Soñar sin límites

Viggo Mortensen y Fabián Casas

19-21/5/2013

VIGGO:

Hola Fabián,

¿Viste el partido contra All Boys con la familia? Yo trasnoché otra vez con la compu. Lindo trabajo colectivo del Ciclón. Me gustó la paciencia que mostró el equipo, tocando por el piso y rearmando su ataque una y otra vez hasta que el esfuerzo conjunto tuvo su premio. El primer gol de Piatti, que iba a entrar sí o sí, tuvo todo. Esa jugada infrenable fue el “Aleph” de lo que es el equipo ahora; en ella se vio claramente y desde todos los ángulos la voluntad, el esfuerzo, la habilidad y la simetría de este San Lorenzo. Como ese mítico objeto esférico que encierra todo lo conocido de manera inexplicable en el cuento de Borges, la conexión entre los jugadores Cuervos parecía llegar, durante esos intensos segundos en el área del rival, a un punto de complejidad hiperrealista más allá del tiempo lineal y las medidas exactas de las cosas, concentrando todos los rincones del universo en un lugar y un momento que son todos los lugares y todos los momentos a la vez.

Se vio algo parecido en el segundo gol, a pesar de la dudosa posición de Verón, con nuestros jugadores entendiéndose a la perfección y trabajando juntos con óptima fluidez y velocidad.  La defensa estuvo ordenada e implacable casi todo el partido, e Ibáñez tuvo una de sus mejores actuaciones. El segundo gol de Piatti vino de un buen pase del incansable Buffarini, y se concretó con un disparo acertado y elegante. Por fin le están saliendo la gran mayoría de las jugadas a Nacho. Ahora las termina casi todas con tranquilidad y precisión. La mezcla de los jugadores veteranos con los nuevos está funcionando de maravilla. Me pareció muy bueno que incluso en los últimos minutos del encuentro Pizzi dejara entrar al pibe Ruiz y al capo Romagnoli. Poco a poco se está consiguiendo una potente fusión de energía y experiencia, de habilidades físicas y mentales. Da gusto verlo. Todavía quedan suficientes fechas para poder soñar sin límites.

(Fusión)

——————-

FABIÁN:

Hola Viggo,

Sí, vi el partido en la casa de Lisandro, después de que festejaron el cumpleaños de Román. ¿Sabés que todos los partidos del CASLA que vi con Lisandro siempre los ganamos?  Bueno, justo el Aleph en el cuento de Borges queda por la calle Chiclana, si mal no recuerdo, y Chiclana está cerca de Boedo. El comienzo es genial: “La candente mañana de febrero en la que Beatriz Viterbo murió…” Es extraordinario el uso del adjetivo “candente”, que de alguna manera prefigura lo que Borges va a decir: que murió Beatriz Viterbo y que los carteles de publicidad de Plaza Constitución cambiaban de cartel, como si el devenir incesante no se pudiera detener en la muerte de Beatriz Viterbo. Fue una alegría, como decís, ver jugar al Ciclón cada vez mejor. Ensamblado, con los jóvenes y los más maduros sincronizando. El gol de Verón fue en off-side pero a All Boys le ganamos igual de manera contundente. De hecho, después de que se les pasó la calentura, el técnico y los jugadores del Allbo dijeron que perdieron bien. Faltan un par de partidos y todo puede pasar, pero más allá de que la punta está cerca, me parece que lo mejor con lo que nos tenemos que quedar es con la idea de un equipo que juega al ataque, que respeta la pelota y que está interpretando una idea dentro de la cancha, algo de lo que San Lorenzo carecía desde hace mucho tiempo. Acá hace frío, hay cortes de luz, subo los cuatro escalones de mi casa caminando. A veces no hay agua. Hoy llevé a Anita a ser vacunada. Le pusimos una cama nueva y la madre le cambió las cosas de su pieza. Murió un íntimo amigo de mi viejo, de Boedo, un Carasucia, y sentimos toda mi familia un dolor muy fuerte. Trato de terminar el ensayo sobre Tolstoi, releo Ana Karenina, una obra maestra, tengo ganas de verte, para charlar con un amigo como pocos, ¡la vida es pura impermanencia!

——————-

VIGGO:

Sí, la vida es y es y es, y cambia continuamente, transformándose o pareciendo transformarse en algo diferente, algo siempre inesperado que podría llamarse más o menos otra vida. A cada paso en nuestros viajes personales renovamos o no los lazos que nos unen a individuos, a instituciones, a creencias, esperanzas, odios, a sentimientos tanto utópicos como destructivos, a entidades como el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, y a todo tipo de ideas que podrían transformarse o no, de alguna manera, en objetos o logros tangibles. Cambiamos sin cesar, como cambia nuestro punto de vista. Como nuestros padres y todos los seres y las cosas que nos parecen más importantes y tangibles, nos desintegraremos, dejando poco o ningún rastro. ¿Fuimos? ¿Seremos? ¿Habremos sido? ¿Importa saberlo? ¿Creerlo? ¿Y si nadie se interesa por nuestra breve existencia física, si no hay pruebas de nuestra existencia o nuestro pensamiento? Compartimos, vos y yo, un afecto por San Lorenzo y, como consecuencia de ello, una tensión más casi constante en base de la suerte del equipo masculino del CASLA de la primera división del fútbol profesional argentino. No es que no nos interesen los demás deportes de nuestro club (creo que sí nos interesan), tanto de participación femenina como masculina, pero lo que nos trae las felicidades y sufrimientos que hemos descrito tantas veces en esta columna es el Ciclón de Primera en todas sus mutaciones. Es lo que nos une y, en gran parte, lo que define y mantiene nuestra amistad.

En el cuento de Borges, el narrador-protagonista, una versión ficticia del autor, llega a dudar de la existencia del objeto esférico al que visita anualmente en busca de las razones y las pruebas de su propia existencia. Si no existe el Aleph, esa cosa que contiene todo y es todo lo que puede expresarse en el universo, ¿existe el protagonista, existe ‘Borges’ o Borges? ¿Importa saberlo o creerlo? Borges, el autor, refiriéndose a obras como Las mil y una noches, Hamlet y El Quijote, entre otras, dijo que si el personaje de un cuento puede ser el espectador o el lector de ese mismo cuento, entonces nosotros, los lectores o espectadores de ese cuento, podríamos ser ficticios. Yo elijo creer en la existencia del CASLA, y en la mía como hincha y socio de ese club. No me importa dar pruebas de su existencia ni de mi vínculo a él. ¿Qué más puedo decir, ahora que me mandé por esta senda quasi filosófica? En vez de seguir boludeando a la deriva, prefiero ofrecer (no por primera vez para esta columna) la cita más emblemática de El principito, el famoso cuento de Antoine de Saint-Exupéry:

“Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.”

(Antoine de Saint-Exupéry)

(P.D.: pensando en el tema de la invisibilidad, recuerdo que en 2008, después de ese partido que empatamos en Rosario contra Newell’s (gracias a lo que probablemente fue el mejor partido que jugó el Ogro Fabbiani en su extraña carrera deportiva), un hincha de la Lepra me gritó “¡Ponete el anillo y desaparecé, actor de m—-a!”, y casi me morí de la risa. Salíamos corriendo los Cuervos, porque nos tiraban piedras y de todo, pero ahí tuve que parar un segundito y saludar al poeta. “Muy buena”, le dije, aplaudiendo. Lo más gracioso fue que me gritó la frase enojado, totalmente en serio. Hay genios por todos lados. Todavía pienso que ese partido hizo la diferencia en el torneo. San Lorenzo no habría tenido que jugar el fatídico triangular con Boca y Tigre si hubieran sabido proteger la ventaja de 3-1 que tenían a falta de diez minutos para el fin de ese encuentro.)

——————-

FABIÁN:

Viggo: Mi papá me regaló El Principito cuando cumplí nueve años. Creo que debo tener ese libro en algún lado. Me lo regaló para una Navidad. Me acuerdo que cuando empezó la democracia en Argentina, y se pudo empezar a hablar de nuevo de política, los chicos de la juventud comunista, criticando a los trotsquistas, decían: Lo esencial es invisible a los troscos. Hoy pensaba que parece que Independiente se va a salvar del descenso. Algo impensado hace muy poco. Si bien la tienen complicada, los tres partidos ganados al hilo han cambiado su estado de ánimo de manera notable. Brindisi — que empezó prefiriendo un equipo de grandes, con experiencia — ahora se inclinó, como Pizzi, por un equipo mezclado, con grandes y chicos, y los jugadores le están respondiendo.

(Brindisi)

Me acuerdo que cuando salieron los explosivos Carasucias, no fueron ellos los campeones sino el mix de jóvenes y grandes que fueron los geniales Matadores. Ahí me parece que hay una enseñanza: la juventud y la madurez deben estar equilibradas en el espíritu, para tener una vida más dichosa. Ahora viene Unión. Creo que jugamos el lunes que viene con todos los resultados puestos, y si volvemos a ganar la cosa se pone seria.

——————-

VIGGO:

¡AGUANTECICLÓN!