Saber viajar

Fabián Casas y Viggo Mortensen

27-29/3/2013

FABIÁN:

Hola V: supongo que estarás viajando hacia la patria cuerva, tal vez estés ahora mismo, mientras escribo, sostenido por la paciencia de los motores, justo ahí donde muchas personas creen que está la divinidad. Pero lo que hay, al menos para el lado de adentro de la ventanilla es la comida seriada, los ruidos de la cena cuando se apagan las luces, los gritos de los niños que no se acostumbran a la retórica del avión y los pequeños televisores con enlatados de Hollywood. Lo primero que te quería decir es que te esperamos todo el equipo de filmación con una alegría enorme. Todos los momentos hermosos de mi vida fueron siempre logros colectivos, nunca individuales. Lisandro alquiló un garage para poner la oficina de la peli y eso me gustó porque así como existe el rock de garage (durante mi beca en Iowa City vi infinidad de grupos de garage en un sótano del downtown) ahora vamos a crear un concepto nuevo que es el cine de garage, un cine punk e intenso puesto en estado de pregunta y nunca de respuesta. Y no sólo vos estás en la altura: Argentina, con Messi a la cabeza, está por jugar en breve en La Paz, uno de los territorios más temidos por los equipos nacionales. Acordate que Maradona se comió 6 con Messi en esa cancha. Yo estuve en La Paz a los 21 años, cuando viajé durante dos años por Latinoamérica tratando de imitar el viaje del Che, pero sin que muriera nadie. Estuve en Villazón y en Oruro y ya en La Paz dormí en la calle, en El Prado, un lugar parecido a nuestra 9 de Julio. Como no tenía un mango y me habían robado los aros que hacía y vendía, decidí pedir plata en la calle y la gente la rompió, me daban de plata, me invitaban a sus desayunos suculentos hechos de cabeza de vaca con caldo hirviendo que, después de empinarse uno a las seis de la matina ya no dormís por lo que resta de tu vida. Te escribo esto y siento el sabor de ese caldo en la boca, aunque ya pasaron más de 35 años. También en la Paz, en la calle conocí a un dibujante de historietas que me invitó a comer pollo frito y me pagó dos noches de hotel hasta que él se volvió a su pueblo, en los altos. Como yo venía subiendo de a poco, dos años, país a país — pasé de La Quiaca a Villazón caminando — no sufrí el soroche o el mal de altura. Pero vi a un alemán sangrando de los oídos y a un belga que no podía salir del hotel sin oxígeno. Hace poco estuve en Quito para un festival de poesía internacional y lo primero que dije, fue: vine a Quito porque quiero demostrar que se puede leer poesía en la altura. Todos se rieron. Pero a la tarde ya los pies me pesaban como si llevara a Cantoná en cada zapato y la cabeza era una licuadora. Adiós juventud, fuiste genial, pero ahora no estoy a la altura por estar en la altura. Veo el partido y te comento. No veo la hora de abrazarte, cuervo.

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VIGGO:

Hola hermano,

Estoy acá, llegué anoche. ¡Gracias por las lindas palabras de bienvenida! Me encanta tu descripción de lo que es volar en avión. Como me crié viajando mucho, los vuelos son casi como estar en casa para mí, y el avión como otra madre. Siempre me gustaron los aeropuertos y todo lo que conlleva prepararse para el viaje — incluso ahora, con todo tan cambiado a causa de los nuevos controles de seguridad que existen desde el ataque terrorista a Manhattan el 11/9/2001. Me sigue gustando ver a gente de todos lados paseando por las terminales, esperando, buscando sus naves — cada persona con su rumbo, sus deseos, sus pertenencias, sus preocupaciones. Y estar en los cielos durante esas horas en las que uno siente que se ha escapado del tiempo lineal siempre me pareció una oportunidad para la reflexión. Desde luego que la vista del Río de La Plata y de Buenos Aires desde la ventanilla también me trae una sonrisa, siempre me emociona volver. En el taxi ya me metí en una conversación sobre Pizzi, Ramón Díaz, Madelón, Bianchi, Riquelme, Pekermann, Caruso Lombardi, Falcioni, del buen momento de Lavezzi, de Messi como capitán, Palermo como técnico, La Vuelta a Boedo, la Selección, Mourinho, Higuaín, Di María, el dólar, la Presidenta, Macri, el Grupo Clarín, Las Malvinas y no sé qué más. Como si nunca me hubiera ido.

(Capitán Pulga)

Te acordarás que en una de nuestras charlas recientes hablábamos de Beckett, y específicamente de su obra “Final de partida”. Recién vi en la tele que la ponen en el Teatro San Martín. Los actores son Alfredo Alcón, Joaquín Furriel, Graciela Araujo y Roberto Castro. Si querés la vamos a ver antes de meternos a rodar con Lisandro en Río Negro. Y tenemos que ver juntos el partido del domingo contra Newells si podemos. Si querés con tu viejo, con Anita, Guadalupe, Lisandro… Capaz que con las danesas de la película (ya tengo remeras del CASLA para ellas – hay que vacunarlas desde el vamos contra todo acercamiento de bosteros y gallinas que siempre sufre el turista). Bueno, hablamos luego y vemos como hacer. Hasta entonces, te mando un fuerte abrazo.

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FABIÁN:

Viggo: justo vi una versión de “Final de partida” con Alcón en el papel del padre ciego y su adlátere era un gran actor que se llama Roca. Esa versión fue genial, hace muchos años. Me gustó porque era escueta. Claro que podemos ir a ver esta también. Justo, como te decía, estoy escribiendo obras de teatro sin parar. Ya llevo cuatro, se las muestro a una amiga que admiro mucho que es también directora y dramaturga. Se llama Romina Paula y ella me las hace mierda, y yo vuelvo a morder el mismo hueso una y otra vez, sigo y sigo buscando la voz extraña. Pienso que un escritor a lo largo de su vida adquiere una habilidad y que tiene que trabajar en contra de su habilidad. Para ser hombre de verdad hay que perder la forma humana, para escribir teatro hay que salirse del teatro. Yo por ahora estoy afuera del teatro, como a quince cuadras. Veremos. Estuve hojeando el libro de Bukowski que me regalaste y que encontraste en la yeca. Ahora que pasó el culto a Bukowski se lo puede leer bajo otra percepción, como supongo que pasará también con Bolaño. A mí las novelas de Bukowski siempre me gustaron: Cartero, Mujeres, La senda del perdedor, etc. Ghandi decía: “Me gusta Cristo, pero no me gustan los cristianos porque no se le parecen”. Con Bukowski me pasa algo parecido, me gusta su prosa, sacada de la cantera de Hemingway, pero no los replicantes que salieron, ni el bukowskismo, eso de ser maldito por que sí. Es preferible ser un poeta bendito. Este libro que me diste Soy la orilla de un vaso que corta, soy sangre, tiene el que para mí es el mejor poema suyo. Se llama “Mellizos”, lo transcribo: “a veces insinuaba que yo era un bastardo y yo le decía/ que escuchara a Brahms, que aprendiera a pintar y beber/ y no ser dominado por mujeres y dólares/ pero me gritó: Por el amor de Dios, recuerda a tu madre/ recuerda a tu patria/ nos vas a matar a todos!/ me muevo a través de su casa (por la cual aún debo 8000/ dólares después de veinte años en el mismo empleo ) y miro/ sus zapatos muertos, la forma en que sus pies enroscaron/ la piel como si hubiera estado enojada plantando moscas,/ y sí que lo estaba/y miro su cigarrillo muerto, su último cigarrillo y la/ última cama sobre la cual durmió esa noche y siento/ como si debiera tenderla, pero no puedo, pues tu padre/ siempre es el amo aún después de haber muerto/ supongo que estas cosas suceden/ y no puedo dejar de pensar en: / morir sobre el piso de la cocina a las 7/ de la mañana/ mientras otras gentes fríen huevos,/ no es duro, / a menos que te suceda a vos/ salgo y corto del árbol una naranaja y le quito la piel/ luminosa/ las cosas siguen con vida/ el pasto crece bastante bien/ el sol manda sus rayos circundado por un satélite ruso,/un perro ladra sin sentido en algún lugar,/ los vecinos fisgonean a través de las persianas/ acá soy un extranjero y (supongo) he sido algo pícaro,/ no dudo que él me haya pintado bastante bien (el viejo/ y yo/ peleábamos como gatos monteses) y dicen que dejó todo / a una mujer en Duarte, no me importa/ puede quedarse con todo/ él era mi viejo y ya murió/ ya adentro me pongo su traje azul claro/ el mejor que me haya puesto en toda mi vida/ y muevo las mangas como un espantapájaros al viento/pero de nada sirve: a pesar de tanto odio que hubo entre nosotros/ lo quiero mantener con vida pero no puedo/ nos parecíamos/ bien pudimos ser mellizos, /el viejo y yo/ eso decían/ el siempre tenía listo los bulbos para ser sembrados/ mientras yo estaba acostado con una puta de la calle tercera/ muy bien, concédanos este momento: parado frente al espejo / en el traje de mi padre muerto/ estoy esperando también la muerte”. Un crack!

(Bukowski)

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VIGGO:

Como estaba volando, me perdí los partidos de Argentina contra Bolivia y de España contra Francia, los dos que más quería ver de los muchos que se jugaron ayer con vistas al mundial de 2014. Vi las jugadas destacadas de esos dos partidos recién en la tele. Los españoles y los argentinos ya están casi seguros de estar en Brasil el año que viene. Jugaron bastante bien, y tuvieron la suerte que hay que tener en los encuentros tensos y apretados. Los arqueros de Bolivia y España les salvaron la vida a sus equipos. Di María es una máquina.

Sigo pensando en lo que significa volar, viajar constantemente como hago por la familia (que la tengo por todos lados), el laburo y también, cuando puedo, simplemente por el placer de ver lugares nuevos — y los lugares conocidos que han cambiado. El filósofo francés René Descartes dijo que “El que emplea demasiado tiempo en viajar acaba por tornarse extranjero en su propio país”. Puede ser. A veces no sé cómo contestarles a los que me preguntan de dónde soy, donde me siento más en casa. Argentina, Estados Unidos, Dinamarca… La verdad es que hay muchos sitios en los que me he hecho un hueco, que llevo en el recuerdo y en el corazón. Creo que es positivo poder encontrar la manera de entender a gente distinta en lugares que inicialmente me han parecido extraños. Me crié así, flexible, adaptándome. Creo que me aferro al CASLA en parte porque es un punto fijo para mí, un ideal, una llama que nunca se extingue. Otra frase buena sobre el tema (también de un francés) es esta de Emile Zola: “Nada desarrolla la inteligencia como el viajar.” He aprendido muchas cosas buenas en los viajes, he visto como otros hacen las cosas, lo que valoran y cómo se miden a los desafíos que encuentran en sus vidas. Pero hay veces que siento que falta algo en la mía — quizá cuando estoy cansado (¡y cuando pierde San Lorenzo!) — en esos momentos siento un vacío y que ando un poco perdido en el mundo. Cuando lo pienso bien, creo que esa sensación tiene que ver con la muerte, o más bien con el miedo a la muerte, a lo desconocido, lo inevitable, a la imposibilidad de ver todo, aprender todo, recordar todo. Tenemos los días contados y los viajes contados también. Mejor saberlo, me parece — asumirlo. Como decía Freud, “Si vis vitam, para mortem” (“Si querés aguantar la vida, preparate para morir”).

Hablando de viajes, exilios y la muerte: ¿viste que murió el gran pianista cubano Bebo Valdés? Un genio y una gran persona. Te paso algo elegante y conmovedor que escribió hace unos días su buen amigo Fernando Trueba, el director español — incluyendo la cita genial de Valdés “Cuando yo muera, no quiero que nadie llore. Quiero que hagan una fiesta y bailen y se emborrachen.”:

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/23/actualidad/1364066239_342329.html

Y acá tres vídeos de Bebo (“Lamento cubano”, “Lágrimas negras”, y “Obsesión” con Diego El Cigala cantando):

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http://www.youtube.com/watch?v=LdLETgYpeoA

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(Bebo)

Otra casualidad: anoche, desvelado, pude ver una película de Carl Dreyer de la que hemos hablado antes, “La pasión de Juana de Arco” (1928), con la tremenda interpretación de Maria Falconetti — encendí la tele y ahí la daban en el Canal 7. A veces tiene su recompensa el no poder dormir. Ahí solito uno puede ver al mundo de otra manera, y parece que en la noche uno “entiende” conexiones inéditas. Uno termina medio muerto para el trabajo del día siguiente, pero llegan ideas raras. Pensé en mi madre, que nació el mismo año que se estrenó en Paris esta obra de Dreyer. A ella siempre le ha encantado el cine. Todavía, a pesar de tener casi 85 años y de haber perdido muchas memorias (creo que están ahí en su cabeza, pero no siempre se acuerda de la contraseña para acceder a ellas), sigue recordando los títulos de viejas películas, los nombres de grandes actores. Nunca me propuso que probara el oficio de actor, pero me enseñó muchas cosas. Durante mi infancia me inspiró llevándome a ver obras memorables como “Doctor Zhivago” y “Lawrence de Arabia” de Lean, “Martín Fierro” de Nilsson, y tantas otras.

Creo que ella podría haber sido una buena actriz. Siempre tuvo “chispa” y sentido del humor, le encanta reírse — incluso ahora cuando las películas en su cabeza se han reducido a fotos sueltas, apenas relacionadas. Mi vieja tiene la sonrisa más hermosa del mundo.

Bueno, hablando de actrices, invité a la de nuestra película, la joven Vilbjörk que hará de mi hija en nuestro cuento, y a su madre, a ver el partido con nosotros y Lisandro este finde si terminamos con el laburo de pre-producción. Les di remeras de San Lorenzo y las que dicen “Me verás volver”, explicando que todos iban a ir vestidos así en Argentina el domingo, que era la vestimenta tradicional de Pascua. Asado, mate, partido del Ciclón — mejor introducción al país no hay. A ver si las vikingas nos dan suerte contra Newell’s, un encuentro muy importante. La Lepra está fuerte ahora. Seguro que va a ser un partido duro, pero confío en Pizzi y en el equipo, que están preparados para hacer cosas importantes en este torneo.