La prueba del avión

Viggo Mortensen y Fabián Casas

(25/8-7/9/2015)

VIGGO:

Dos victorias al hilo contra Crucero y Argentinos, merecidas pero exigentes. El miércoles el CASLA tiene partido de la Copa Argentina contra el siempre complicado equipo de Atlético Rafaela en su casa. Y se van torciendo las cosas aún más para el Clásico del 6 de septiembre en la Bombonera. Han convocado a Mas para los partidos FIFA, y por ahí dicen que el Tata también podría llevarse a Buffarini para la Selección si no se recupera Zabaleta para los encuentros amistosos del 4 y el 8 de ese mes. No importa. Vamos a ganarle al hijo en su casa con los que tengamos listos para jugar.

¿Qué te parece el tema de Tinelli maniobrando para hacerse jefe de la AFA? Si esto lo proponía alguien hace dos o tres años no creo que nadie lo hubiera tomado muy en serio. Ahora casi es un hecho que dentro de seis meses el vicepresidente de San Lorenzo y tremendamente popular presentador televisivo va a tomar las riendas del fútbol argentino. Es un salto impresionante. Leí en una entrevista que él decía que siempre ha sido amigo y admirador del fallecido capo de la pelota nacional, y que ha pasado lindos ratos en la casa de la familia Grondona. Eso me sorprendió. A mi ver Humberto Grondona fue un mafioso terrible que hizo bastante daño durante su largo reinado, incluso a San Lorenzo, con sus trampas arbitrales y sus campeonatos “arreglados”. Por otro lado puede ser que haya sido un anfitrión ejemplar durante sus cenas privadas. Qué sé yo. No lo conocí personalmente, y lo siento si ofendo a su familia con lo que digo. En todo caso le deseo mucha suerte a Marcelo. Mejor que gane, porque seguro que será menos corrupto que los que han controlado la AFA hasta ahora, y capaz que consigue resultados tan buenos con la Selección como ha ayudado a producir en Boedo junto a nuestro presidente Matías Lammens.

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FABIÁN:

Hola Viggo,

Como en el poema hermoso de Wallace Stevens, es domingo a la mañana. Acabo de desayunar solo, en el parque con Rita, algo que me encanta. Es como si hubiera un tiempo de mi familia y un tiempo en el que estoy siempre solo con Rita, en la vida paralela. Presencié esta escena: una pareja con un nene chiquito comían en la vereda, desayunaban. En un momento la madre -eran jóvenes- se levantó y le dijo al padre: “Voy a la plaza con el nene”. Lo agarró, tomó una bolsa con los juguetes y cruzó a la plaza. El padre le dijo al nene, “Portate bien que en un ratito va papá”. Y se aprestó a leer en tranquilidad los diarios y tomar el café. Un momento perfecto. Pero duró poco. Al rato, vaya a saber por qué -no escuché- la mujer volvió con el nene, le dijo algo y los tres salieron para la plaza. Esto lo viví muchas veces con mi familia en el comienzo de la paternidad. Creés que tenés un momento de suspensión, para leer y meditar pero enseguida vuelve tu mujer con el nene en brazos llorando, de manera intempestiva y clausura todo. Ahora Guada me dice que deje de escribir para salir de apuro a comprar ravioles porque viene una amiga suya a comer. Me dice que en una hora cierra la casa de pastas. Como me voy en dos horas a ver al CASLA contra Banfield, hago lo que me dice. No quiero que nada se interponga entre mi y el partido donde tenemos que refrendar la punta. Boca ganó anoche en el Bosque. Tenemos que superar no sólo a Boca, nuestros infortunios -el Pipi lesionando- sino la Tévez-manía. Tévez habla como si fuera Bertrand Russell, es un crack. Y juega bien. Me cae bien. Le tenemos que ganar hoy. Te escribo después del partido. Me voy a comprar ravioles.

(Wallace Stevens)

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VIGGO:

Buenos días, Cuervo.

La victoria contra la Crema fue fruto de un buen trabajo de equipo y el aguante de un campeón. Ojo que el último partido del torneo de Primera será contra ese equipo en su casa. Puede ser un encuentro decisivo para el campeonato. Estoy muy contento con la victoria, quiero que San Lorenzo gane la Copa Argentina. Trabado, muy trabado el partido contra el Taladro. Menos mal que nos salvó una vez más de una derrota segura Torrico. Y lo hizo con el corazón por el suelo después de perder un hijo. Estamos con vos, Cóndor. Gracias por tu coraje y tu humildad.

Fue una lástima el resultado de ayer, ya que hubiera sido lindo ir a la Bombonera el finde que viene con los mismos puntos que Boca. Pero estamos a dos puntos de la cima. Confío en el equipo y creo que vamos a recuperar la punta.

Me encantó la mañana que pintaste en el parque, la situación de tu familia y la de la familia que observabas. Esa cosa de desear algo -sea unos momentos de tranquilidad para pensar, o lo que sea- y no siempre conseguirlo, o tener que aplazarlo un poquito, es algo más o menos sano, me parece. El deseo incumplido o frustrado nos ayuda a soñar. Mencionaste a Bertrand Russell. Él habló de esto. Creo que escribió que el no tener algunas de las cosas que deseamos es condición indispensable de la felicidad.

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FABIÁN:

Hay una ingeniería para escribir poemas que se llama algo así como la prueba del avión, que es cuando se pinta un avión hay que hacerlo de manera milimétrica porque si no, en el aire, se puede ir a pique. Lo mismo pasa cuando se escribe un poema. Hay que ser muy dúctil y leve. En cuanto a Tinelli, me parece que es una doble movida positiva para el CASLA, primero porque si se va a la AFA se va del club y eso es muy bueno ya que ahora Matías Lammens tiene el poder real. Antes de que los Cuervos lo conocieran era sólo un poder virtual, pero ahora sabemos qué clase de dirigente es y sabemos que, más allá del salvavidas de Tinelli, Lammens es un verdadero nadador de crawl de toda la pileta olímpica. Es una inmensa alegría despertarse todas las mañanas sabiendo que él es nuestro presidente. El Taladro fue eso, nos taladró porque nos faltó siempre el 10 que coloque la pelota inesperada, el pase profundo, el cambio de tiempo. El doble nueve no sirve: tenés dos para una función que debe cumplir uno solo. En la Bombonera, aunque Barrientos no viene haciéndolo bien, tiene que jugar desde el inicio.

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VIGGO:

Sí, ¡cómo se lo echa de menos al Pipi! Espero que vuelva a jugar antes del final de la temporada. Pero el CASLA tiene equipo para salir campeón, incluso sin nuestro gran mariscal.

Estoy de nuevo en un avión, a unos treinta y cinco mil pies de altura sobre un desierto. Miro por la ventana que está al lado de la pasajera que me acompaña en esta fila. Y miro el perfil de esta mujer de unos cuarenta y cinco años, una pelirroja con muchas pecas, con su vista perdida en el horizonte más allá del ala del avión. A mi derecha tengo una niña morena de unos seis años, leyendo un librito sobre princesas, con muchos dibujos de una rubia muy guapa, que lleva una corona de plata con rubíes. Tiene unos pechos muy grandes la princesa. Me llaman la atención en tal libro porque me parecen desproporcionados, cada uno más grande que la cabeza de la princesa, casi reventando su apretado vestido celeste. Igual no tiene tanta importancia eso, pero me pregunto si la nena piensa que tendrá que tener tetas enormes cuando sea adulta para ser feliz. La princesa tiene un caballo blanco con crines y cola larguísimos. Los ojos de la princesa son de un azul claro como el de un idílico mar tropical en una carta postal. Miro mis manos, tecleando estas palabras, y tomo un poco de vino de mi vaso de plástico. Uno mira por la ventana de un avión y ve el horizonte redondeado, las nubes que pasan, el sol que se mueve, y después mira a las personas que van meditando y midiendo sus estados de vida o tal vez, inconscientemente, la distancia entre el presente y sus muertes. Si entrás en el baño de un avión y te mirás en el espejo, podes sentirte bastante aislado, acompañado solamente por el amortiguado zumbido de los motores, pero extrañamente enfocado en la realidad de tu cuerpo y su deterioro. Cuando miro a esta nena con su libro de princesas recuerdo vuelos de mi infancia. Pienso que todos nos educamos de alguna manera durante nuestras crianzas, de cualquier manera, la que nos toca, y pienso que apenas nos enteramos y nos acomodamos a la vida y ya se nos viene encima la muerte. Mi viejo anda cuesta abajo mentalmente, y por eso vuelo de nuevo, para estar con él, para ayudarle a lidiar con su derrumbe.

Imagino que los pilotos deben de tener que pasar unos ratos inquietantes en sus cabinas. Al menos algunos. Todo el rato viendo el mundo desde arriba, viendo pasar la noche y el día por los paisajes que sobrevuelan, cobrando un sueldo por transportar gente y valijas, animales, medicinas y otras cosas de un lado a otro. Estos capitanes de jets que hieren y cicatrizan el cielo continuamente con sus andanzas viven un poco -o mucho- el amor de los marineros de Neruda que besan y se van. Vuelan abandonando la tierra y a los seres humanos, abandonando sus existencias terrenales, tal vez de repente muy conscientes de lo efímera que es la vida, lo cotidiano y absurdo que es lo de desplazarse continuamente. La película “In the Air” (2009) de Jason Reitman, con George Clooney, tenía algo de eso. Más bien tenía el potencial de explorar la brevedad de nuestras vidas, lo precario que es estar ahí en lo alto a la merced de las tormentas exteriores y las tormentas que uno puede tener en su cabeza. Otra, “Fearless” (1993), de Peter Weir, con Jeff Bridges logró eso completamente. Es una película aterradora y hermosa. Ese cuento de Cortázar, creo que de Todos los fuegos el fuego, donde el tipo mira la misma isla por la ventanilla del avión en que trabaja, también explora de manera interesante la extraña descolocación que produce volar en lo alto, trazando la misma línea invisible entre una región terrestre y otra.

Al otro lado del pasillo hay una chica de unos 20 o 21 años que tiene cuatro cachivaches funcionando al mismo tiempo. En su mesita plegable tiene una especie de pantallita que muestra películas que ella va cambiando cada diez minutos. Son buenas películas: “The Big Lebowski” (1998) de los hermanos Cohen; “Los amores de una rubia” (1965) de Miloš Forman; “Eternal Sunshine of the Spotless Mind” (2004) de Michel Gondry, y otras. Mientras escucha y ve a medias estos pedazos de cine, está mandando textos con un teléfono que tiene en su mano izquierda. En otro tipo de teléfono que tiene apoyado contra la pantalla de cine está mirando y respondiendo a fotos de animales. Ciervos, osos, caballos. Y tiene otra pantallita en su falda con un libro que parece que está leyendo poco a poco, una frase cada dos o tres minutos. Creo que es una novela. Impresionante. ¡Lo que está intentando devorar en este viaje de dos horas y pico! Al rato se le cae su cerveza al suelo, y después su bolsa de maníes. Parece que no se da cuenta. Al salir para ir al baño se tropieza con la cuerda de uno de los cachivaches, tirándolo al suelo y cayéndose sobre el brazo del asiento de la nena a mi izquierda. Cuando se va por el pasillo hacia el baño, veo que también tiene en marcha la pantalla de su asiento con una película francesa que conozco, “Las mujeres del sexto piso”. Se trata de unas españolas que trabajan como mucamas y cocineras en Paris durante los años ’60. Lo que hace esta pasajera, intentando consumir tanta información a la vez, ¿es un esfuerzo admirable para procurar experimentar todo lo posible, aprender todo lo posible durante su limitada vida en este mundo? ¿O es una muestra de desesperación, una manera de esquivar todo lo que tiene que ver con su presente, con su momento en el planeta? No lo sé. La entiendo. Yo también me meto en todo, duermo poquísimo, intento sacar provecho de cada minuto que tengo.

P.D.: El Chelsea de Mourinho arrancó malísimo en la Premier de Inglaterra. Y él, como siempre, le echa la culpa descaradamente a sus jugadores y a los referís. No sabe perder. No sabe vivir con lo que tiene. Probablemente no sabrá morir. Ahí voy, juzgando de nuevo. Yo también tengo mucho por aprender.

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FABIÁN:

¿De qué va “Fearless”?

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VIGGO:

Un avión que vuela de San Francisco a Houston (la peli se basa en un vuelo real de United Airlines) se estrella. Sabiendo que va a morir, el personaje que encarna Jeff Bridges, un arquitecto, entra en un estado de calma y aceptación total. Hasta tal punto que ayuda a calmar a algunos pasajeros. Se sienta al lado de un pibe que está volando solo para hacerle compañía en la caída. Resulta ser uno de los pocos sobrevivientes del accidente, y entra en un estado mental bastante liberado. Alquila un auto y se va de viaje, visitando a una vieja novia que no ha visto en veinte años. Ella se queda sorprendida al verlo tan cambiado, tan tranquilo. La policía lo busca. Su esposa y su familia no entienden que no les haya llamado después del accidente. No puede identificarse con gente normal. Piensa que es inmune a la muerte, tiene una relación especial con ella. Termina juntándose con una mujer que sobrevivió el mismo accidente aéreo, pero que perdió su bebé, un personage bien interpretado por Rosie Perez. El tipo empieza a arriesgarse, chocando su auto contra un muro, bailando al borde de un precipicio y otras cosas que a cualquier persona más o menos equilibrada le parecerían muy autodestructivas. Él quiere acercarse al límite, al punto de morir, y revivir esa calma, despertar esa potencia existencial que sintió cuando se caía el avión. No te cuento todo lo que pasa en la película, para que la disfrutes cuando la veas. Conocés el cuento de Cortázar, ¿no? ¿Sobre el tipo que trabaja en un avión y quiere ir a la isla que siempre ve al cruzar el océano? Él también pasa por un gran cambio de vida.

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FABIÁN:

Sí, conozco el cuento de Cortázar, pero no vi esa peli. La voy a alquilar. Tal vez el domingo contra Boca nos pase algo similar que lo que le sucede al personaje de Jeff Bridges. ¿Qué pálpito tenés?

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VIGGO:

Que vamos a ganar, hermano. Que mañana vamos a ganar.

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P.D., 6/9/2015:

¿¡VISTE VISTE VISTE VISTE VISTE VISTE

VIIIIIIIISSSSSTTTEEEEEEEEE!?

¡Eterna paternidad, Cuervo!

Los Bosteros querrán morirse. Lo siento de verdad por mis amigos que son de Boca, pero esta hazaña inesperada de San Lorenzo, con el gol de Matos en el último momento, casi alcanza la emoción del segundo gol de Bergessio en la Libertadores de 2008 contra River con nueve Cuervos en la cancha. ¡Un milagro de pelííííículaaaaa! No soy para nada partidario del schadenfreude. De verdad, siento el dolor Bostero, la pena ajena, pero la victoria de hoy en la Bombonera, si ganamos el torneo, será un día de especial importancia en el recuerdo de todos los hinchas del Ciclón.

Fue un partido chivo y nervioso con un final de infarto. Boca tuvo taaantas oportunidades de gol, y como mil córners, pero un error asombroso de Betancur (y del Cata Díaz por no tener bien cubierto a Matos) y el milagro estaba servido.

(El Capitán Cata la paga)

Justo antes había hecho esa gran parada Torrico. ¡Increíble todo, para la historia! Cada vez que me deprima el resto de mi vida voy recordar el seis de septiembre de dos mil quince. Me moría con la táctica, aunque sé que sin los que pueden armar y servirles la pelota bien adelante a los delanteros Bauza probablemente no tenía otra. Bueno, no sé, che. Igual creo que tenemos que mandar el equipo al frente; no siempre vamos a tener la suerte de hoy, de jugar al contraataque y salir con los tres puntos. Ya sabés lo poco que me gustan los frecuentes planteamientos conservadores del Patón. Hace que dependamos demasiado de los defensores y de nuestro tremendo arquero. Pero hoy funcionó porque la verdad es que defendimos muy bien, y el Santo Cóndor nos salvó como tantas otras veces. Boca tuvo el gol de la victoria una y otra vez, pero hoy no pudo ser. Ojo, queda mucho torneo. Y creo que nos veremos de nuevo en la Copa Argentina también. Va a ser durísimo para Boca levantarse para el Clásico contra los Gallinas la semana que viene, pero yo creo, no sé por qué, que los Bosteros lo van a ganar. Eso sí, San Lorenzo va a tener que mantener la tranquilidad y enfocarse bien para el Clásico contra los Quemeros, y para lo que queda del torneo. El campeonato está en nuestras manos.

(6/9/2015…)

Vi el partido en un bar con mi viejo. Febril. Me comía la barra de roble con tanta adrenalina que tenía. Toda la cábala que pude montar la tuve ahí. Con mi compu engachamos el Fútbol Para Todos a la tele del bar. Poco a poco se unía la clientela. “What are you watching?” “What are those teams?” “What country is this game in?” No sabían que equipos eran, ni donde se jugaba el partido, pero notaban la tensión que salía de la pantalla y de mi cuerpo. A la mitad le dije a mi papá que faltaba algo: el perro. Me dio su llave de casa y lo dejé sentado con su trago y los gringos del bar. Me fui volando en el auto a buscar a “Buddy”. Volvimos justo cuando arrancaba la segunda parte.

(Celebrando la victoria con Buddy)

Después de varias llegadas de los Bosteros empecé a pensar que hoy no era el día de Boca, que no iban a meter un gol. Palacios, Calleri, el Cata Díaz, Meli, Pérez y otros estaban jugando bien, pero el equipo no parecía tener ángel. Yo quería la victoria, pero el empate no iba a ser lo peor. Entró Matos y le dije a mi viejo que este veterano tenía gol, que había empezado el torneo muy bien. Que a lo mejor le tocaba hacer algo importante. Cuando entró Ortigoza me pareció lindo por el esfuerzo que el paraguayo había hecho para llegar desde el amistoso FIFA que había jugado la noche anterior en Chile, pero no sentía que su participación cambiaría la historia hoy -aunque sí empezó a jugar un poco mejor el CASLA, con más toque, cuando él entró y empezó a manejar el ritmo del juego Cuervo. Grité la última parada que hizo Torrico ante el buen zapatazo de Meli como un loco. Y cuando Matos agarró la pelota y la metió en el minuto 91 rompí el techo del boliche con la cabeza. ¿Oíste esto del relator Bostero Daniel Mollo de la Radio Cooperativa AM 770? Me dolió escucharlo casi como si fuera yo de Boca. Casi. No estoy cargando a la Bosta -para nada- pero este audio es increíble. El lado oscuro de la moneda del famoso “Barrilete Cósmico” del ’86. No se puede creer:

Y el inolvidable texto de Mollo:

“¡Nooo, se equivocó! Es el gol de San Lorenzo. Me van a enfermar. Me van a enfermar. Me van a enfermar. Me van a enfermar. Me van a enfermar. Me van a enfermar. Me van a enfermar. Me van a enfermar. Me van a enfermar. Me van a enfermar. No no no no no no no no no no no no… No tienen paz. No puede ser, cuánto me duele este gol. Cuanto me duele por Betancur. La puta madre que los parió. No se puede perder este partido. no, no, no, no, no… me van a enfermar. Me voy al carajo. No, no, no, no. No puede ser que el pibe Betancur haya hecho esa cagada, por Dios. No puede ser que Boca pierda este partido, por Dios. Será de Dios que Boca pierda este partido, por Dios… Será de Dios la reputísima madre que los parió, que Boca pierda este partido por Dios… ¡Ay, no, me saltan los puntos de la pierna, me saltan las puntos de todos lados! Por Dios, ¡esta noche no duermo! Con la imagen del regalo que le hizo el pibe de Boca a Matos… y Matos convierte para San Lorenzo… No, no, no, no, no… ¡Qué domingo de mierda! ¡Qué domingo de mierda! Que… que día primaveral… ¡Un día de mierda! ¡Qué manera de perder tres puntos! No se puede creer… lo que pierde Boca. No se puede creer el partido que se le va a Boca. No se puede creer… que Boca pierda este partido, que lo tenía controlado… No se puede creer que Boca pierda con San Lorenzo… pero, será de Dios que siempre nos tienen que ganar de cualquier manera, y de cualquier forma… ¡Por Dios! ¡Última situación para Boca! ¡Última situación para Boca! ¡Vamos a empatarlo, por Dios… Vamos a empatarlo, por Dios! Tiro de esquina para Boca, hay que empatarlo por Dios! La última, ¡viene el centroooo… cabezazo, queda la pelota allí! No puede ser, por Dios… Estamos meados por un hipopótamo… meados por un rinoceronte… meados por el animal que más mea, no sé quién es… pero este partido Boca no lo puede perder, ¿eh?… no lo puede perder de esta manera este partido Boca. Increíble el partido que pierde Boca, ¿eh?… Increíble el partido que pierde Boca. , ¿eh? Será de Dios que Boca pierde este partido con San Lorenzo… ¡Será de Dios que lo va a ganar San Lorenzo! La puta madre que los parió, lo perdió Boca nomás, che… Por Dios… Perdió Boca. ¡Qué tarde de mierda! Increíble el partido que pierde Boca, ¿eh?… ¡Increíble… esta pesadilla! ¡Increíble este dolor! ¡Increíble esta resignación! Perdió Boca… con el gol más boludo que uno se pudiera haber imaginado. Además el chico que hace la cagada, por Dios… Ahora se agarran a trompadas…por ahí peleas, por ahí discusión… Termina todo mal…  termina todo para la mierda. No me quiero imaginar el final de este partido, que implicancias va a tener. No me lo quiero imaginar, no me lo quiero imaginar… Perdió Boca, en la Bombonera, con San Lorenzo, uno a cero.”

(Daniel Mollo con Corvus Maximus)

Al escucharlo a Mollo me reí muchísimo, y al leer la transcripción también, pero es bastante absurdo y exagerado, para no decir de muy mal gusto, que un tipo supuestamente profesional se pase tantos minutos lamentándose de esta manera y usando ese lenguaje en la radio. Estamos hablando de un partido de fútbol. Con lo que está pasando en el mundo, me parece que hay que tener un poco más de perspectiva.

Suerte que no lo llamaron para la Selección a Buffarini -fue muy valioso hoy en su partido 150 para el CASLA. Presionó a los Bosteros sin parar, e incluso provocó el pase infame de Betancur que Matos supo aprovechar para meter el gol del triunfo. Y Caruzzo, Barrientos (tuviste razón, tenía que jugar y lo hizo bastante bien), Mercier, Yepes, Kalinski, Villalba… todos los jugadores, incluso los que no tuvieron un gran partido, aportaron algo en momentos claves al juego de equipo. Esa fue la diferencia hoy: San Lorenzo es un conjunto de jugadores que escuchan, miran y ayudan a sus compañeros todo el rato. Por mucho que me moleste la táctica conservadora de nuestro D.T., hay que reconocer que él tiene mucho que ver con esa mentalidad colectiva. Y Romagnoli, Mercier y Buffarini también han ayudado a dar ese ejemplo a los pibes. Contra Huracán espero que juguemos un poco más adelante, con más agresividad ofensiva. Hay que dejar subir a los laterales. Volverá Mas. A ver si dejan jugar a Mussis. En fin, hay mucho para mejorar, pero esta adición a nuestra paternidad sobre Boca Juniors no me la quita nadie. No sé qué más decirte, hermano. ¡Contame tus sensaciones!

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FABIÁN:

Viggo: simplemente no se  puede creer el partido que ganamos. Como te dije, yo venía nervioso ya desde el viernes. Ayer fuimos a verlo a la casa de mi viejo con mi hermano Juan. Enseguida nos dimos cuenta de que Bauza había plantado al equipo muy atrás, como suele hacerlo. Si hoy hubiéramos perdido lo estaríamos puteando en hilera. El Pitu Barrientos, que tenía que ser nuestro enganche y que me dio esperanzas cuando apareció de titular, casi jugó de tres, ¿no? Mi hermano me decía: “Qué raro que es Bauza, no puso al Pitu de titular contra Banfield en nuestra cancha y sí lo pone ahora en la Bombonera”. En fin, Bauza me cae mil puntos, pero no comparto sus teorías tácticas. Es así como esas personas a las que querés pero con las que no compartís su visión política. Lo de Ortigoza fue descomunal. Me hizo acordar de una vez que un amigo del barrio, el “Panza”, llegó a las ocho de la noche a un  partido de papi que había empezado hacía una hora. Había estado trabajando de tarjetero en un boliche y, como la rompía, a pesar de la llegada a destiempo lo hicimos entrar. Y la rompió. Ganamos por goleada en un campeonato de iglesias de Boedo. Orti hizo eso, entró y armó juego, de acá para allá. Y Matos tiene algo de esos veteranos de guerra, ¿no? Son tipos que parecen haber visto el horror cara a cara y nada los desalienta. Siempre está, como esa noche contra el equipo paraguayo cuando la clavó y empezamos a ser campeones. Gritamos su gol anoche con mi hermano y mi viejo hasta quedar afónicos. Arruabarrena, quien ya demostró su valor táctico y ético al tratar de que siguiera el partido después de que lo jugadores de River pasaran por la manga envenenada, falló una vez más. No debió sacar a Palacios, no sé por qué lo hizo. Hoy les mandé a mis amigos Bosteros, “Father and Son”, de Cat Stevens, para que se relajen pensando en su padre, el CASLA. Falta mucho, cada partido es una final y el equipo se va desgastando. No sé qué va a pasar, ya perdimos a Romagnoli y a Barrientos. Ahora hay algo de camboyanismo flotando en el aire, ¿no?

https://www.youtube.com/watch?v=kea0ghm7Z4E

(Yusuf Islam/Cat Stevens)

Father And Son

It’s not time to make a change

Just relax, take it easy

You’re still young, that’s your fault

There’s so much you have to know

Find a girl, settle down

If you want you can marry

Look at me, I am old, but I’m happy

I was once like you are now

And I know that it’s not easy

To be calm when you’ve found

Something going on

But take your time, think a lot

Think of everything you’ve got

For you will still be here tomorrow

But your dreams may not

How can I try to explain?

When I do he turns away again

It’s always been the same, same old story

From the moment I could talk

I was ordered to listen

Now there’s a way

And I know that I have to go away

I know I have to go

It’s not time to make a change

Just sit down, take it slowly

You’re still young, that’s your fault

There’s so much you have to go through

Find a girl, settle down

If you want you can marry

Look at me, I am old, but I’m happy

All the times that I’ve cried

Keeping all the things I knew inside

It’s hard, but it’s harder to ignore it

If they were right I’d agree

But it’s them they know, not me

Now there’s a way

And I know that I have to go away

I know I have to go

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VIGGO:

¡Qué bien que pudiste ver el partido con tu papi, y con tu hermano Juan! Es verdad que este equipo tiene algo especial, una mística humilde con un lado terco, igual que los Camboyanos. El club no está en la miseria como era el caso a fines de los ’80, y los jugadores de hoy tienen cancha, agua caliente para las duchas y reciben un salario decente, pero los perfiles de los Camboyanos y del equipo del Patón se parecen en ciertas cosas. Ambos grupos consiguen buenos resultados a base de un laburo consistente, sin ser demasiado vistosos. Son de luchar hasta el final siempre, de manera colectiva, y de nunca dar nada por perdido, tal como el uruguayo Lucho Malvárez, el lateral derecho que fue capitán de los Camboyanos, describió el espíritu guerrero de ese legendario San Lorenzo.

(Camboyanos)

Hay algo perdidamente romántico, algo locamente inocente y esperanzador en el impulso de ir ciegamente al frente, de atreverse a atacar sin tener todo el talento del mundo. Si no nos volvemos cínicos, vos y yo siempre tendremos algo de esa descuidada inocencia, esa visión juvenil que es puro renacimiento, pura primavera. Un día pasaremos a una nueva dimensión y dejaremos a otros Cuervos la responsabilidad de cuidar y aumentar ese sentimiento que se lleva bien adentro, de ocuparse de la “prueba del avión” como hinchas de San Lorenzo de Almagro. Mirá ese pibito en la foto de los Camboyanos. Ese somos vos y yo, hermano.

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FABIÁN:

El pibito de la foto no se puede creer. ¿Cuántos años tendrá ahora?  Estuve pensando mucho en el partido. Creo que más que un triunfo fue un chiste muy bueno y muy pesado, de esos que a nadie le gusta sufrir. San Lorenzo no juega a lo que puede, juega a lo que quiere y se plantó sabiendo bien su libreto para jugar de conntraataque. A mí, si me das a elegir, me gustaría haber ganado como lo hizo Unión, con Tévez en la cancha, cuatro a tres y cambiando palo por palo. Tengo esa deformación profesional que me hace disfrutar más si mi equipo juega de manera lírica. Igual creo que la debacle de Boca empezó en la serie de partidos entre ellos y River que terminaron con la manga de enfermos con el gas pimienta. Arruabarrena ahí perdió la brújula y todavía no pudo reponerse. Tendría que reinventarse, como ‘Lord Jim’, ese inolvidable personaje de Conrad, en una lejana isla del Pacífico, ¿no?

P.D.: Me acaba de llegar una postal que mandaste, muy linda, de las tribus indígenas de Norteamérica. ¿Cómo haces para que lleguen las postales? Es increíble.

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VIGGO:

Las envió nomás. Me acaba de volver por tercera vez el paquete que les envié para Navidad, así que no siempre funciona la cosa.

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FABIÁN:

No se puede creer, guarda ese paquete que el año que viene voy a España.