Tormentas de primavera y otoño

VIGGO MORTENSEN Y FABIÁN CASAS

17/11/2011

Hola Fabián,

Sé que estuviste en Chile para presentar un premio y para dar la Cátedra Bolaño. Espero que te haya ido bien ese viaje transandino.

Bueno, parece que todavía hay algo de revuelo con el equipo, rumores sobre lo que pasa en el vestuario, supuestas peleas internas en la directiva, la plata que hay y no hay — hasta cierto punto creo que son los miedos y las dudas de siempre con respecto al funcionamiento de un club importante como el nuestro. Lo bueno es que los jugadores parecen haberse hablado, se han entendido, están jugando unidos, tratando de seguir dándole la vuelta a la racha complicada que han tenido que vivir. Me alegro que los que amenazaban con irse del club a causa de las agresiones de las barras, las broncas internas — y la aparente falta de protección y apoyo por parte del club y la AFA — han decidido quedarse. Apoyo 100% a Jonathan Bottinelli, Pablo Migliore, Christian Tula y a otros jugadores que han demostrado claramente su coraje, buen juego de equipo y lealtad hacia San Lorenzo, hagan lo que hagan, jueguen donde jueguen. Pero me alegra muchísimo que se queden con el CASLA todo lo que puedan, que sientan el mismo orgullo y la misma tozudez que sentimos los hinchas. Así, con una entrega incondicional,  se encuentra la confianza y la buena senda.

“…Y dale dale matador… a todas partes voy con vos… te sigo de la cuna hasta el cajón… te llevo dentro de mi corazón… Vamos, vamos, San Lorenzo… siempre te voy a seguir… en las buenas y en las malas.. hasta el fin….”

Pero — hablando de rumores, de malinterpretadas palabras, del laberinto que tejen las opiniones que van soltando por todos lados los medios, los blogs y los hinchas (me incluyo) — me han escrito algunos socios del CASLA para explicarme un poco el sentimiento de los hinchas que han estado enojados con Bottinelli, Tula y otros jugadores. Entre otras cosas, estos hinchas me cuentan que aunque entienden la frustración de los jugadores a los que nos les pagan nada de sus sueldos (a veces durante años), y que no les parece nada bien que los barrabravas se metan con ellos, tampoco les gusta cuando parece que un jugador no siente la camiseta. No se entiende que un jugador no llegue a tiempo a los entrenamientos de pretemporada, aunque no hayan cobrado y siguen sin cobrar un centavo de su sueldo. Que hay que acudir, hay que estar en las malas como en las buenas, igual que los hinchas de ley. No sé. Entiendo el sentimiento, pero también es complicado el tema. Un jugador vive de este deporte durante un periodo relativamente corto de su vida, y se arriesga cada vez que sale a jugar. Una lesión seria y se acabo la faena, el futuro económico (y la joda), y entonces habrá que aguantar las malas y buscarse la vida de nuevo, en muchos casos de cero. Como actor que en algunos momentos ha podido cobrar bien por su trabajo, entiendo que mucha gente espera de mí un comportamiento ejemplar y una profesionalidad total en todo momento. Hago lo que puedo para portarme bien, tratar bien a los demás, y hacer bien mi trabajo. A veces me canso o me equivoco, y digo o hago cosas de las que me puedo arrepentir. Todos somos seres humanos, capaces de equivocarnos, de vivir malos momentos. A veces veo como los actores somos criticados por cosas que son propiamente culpa de los productores o los distribuidores de las películas. Los actores no controlan todo, y a veces no cobran nada, o cobran poco. A veces los productores roban, no pagan, no lanzan nada bien la película que es fruto de un trabajo que puede haberles tardado años al director, su equipo y sus actores preparar, financiar y rodar. A veces los actores quieren atender a los fans y a la prensa de una manera más generosa cuando se estrenan las películas, y no pueden hacerlo por falta de tiempo y compromisos que no manejan ellos. Entiendo que tengo una suerte increíble, que contar cuentos en el cine o en el teatro es un privilegio. Seguro que los jugadores entienden que están viviendo el sueño de muchísima gente, de tantos pibes al jugar en la primera con San Lorenzo. Los jugadores son, como lo son los actores en relación a las películas, la parte más visible de la empresa. Pero no controlan todo, y tienen derecho a opinar y a cobrar lo que se les debe por contrato. Hay momentos en los que cualquier trabajador — por mucho que sienta lealtad hacia su patrón/empresa/club — al ser defraudado o tratado injustamente no tiene más remedio que negarse a trabajar. A veces no hay otra. Bueno, podemos seguir casi interminablemente con este tema de las responsabilidades y los derechos de los jugadores, los trabajadores, las opiniones y esperanzas de los hinchas.

Hablando del club, aprendí algo interesante con respecto a “Purgatorio”, la obra de Ariel Dorfman que recién estrenamos en Madrid. Tenemos un carpintero en el equipo que se llama Manuel Casla. ¡En serio! Es un tipo entrañable. De momento no sabe nada de San Lorenzo. Le voy a dar una remera y un libro sobre la historia de San Lorenzo de Almagro. Parece que Casla es un apellido de origen Catalán.

(Manuel Casla)

Bueno, también puedo contar que después de los nervios y los errores de la semana de previas, estrenamos bastante bien la obra en la Sala 2 del “Matadero” en el barrio de Legazpi de Madrid. Es un espacio vinculado al Teatro Español, perfecto para esta obra. El viejo edificio en el que está la Sala 2 es donde degollaban a los chanchos hace muchos años. Los fantasmas de esas criaturas nos acompañan en el duro cuento de Dorfman. Carme Elías, mi compañera de reparto, está haciendo un gran trabajo y me está ayudando mucho a hacer el mío lo mejor posible. Ella, como nuestro director Josep Maria Mestres, se ha hecho simpatizante del Ciclón. Acá estrena su linda nueva remera:

(Carme Elías)

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Querido V:  me costó volver a casa desde Chile porque había huelga de los controladores de vuelo y tuve que esperar la reprogramación del mío. Aproveché para leer, en la puerta nueve, sobre unas sillas del aeropuerto, un libro genial que se llama Pánico al amanecer. ¿Lo leiste? es una novela australiana de 1961 y que se ha vuelto como un clásico negrísimo. Hay también una película hecha. El autor del libro es Kenneth Cook y murió de un infarto a los cincuenta años, muy joven. El título del libro viene de un proverbio que dice: “que sueñes con el Diablo y sientas pánico al amanecer”. Es curiosa toda la literatura que puede producir el Diablo. Siempre me llamó la atención que los metaleros rindan un culto al Diablo. Me parece que el Diablo no es partidario del volumen alto y de la alta exposición. El Diablo es de perfil bajo, como Thomas Pynchon.  Al Diablo no le gusta el heavy metal, prefiere el chamamé. ¿Escuchaste la canción “Merceditas”? Es una obra maestra del folclore argentino y en sus tonadas hay algo demoníaco e inspirador.

Cuando leía lo que me escribiste contando que se te venía cuesta arriba el tema de los ensayos, que no dabas pie con bola, me acordé que cuando voy a ver teatro me pone nervioso -no sé por qué- la posibilidad de que el actor olvide la letra. Acá, cuando pasa eso y los actores tienen que inventar sobre la marcha porque no recuerdan el texto se le dice  a eso “morcillear”. ¿Te pasó?

Bueno, la cosa es que volví y supe cómo salió el Casla con All boys. Mi viejo y mi hermano Juan fueron a la cancha y me contaron que se querían morir de la impotencia. ¿No estarán nuestro jugadores morcilleando? Increíble que el carpintero de tu obra de teatro se llame de apellido Casla. Son raros esos vínculos simbólicos que a la realidad le gusta crear si ninguna relación aparente. Carl Jung estudió estos fenómenos y los denominó bajo el concepto de sincronicidad. ¿Qué es esto? cuando aparecen dos cosas sin relación aparente y que sin embargo forman un vinculo extraño y significativo: por ejemplo,la esposa de un paciente suyo que le refiere que cuando murieron su madre y su abuela,  se habían reunido en la ventana de la cámara mortuaria una gran cantidad de pájaros. Teniendo esto en la psique, entró en pánico cuando su marido salió a la calle para visitar al doctor Jung y una gran bandada de pájaros se posaron en la puerta de sus casa. Por supuesto, el hombre cayó fulminado en la calle. El crítico Abrahan Haber dice que : “aceptar que en este relato hay una relación de significado, implica aceptar que la realidad también es simbólica, que un objeto real es metáfora de otro, que el significado también tiene existencia independiente de la conciencia que lo otorgue”. Bueno, abrazos azulgranas.

(Carl Jung)

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Hola Fabián,

Me alegra saber que has vuelto a cruzar la cordillera sin problemas y que estás de nuevo con los tuyos.

¡Sí, conozco la canción “Merceditas”! Es del comienzo de los 1940, muy popular en toda sudamérica. Para los que no la conocen, acá pueden escuchar una linda versión de Los Visconti:

http://www.youtube.com/watch?v=p61tfnjXbVY&feature=related

y acá una buenísima versión instrumental con bandoneón de Raúl Barboza, “El embajador del chamamé”:

http://www.youtube.com/watch?v=dkkJKN6o008

Es verdad que es hermosa la canción, y que tiene algo triste, pero no me da miedo. Me encanta. A lo mejor lo “demoníaco” que te llega tiene que ver con los orígenes de la canción, siendo de un amor no correspondido entre el que la escribió (Ramón Sixto Ríos) sobre una mujer de Humboldt, en la provincia de Santa Fé, que se llamaba Mercedes Strickler. Guapa, rubia, muy independiente. No quiso casarse con él. Parece que finalmente Ramón se casó con otra, pero se le murió esa mujer y él se quedó solo y sin hijos. Muchos años después se reencontró con la “Merceditas” Strickler, y le propuso casarse de nuevo. Otra vez lo rechazó. Cuando el tipo palmó en 1994 le dejó los derechos de esta famosa canción a la Strickler. Eso también es el amor, una manera de amar — y de sufrir. De película. “Merceditas” se sigue grabando en todas partes, en varios idiomas. Los Chacaleros hicieron una versión que tuvo mucho éxito en 1973.

(Ramón y Mercedes)

No conozco el libro de  Kenneth Cook, pero lo voy a buscar. Y la película también. ¿Viste la película? ¿Es buena? ¿Es australiana?

Lo de “morcillear” ya lo tuvimos que hacer un par de veces en las funciones de “Purgatorio”. ¡El texto de Dorfman sí que es demoníaco! Endiablado porque tiene muchas repeticiones de parlamentos o partes de parlamentos, y el tiempo se va doblando un poco sobre si mismo. Como las repeticiones no son exactas, a veces nos confundimos y tenemos que sacar la cosa del fuego de alguna manera y seguir adelante sin que el público se entere del tropiezo. En general es cuestión de improvisar algo parecido al texto correcto para retornar al punto en el que deberíamos estar, ¡pero da miedo!  Acá te paso una cosa recién publicada que encontré en la gaceta de Tucumán por el actor argentino Juan Carlos Di Lullo sobre lo de morcillear:

http://www.lagaceta.com.ar/nota/342413/Espectáculos/De-morcillas-jardines.html

Por lo que he leído, parece que te fue muy bien en Chile. Para los que no saben de eso, tal vez les pueda interesar esto que encontré sobre tu visita para entregar el premio del Concurso de Cuentos de Paula, y lo de la cátedra . También tiene un poco de información sobre tu trabajo para los que no lo conocen todavía, y un linda foto de vos:

http://www.catedrabolano.cl/2011/11/fabian-casas-2/

Es interesante lo que decís sobre Jung. Sus ideas sobre la “sincronicidad”, el lado más bien místico de ese cráneo suizo. Ese lado es el que temía Freud, el que no quería mezclar con la nueva ciencia del psicoanálisis que había apadrinado, el lado al que Jung se fue acercando más y más con el tiempo, llegando finalmente a ser tanto una especie de autoridad religiosa como un científico.

(primera fila: Freud a la izq. y Jung a la der., visita de 1909 a EE. UU.)

Joseph Campbell lo admiraba muchísimo a Jung por su trabajo comparativo con respecto a la mitología. Los libros El héroe de las mil caras y la serie Las máscaras de Dios de Campbell son clásicos que tienen mucho que ver con el pensamiento de Jung, lo de los “arquetipos” en el “inconsciente colectivo”. Campbell escribe muy bien, explica muy bien las cosas, transmitiendo con simple belleza su pasión por encontrar vínculos entre diferentes sistemas mitológicos, entre las religiones, los seres humanos. Otro genio.

A mí me gustan los misterios, las cosas imposibles que ocurren, el tiempo que se frena o parece irse para atrás o ralentizarse de manera insólita en ciertos momentos de nuestras vidas. No suelo precisar explicación para entender o apreciar mejor lo misterioso. El clima, los animales, las cosas que te pasan en un barco, en el desierto, en el bosque, en un beso, lo que sale de tu lapicera o tu teclado, lo que ve tu cámara, lo que ves en las llamas de un fogón, la inesperadas y desconcertantemente “sabias” llamadas telefónicas, nuestras “adivinanzas” o las de otros. Es cierto que a veces quiero saber más — si es que creo que me puede ayudar a entender, por ejemplo, el mal en mí u otra persona repentinamente rabiosa, o una experiencia complicada y quizás inexplicablemente cruel. O si ando perdido o necesitado de un poco de suerte para salir de una situación jodida. No digo que vaya a recibir una explicación por desearla, pero a veces la busco. Lo interesante es que al salir en busca de una cosa suele ocurrir que encontrás otra completamente diferente.

El otro día hablábamos de la depresión que nos llega a causa de lo que ocurre con San Lorenzo ahora, por ejemplo, y lo que nos ocurre a veces en nuestras vidas, los momentos malditos. Decías que a veces te has caído en depresiones infernales, de las cuales te parecía muy difícil salir. A veces yo también me deprimo de manera terrible, y entonces creo entender un poquito que tanta gente se suicide en el mundo, mucha más de lo que sabemos, de lo que nos dicen los diarios, los ejércitos, los colegios, lo que nos dicen las casi infinitas historias maravillosamente torcidas y finitas de milliones y milliones de personas que llegan a este mundo y se quedan un rato corto o largo, sufren, a veces gozan de sus frágiles existencias.  Por suerte, o por casualidad, he seguido hasta ahora siempre adelante de alguna manera, como lo hacés vos, y eso me parece una especie de victoria fundamental, limpia, innegable. Hay un cuentito de Cortázar que tiene esta frase:

“…cuando te regalan un reloj, te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire….”

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Querido V; No, cuando hablaba de “Merceditas” como algo demoníaco no es porque me dé miedo, pero sí que el acordeón me produce cierta inquietud, como decirlo, como la inminencia de la aparición de algo extraordinario, como si en el techo de la casa de enfrente apareciera de golpe Batman. Por otra parte, estoy muy ligado a esta canción porque cuando era chico formé parte del coro del colegio y me la hacían cantar, y en el mismo coro estaba una chica de la que estaba enamorado. Era la primera chica que me gustaba en el mundo. Es más, a través de ella, cuando la vi una tarde tomando agua de un bebedero en el colegio (yo estaba en cuarto grado y ella, inalcanzable, en quinto) me di cuenta de que, sin ninguna duda, me gustaban las mujeres. Ella formaba parte del equipo de natación de San Lorenzo y yo, oh my God! no sabía nadar. Y como la seguí hasta ahí, hasta las piletas del club en el verano, me impuse aprender a nadar para estar a la altura cuando, de golpe, ella cruzaba su mirada desde su pequeño reino donde se encontraba con sus amigas y me miraba electrificándome, como en “Merceditas”. Así que aprendí a nadar a la que te criaste, tirándome de cabeza y encomendándome a los dioses de las piletas.

(pileta del CASLA)

Esto fue una constante en mi vida. Nunca supe hacer nada, siempre tuve que remarla, imponerme. Aprender. Encerrado con un solo juguete, le di vueltas al asunto hasta lograr armar una frase digna para empezar mi relato. Yo empecé a escribir el día en que comprendí mi estupidez. Y todo el tiempo estoy atento a esto. Trabajando en contra de mi habilidad.. Creo que uno, en un oficio, tarde o temprano encuentra su habilidad. Bueno, un escritor, un actor, lo que sea, debiera ir siempre en contra de su habilidad. Y también tendría que escapar, amagando, como Garrincha, del confort. Porque el confort te debilita.

(Garrincha rompiéndola en el mundial)

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Hola Fabián,

Como ya hace tiempo que tenía que haber colgado algo nuevo en la página web, voy a terminar ahora — pero ¡hay un montón de cosas que me gustaría saber! ¿Qué pasó con tu sirenita, la “Merceditas” de la pileta del club? ¿Sabés donde está ahora? Yo nadaba cuando era un pibe, y me enamoraba de una manera perdida, no correspondida, muchas veces metiéndole demasiada presión al asunto, a las pobres niñas que no querían saber nada de eso. Bueno, tal vez podemos hablar un poco en la próxima entrega del amor, de las imágenes que guardamos muy adentro de películas, de cuentos, de adultos que observamos en nuestras infancias, como esas imágenes nos guían… Hasta entonces, dale besos a los tuyos y

¡AGUANTECICLÓN!