Contra la desesperanza

Viggo Mortensen y Fabián Casas

5-9/2/2013

VIGGO:

Hola Cuervo Fabián,

San Lorenzo va agarrando ritmo. Jugó muy bien contra Estudiantes, y parece que Pizzi tiene listo al equipo para hacer un buen torneo. A ver si este otoño nos dan razones para festejar. La cosa pinta bien. Espero que Stracqualursi pueda recuperarse para el primer partido contra San Martín de San Juan.

Es la medianoche en Copenhague. Acabo de llegar en el último vuelo de la tarde, y me estoy quedando en el hotel que está al lado del aeropuerto. Estaré un par de días para investigar cosas sobre el personaje que estoy preparando para la película que va a rodar Lisandro con el guión que vos escribiste. Recién tuve la suerte de darle la mano al técnico de la selección danesa de fútbol, Morten Olsen, y le deseé suerte con el partido del miércoles. Dinamarca juega un amistoso contra Macedonia, y el equipo duerme en este hotel porque sale en un vuelo de madrugada. Argentina juega contra Suecia el mismo día en Estocolmo, y España contra Uruguay en un país árabe, no recuerdo cual. Los del equipo técnico danés están tomando cervezas y vinos en el bar donde estoy morfando antes de irme a dormir. Como en todo el norte de Europa, la gente cena temprano acá, así que el bar del hotel era la única opción para conseguir un sandwich a esta hora. Supongo que los jugadores ya estarán en sus camas, pero cuándo vi los buzos rojos del equipo técnico, y en especial el bocho canoso de Olsen, pensé que tenía que mandarles una ronda de tragos para la suerte – la de ellos y la de San Lorenzo. Nunca se sabe…

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(Morten Olsen, técnico de Dinamarca desde 2000)

Con los bigotes que voy cultivando en preparación para la película de Lisandro, no me reconoció nadie (mejor así), pero mi buzo azúl con el escudo del CASLA sí que le llamó la atención a uno de los asistentes de Olsen. “San Lorenzo de Almagro”, le dije, antes de que me preguntara si el escudo era del Barcelona o peor. “¿Sydamerika?”, me preguntó. “Ja, Argentina. Boedo”, le dije. “Skål og tak” (“Salud y gracias”), me saludó. “Det var så lidt – held og lykke på onsdag” (“De nada – suerte el miércoles”), le contesté. No sé quien era el tipo, y él no sabía que clase de Cuervo tenía en frente, pero al menos escuchó que San Lorenzo es de Boedo. A ver si lo recuerda…

Morten Olsen fue un jugador muy bueno. Campeón de la UEFA con el Anderlecht, nombrado mejor jugador danés del año dos veces en su larga carrera, y fue el primero en jugar 100 partidos para la selección de Dinamarca. Con un poco de suerte podría haber ganado la Eurocopa en 1984 con su selección, y fue, con sus compañeros, una sensación en el Mundial de México en 1986 — ese torneo inolvidable que endiosó a Diego Maradona. Al equipo danés de entonces lo llamaban el “Danish Dynamite”, y muchos opinan que fue el heredero de la “Naranja Mecánica” de Holanda, el gran equipo de Johan Cruyff del que hemos hablado tantas veces. Con Morten Olsen y otros capos como Allan Simonsen, Michael Laudrup, Jesper Olsen y Preben Elkjær, Dinamarca jugaba con soltura y alegría, muy parecido en su circulación de la pelota y en su habilidad técnica al equipo de Cruyff — pero era un equipo mucho más rápido que la selección holandesa de los ’70. Dinamarca fue con diferencia la selección revelación del mundial de México. Y eso lo digo con todo el respeto del universo para el gran equipo campeón de Bilardo.

(Los campeones)

Siempre fue una fiesta verlos jugar a los daneses en esa época. Como dicen Rob Smyth y Lars Eriksenen el ensayo que apareció en el diario The Guardian en 2009 (pongo el “link” abajo), Dinamarca fue en 1986 — como Hungría en 1954, Holanda en 1974, y Brasil en 1982 – el equipo que mostró el fútbol más hermoso del torneo a pesar de no ganar la copa. Los daneses de 1986, dirigidos por el alemán Sepp Piontek, no eran tan arrogantes como los holandeses de 1974, pero jugaban con genialidad y sabían divertirse dentro y fuera de la cancha. Puede que parte a del equipo le hayan interesado demasiado las fiestas y la birra para salir campeones, pero hubiera sido lindísimo verlos en la final contra Argentina en vez de Alemania. Técnicamente creo que hubiera sido una final más alegre y creativa de ver.

(“Danish Dynamite, 1986, con su capitán Morten Olsen agachado con el banderín)

Acá te paso el ensayo sobre ese equipo (no sé si se encuentra traducido al castellano), titulado “The Forgotten Story of Danish Dynamite, the Danish Side of the mid-80s” (“La historia olvidada de Danish Dynamite, la selección danesa de mediados de los ’80”):

http://www.guardian.co.uk/football/blog/2009/oct/13/forgotten-story-denmark-1980s

Y acá un video de 1985 que muestra algunas jugadas del partido que Dinamarca le ganó 4 a 2 y la Unión Soviética (que en ese momento tenía y un equipo buenísimo con uno de los mejores arqueros del mundo):

https://www.youtube.com/watch?v=BNrL_dWqQJk

Y otro de 1989 que Dinamarca le ganó 4-0 a Brasil, con Michael Laudrup en su apogeo y Morten Olsen en su último partido para la selección:

http://www.youtube.com/watch?v=zXLt9cjfjJQ

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FABIÁN:

Hola Viggo; acá está cayendo la tarde, en Buenos Aires. Acabo de llegar al trabajo y de prender la computadora y tengo este mail tuyo. La cara de Morten Olsen es más la de un director de culto que la de un d.t. de fútbol, se parece a Cronenberg o cualquiera de los que pueden ganar la Palma de oro en Cannes. ¿Viste el partido con el Pincha? Yo estaba en el campo con Guada, Anita y Rita y no pude verlo. Le tengo fe al equipo y a Pizzi, ojalá tengamos un buen campeonato.

Como te conté, estoy escribiendo un ensayo largo sobre Tolstói y por eso me la paso leyendo sus novelas, diarios, diarios de sus familiares, etc. Me llamó la atención cómo casi todos los de esa época, en Rusia, de buen pasar, llevaban un diario. Trato de imaginarme el espesor del tiempo en ese momento, sin la inmediatez global de las informaciones de hoy en día. Los largos viajes en carruajes y las enfermedades letales, que terminaban minando a la gente muy joven. Creo que fue Cavafis quien dijo que le gustaría morirse joven, ya que el cielo iba a estar lleno de efebos. O tal vez fue Mishima, en todo caso, dos grandes escritores.

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(Konstantin Cavafis)

Puse el cuervo que me mandaste en una de las macetas, en la terraza. Y tu carta manuscrita está en mi atril, al lado de mi escritorio, donde escribo. Hay algo en la determinación de mandar una carta escrita a mano, que me parece central para el día a día. Yo creo que es un gesto que intenta recuperar la experiencia, algo que perdemos con el mundo virtual (no sólo el de las computadoras) sino con el mundo virtual que nos rodea, nos presiona y nos obliga a optar por cosas que, en el fondo, si pensáramos un poco, no le pondríamos ni una ficha. Cuando uno lee en internet también le pasa eso, empieza a leer y se apura por terminar, sobrevuela el papel y está ansioso, no se deja conmover por las palabras. De esta manera es imposible, por ejemplo, leer a Tolstói. Porque el era un escritor de los pequeños detalles, de las cadencias largas y misteriosas. Un escritor al que hay que leer escalón por escalón, tanto para subir como para bajar. Creo que el cine de Lisandro tiene algo de eso. No acepta otras reglas que no sean las que el impone. Ahora agarro el auto y me voy a casa. Riego las plantas, le hago de comer a mi hija, miro alguna serie en la tele. Creo que era Philip Larkin, el extraordinario poeta inglés, el que decía que le gustaba lavar los platos y ver tele por las noches, que esa era su extraordinaria vida. Hoy al mediodía cociné en el wok verduras saltadas. Cuando vengas, te cocino algo de eso. Sigamos, abrazos.

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VIGGO:

Dale, hermano — ¡traigo el vino!

Bueno… al final los tragos que les mandé a los técnicos de la selección danesa no le trajeron suerte al equipo. Dinamarca perdió el amistoso en Macedonia 0-3. Los daneses jugaron un partido horrible. Habían terminado el 2012 bastante mal, después de haber sido unos de los mejores equipos de Europa durante los últimos 4 años, pero en el partido contra Macedonia la defensa se hizo un caos total, una faena desordenada y sin luz. Los experimentos de Morten Olsen con las alineaciones del equipo no le están saliendo nada bien últimamente. Poco pudo hacer el arquero danés, Kasper Schmeichel — hijo del legendario arquero de la selección y del Manchester United, Peter Schmeichel. Sus compañeros lo dejaron casi solo ante las constantes y fáciles llegadas del rival.

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(bronca de Kasper Schmeichel)

Mencionás al gran poeta Konstantin Cavafis. Siempre me ha gustado el aire nostálgico pero poco sentimental de su obra. Cuando estábamos rodando “Las dos caras de enero” el año pasado enCreta, estaba leyendo mucha poesía griega, y volví a leer de nuevo algunos poemas de Cavafis. Capaz que podemos hablar de los escritores griegos del siglo XX en otra ocasión. Kavafis era egipcio de Alejandría, pero hijo de griegos, y escribía en ese idioma. Su poesía sensual me gusta mucho, y sus poemas más políticos, como “ítaca”, también. Esta es una linda traducción de uno de sus poemas cortos que más me gustan:

Así

En esta fotografía obscena

vendida (a escondida de miradas) en la calle,

en esta fotografía pornográfica

cómo puede haber una cara tan

maravillosa como la tuya.

Quién sabe la vida fatal, sórdida, que harás;

en qué cruel ambiente

te habrás hecho esa fotografía;

qué espíritu tan vulgar el tuyo.

Mas pese a todo permanece, aún vive en mí aquella cara

maravillosa, esa figura

hecha y ofrecida para el placer griego

-así permaneces para mí y así te canto.

Acabo de mirar algunas de las jugadas de la Selección Argentina en el amistoso que ganó en Suecia.¡Qué bien lo hacen ahora, qué bien se entienden los jugadores argentinos! Mucha harmonía — que siga la cosa así. Y eso que los suecos hace poco le dieron una paliza importante a los mismos ingleses que ayer le ganaron a Brasil. O sea que en este momento no hay un claro favorito para el próximo mundial, aparte de España, que ayer le ganó bien a la fuerte selección uruguaya. Brasil 2014 va a ser una fiesta.

(Rooney y Luiz)

Hablando de poetas, no sé si conocés al danés Ludvig Holberg, un escritor humanista que nos recuerda un poco a Voltaire, Jonathan Swift, Quevedo, Cervantes, Rousseau y Molière, entre otras luces de la ironía y el pensamiento libre. No sé cuanto lo han traducido al castellano a Holberg. La obra de este dramaturgo y ensayista del siglo XVIII la conocería el personaje del ‘Capitán Dinesen’ que vos inventaste para la peli de Lisandro. Ayer en Dinamarca no solamente encontré ropa del siglo XIX para ‘Dinesen’, pero también pude conseguir un par de ediciones antiguas de ensayos de Holberg. Los voy a llevar a Argentina para el rodaje. Aunque no los usemos en la película, creo que es bueno que los tenga nuestro personaje en su valija.

(Ludvig Holberg)

Bueno, más extraviados de la actualidad del CASLA no podemos andar… pero hasta que arranque el nuevo torneo este fin de semana no vamos a saber como funciona el equipo, así que supongo que no hacemos ningún daño en divagar un poco más de lo habitual por laderas un poco alejadas del fútbol y el Ciclón.

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FABIÁN:

Cuervo: no conozco a Holberg, traé el libro así lo podemos traducir, sería genial, mientras se filma la peli. Yo estuve, como te dije en otro correo compartido con Lisan, estudiando esoterismo ruso, es por el ensayo de Tolstói (también estudié las guerras napoleónicas por lo mismo) y porque me gusta mucho aprender de todo lo que hay en el mundo. Creo que muchas de estas enseñanzas desconocidas (danza, música, gimnasia) que trabajaban los centros de energía de las personas, son riquísimas y tuvieron, en su momento, muchos adeptos en occidente: Frank Lloyd Wright (el arquitecto yanqui), Peter Brook y muchos otros. Lo que le encuentro como negativo, a veces, es la poca inclinación a reirse de sí mismos. Como decía Schopenhauer, me interesan las filosofías en las cuales se escucha, de fondo, el chirriar de dientes, pero, agregaría yo, también la risa sanadora, la posibilidad siempre de pensar contra sí mismo y el trabajo constante contra la importancia personal, que nos vuelve tan esclavos.

(Peter Brook)

Estas filosofías, conocidas como las del cuarto camino, postulan también que la mayoría de las personas están dormidas (cuando duermen) y muy dormidas en la vigilia — es decir, cuando están despiertas. Es imposible no concordar con esto cuando uno examina sin miramientos su propia vida. El 80 por ciento es un cliché y estamos repitiendo cosas mecanizadas, somos hombres máquinas. Creo que algo que uno tiene que proponerse, haga lo que haga en la vida cotidiana, es encontrar el centro gravitacional, es decir, el lugar verdadero donde caen las máscaras y uno encuentra el recuerdo de sí y está en constante servicio para con el otro. Acá te transcribo algo que dice Gurdjieff sobre el actor: “Un hombre que tiene un yo único y permanente y que sabe lo que se requiere en todos los aspectos, puede actuar. Para ser un actor verdadero, uno debe ser un hombre verdadero”. Es claro que el actuar acá se trata de vivir, pero si lo pensamos también como “actuación” dramática me parece muy hermoso. Decime qué pensás. Abrazos, Viggo.

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VIGGO:

Había leído lo de Gurdjieff — mejor dicho, me lo leyó una amiga en Nueva York hace muchos años cuando yo empezaba mi carrera como actor. Es hermoso lo que expresa esa cita, como decís, pero como todo pensamiento profundo sobre el individuo, puede ser malinterpretado o manipulado por los egos disparados. Me hace pensar en algo que escribió Holberg: “Si una persona aprende teología antes de aprender a ser humano, nunca llegará a ser humano.” ¿Te gusta la poesía de Osip Mandelstam? Su obra y vida me parecen extraordinarias, preciosas. Cuando yo tenía unos 25 años leí los poemas de Mandelstam y otros “acemístas” como Lev Gumilov y Anna Akhmatova, y entonces me sumergí de nuevo mientras rodaba “Promesas del Este” con Cronenberg en 2006. El que más me entró fue Mandelstam.

(Osip Mandelstam)

Los acmeístas se oponían al misticismo de los poetas “simbolistas”, autores con un estilo más romántico. Su intención era anclarse en la realidad de las palabras, del cuerpo, en la bella mezcla de la música y la razón sin adornos irrelevantes. Casi todos estos poetas rusos y ucranianos sufrieron brutalmente bajo el totalitarismo soviético, esa larga noche provocada por la distorsión del marxismo por Stalin y otros oportunistas sociopáticos que surgieron de la inicialmente esperanzadora Revolución Bolshevista. Hace dos días terminé de leer las memorias de Nadezhda Mandelstam (Contra la desesperanza), un retrato literario y personal de los 20 años que compartió con Osip Mandelstam. Ese libro es un documento muy valioso del periodo crucial entre la Revolución y la Segunda Guerra Mundial, del comienzo de una época salvaje, de una pesadilla orwelliana. Retrata con grandísima dignidad y sensibilidad poética la vida y muerte de poetas y poemas, de escritores y lectores. Es uno de esos libros que te absorbe, te transporta completamente. ¡Tanto sufrimiento, tanta alegría! Tanto aprecio por la memoria y el valor de las palabras — gente brava con la capacidad de reírse de la mala suerte de su país, y de ellos mismos en los peores momentos imaginables. Osip, Nadezhda, Anna y casi todos sus amigos sufrieron estoicamente tantas privaciones y tanto terror que siento vergüenza por las veces que me he quejado de las relativamente muy pocas desgracias que he tenido en mi vida. Esos poetas rusos fueron testigos en primera fila de los horrores y la experiencia única de existir en un mundo inconcebiblemente inseguro y cruel. Una cosa interesante: “Nadezhda” quiere decir “esperanza” en ruso. Por eso me gusta tanto la reflexión que puede provocar el título del libro de la señora Mandelstam.

(Nadezhda Mandelstam)

En Rusia, desde hace siglos, la poesía siempre fue (y creo que sigue siendo) un laburo y un referente constante de vida y muerte para la gran mayoría de la población. Si uno piensa en la importancia cultural casi inconsciente que tiene la música, letra y postura existencial de ciertos tangos para los argentinos – o la identidad que aporta la simbólica lucha y esperanza en el fútbol – hay que multiplicar eso por 100 para hacerse una idea de lo que ha significado la poesía en el día a día de los rusos. Es parte de su memoria colectiva — para no decir que lo llevan “en la sangre”, porque ese concepto siempre me ha me parecido absurdamente inexacto. “En la sangre”… ¿qué es eso? Puede que yo haya creído antes que mis acciones y mis sentimientos eran herencia de impulsos de mis antepasados — gente guerrera, piratas, campesinos, aventureros, pintores, supervivientes en terribles circunstancias — cualquier cosa que me hubiera parecido interesante emular en los relatos que han pretendido hacer un tejido exclusivo de los vínculos biológicos que tengo con los Mortensen, los Rasmussen, Gamble, Atkinson, Chapman, Cody o con cualquier ángel o demonio de nuestra familia que haya dejado huella en su época. Pero ahora creo que todos somos individuos sin precedencia, animales potencialmente peligrosos, bichos de seso y hueso que pueden domarse o ser domados, que pueden aprender a llevarse bien con los demás — o no. Como decía Osip Mandelstam, hablando de la vida y la poesía (para él eran casi sinónimos, me parece): “Amar la existencia de la cosa más que la propia cosa, y la propia existencia más que a uno mismo: ese es el mandamiento supremo del acmeísmo… para nosotros el sentido consciente de la palabra, el logos, es una forma tan magnifica como la música es para los simbolistas.” Estoy de acuerdo 100% con eso. Como sabemos todos los cuervos, San Lorenzo es un sentimiento que no se explica. El CASLA es para mí lo que la cultura mediterránea – sobre todo la greco-romana – era para Mandelstam: fuente, base, clave, meta, el pasado y el futuro.

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FABIÁN:

Así es Viggo, los rusos esos son una maravilla; Mandelstam, Ajmatova y hasta algunos más reaccionarios como Vladimir Nabokov (estoy escribiendo de memoria los nombres y seguro están todos incorrectos). Mañana por la noche juega el CASLA el primer partido de la temporada y estoy entusiasmado como pocas veces para ver el arranque, supongo que es porque hace rato que no veo fútbol y porque pienso que Pizzi va armar, como venimos diciendo acá, un equipo con personalidad y una línea de juego ofensivo, como es la tradición de San Lorenzo. Acá en Buenos Aires está haciendo un calor demoledor y parece que va a seguir así hasta el lunes, cuando recién va a llover. Voy a llevar a Anita al corso de Boedo, por para que vea a los míticos Cometas de Boedo, la murga de mi barrio. Hace muchos años habían carnavales fastuosos y felices, muy intensos, algo que durante los años de la dictadura se perdió pero que de a poco está volviendo en todo su esplendor. Hoy hace un año que Luis Alberto Spinetta abandonó la forma humana, recemos por él.

Una cosa más, me di cuenta que la carta escrita a mano es un ser vivo. ¿Viste la nueva casaca cuerva? me gustó mucho.

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VIGGO:

¡Sí! Remite a lo mejor del pasado de San Lorenzo, a los equipos más luchadores. Sencilla, recta — de campeón. ¡Cinco Bellezas!

Espero que lo pasen lindo en Boedo. Dale un beso a la cuervita de parte del Tío Guido.