cosa fogoneada desde los medios por los periodistas deportivos que les han llenado la cabeza de palabras graves como vergüenza, tragedia, terror, enfermedad, para graficar sus últimos partidos. Un periodista conocido porque Aguilar le agrandaba el sueldo con un sobre, salió a decir que “uno está preparado para la muerte de sus padres pero no para la de sus hijo o el descenso de River”. Increíble. No sé si este imbécil festejó el día del padre. En cuanto a lo que me preguntás por Rinaldi, creo que la Chancha fue el jugador más grande que vi en mi vida. Por su forma de ubicarse en la cancha -muy agresiva- y su potencia, cuando lo veías jugar, te daban ganas de jugar vos también. Como te pasa cuando leés a Roberto Bolaño y enseguida querés escribir lo que sea ¿leíste a Bolaño? Bueno V, gran abrazo cuervo.

VIGGO:

Creo que el equipo de Huracán que dirigió Cappa en 2009 fue el argentino que más se pareció al Barcelona de Guardiola en los últimos años. Jugaba un fútbol hermoso y debió ser el campeón del Torneo Clausura ese año. Vélez fue favorecido en el encuentro decisivo contra Huracán por un arbitraje infame. Los jugadores de Vélez no tienen la culpa de eso, por supuesto, pero el mejor equipo no ganó el partido y el torneo ese día. Así son las cosas a veces en la vida. No siempre gana la excelencia creativa. Como escribió Heidegger, “Queda como tarea ver el enigma.” Puede sonar extraño que, siendo Cuervos, hablemos tanto y en términos tan positivos de Huracán. Como decís, hay que respetar al adversario. Cuando juega bien, merece que se reconozca.

Estoy totalmente de acuerdo — Roberto Bolaño es un grande. En una ocasión dijo “Mi patria es mi hijo y mi biblioteca.” Me divertí mucho durante la etapa final del rodaje de las tres películas que conforman “El Señor de los anillos” leyendo otra trilogía, “Los detectives salvajes” de Bolaño. Alucinante.

Acabo de enterarme que El Nano Areán se fue. No sé si vos o tu papi lo conocieron alguna vez. Tuve el honor de saludarle hace unos años en Bajo Flores. Me pareció un caballero total. Lo recuerdo muy bien como parte clave de Los Carasucias.  A mediados de los 60′ yo empezaba a seguir en serio a San Lorenzo.  Areán jugaba en el ojo de la tormenta, ordenando las cosas como un “9”, junto con La Oveja Telch que empujaba desde atrás, para los talentosos jugadores de ataque insaciable que habían subido con ellos de las inferiores del CASLA en 1964: El Bambino Veira, El Loco Doval, y El Manco Casa. Entre otros, estos establecieron la base de lo que vino a ser el estilo canchero de los Matadores, los grandes campeones invictos del 1968. Los que vinieron después de Areán y sus compañeros — fueras de serie como El Sapo Villar, El Lobo Fischer,  Batman Buticce, El Toscano Rendo, Tojo, Albrecht, Veglio, Cocco, Calics, González, Rosl  —  supieron sacar provecho del trabajo inicial de Los Carasucias. Bajo la mano segura de Elba de Pádua Lima  (Tim), el cerebro técnico de Los Matadores (y anteriormente un gran jugador del Flamengo y la selección de Brasil), afinaron la corajuda y vistosa manera de jugar de sus antecesores en el “Gasómetro”. Dicen que El Nano era un poco más escueto y “serio” que sus compañeros de ataque, especialmente Doval y Veira, pero eran muy amigos y juntos formaban una temible delantera.

Un cariñoso saludo para Fernando Areán, su familia, y sus numerosos admiradores. Se ha ido un Cuervo que fue de lo más grande dentro y fuera de la cancha.

Otra cosa genial que dijo Bolaño fue: “El humor y la curiosidad son la más pura forma de inteligencia”. Esto me trae a la mente lo que me has contado últimamente de tus experiencias con el Kara-Te. La idea de salir cada día con la mente abierta, queriendo aprender, prestando atención, eliminando dentro de lo posible las limitaciones del pasado que nos inventamos todo el rato. El pasado que no existe pero que, paradójicamente, a veces amenaza como una gran víbora con paralizarnos y tragarnos vivos. El pasado que adoramos pero debemos respetuosamente dejar en el camino. ¡Adelante, Adelante…! ¿Qué está pasando AHORA MISMO? ¿Jugamos o no jugamos? El juego es todo, el juego, el juego…  Creo que “Los Carasucias”, “Los Matadores”, los “Ángeles de Cappa”, el Barça de Guardiola — todo equipo consistentemente eficiente — tiene algo de la alegría del continuo descubrimiento, el deseo de simplemente jugar al fútbol. En una entrevista reciente, Cappa dijo que se juega tan mal ahora en Argentina, a pesar del gran talento disponible, que en el próximo torneo se deberían jugar todos los partidos sin pelota. Una idea excelente. Eso sí que sería un “jogo bonito”.

FABIÁN:

Querido Viggo: ayer un día de intenso frío. Me pasó esto: todos los domingos comemos con mis hermanos y mi viejo En su casa, en la mía o en la de mis hermanos. Cocino yo, mi hermano el Dragón (un genio, el chef Guevara de Boedo) o todos. A veces se suman amigos como Gustavo López cuando está acá. Ayer tenía que pasar a buscar a mi viejo por su casa para después ir a lo del Dragón. Lo llamé para que se despertara. Mi viejo suele ir a bailar tango por Boedo y duerme hasta tarde. No me contestaba el teléfono y -como tienen 84 años- me  empecé a preocupar. Al final contestó. Le dije que en una hora lo pasaba a buscar. Me dijo que lo llamara antes de salir, así me esperaba arreglado (arreglado para mi viejo es con traje, sombrero, dos pañuelos, chicles y audífonos en estéreo). Lo empecé a llamar antes de salir y no contestaba otra vez. Probé mil veces. Llamé a mi hermano, le dije que papá no contestaba y me sugirió que fuera en el auto para ver qué pasaba, sugirió que tal vez se había quedado dormido de nuevo. Agarré el auto, crucé las 40 cuadras que separan mi casa de la de mi Viejo bastante angustiado (no sé por qué pensaba lo peor) y cuando abrí la puerta de su casa, él estaba impecable, sentado, leyendo el diario y esperándome. Me dio tanta alegría que lo abracé y le dije que me había asustado mucho. Mi viejo me convidó caramelos de miel y salimos para la casa de mi hermano. No puedo explicar por qué la angustia me duró todo el día aunque mi Viejo estaba ahí, entero, comiendo y charlando. Pensé: estoy parado en un lugar geográfico desde donde veo la salida del sol (mi hija Ana de diez meses) y la puesta (mi Viejo de 84). Ya por la noche, jugando con mi hija en la alfombra y con Rita, mi perra, escucho en la televisión que estaba prendida detrás de nosotros, que dicen que se había muerto el Nano Areán. Pensé en Los Carasucias, en Los Matadores, en cómo mi viejo me hablaba de ellos, de su juego increíble que no pude ver pero del que tengo recuerdos implantados por mi viejo. De las patillas gruesas que usaban Telch, Fisher, Cocco, Areán, Doval, el Bambino…iguales a las de los Beatles cuando tocan en Let it Be en una terraza londinense un día de intenso frío como el de ayer en Buenos Aires. Tengo -vos lo viste- enmarcado el póster de El Gráfico de los jugadores de los matadores festejando un gol en el 68, el día que salieron campeones. Es como el Guernica de Picasso, por la forma que tienen de estar todos tirados en el piso, abrazados, Cocco de rodillas y con los brazos al aire, el Lobo Fisher sepultado por otros, un Guernica de la alegría, de la celebración de ser jóvenes por única vez sobre la tierra… Los Carasucias, los Matadores…algo que no se volvió a ver…

VIGGO:

¡Sí! Una foto extraordinaria.

Gracias por la charla, hermano Cuervo. Si querés hablamos más en algún momento. Un beso-v.