El traje del emperador

Viggo Mortensen

25/9/2012

En los rodajes de cine he aprendido que lo que no se prepara antes de empezar– lo que no se ha ensayado, hablado y entendido con antelación — no se va a poder organizar o poner en marcha muy bien cuando ya empezó la filmación. Por mucho que quiera cambiar de rumbo el director, por mucho que grite y mueva la cámara por todos lados buscando ángulos improvisados a lo loco, el rodaje no tendrá buen ritmo, no tendrá cohesión. Es como un tren o un gran barco que sale de la estación o el puerto: ya emprendido el viaje no hay lugar para cambios importantes. Si el director no se ha comunicado claramente con sus actores y su equipo técnico antes del rodaje, a ellos les costará encontrar un ejemplo a seguir, no sabrán como confiar en su jefe. Que el director después salga a echarles la culpa a los actores, a los productores, a los críticos o a los espectadores cuando la película le sale mal no cambia nada. Los que estuvieron en el rodaje saben lo que pasó. Si resulta que el emperador está en bolas, tarde o temprano todo el mundo se da cuenta.

Lo que yo he visto y lo que siento, escribiendo ahora sobre el partido entre San Lorenzo y Vélez el pasado sábado: San Lorenzo jugó más o menos bien durante gran parte del primer tiempo, con el ataque un poco más coordinado de lo que que hemos visto este año. Poner un enganche verdadero ayudó algo, pero el equipo sigue con los constantes pelotazos, la falta de pases cortos por el suelo. Creo que le ha quedado bastante obvio a cualquiera que vio los últimos partidos del CASLA que los jugadores no confían en sí mismos. Tienen talento, pero parece que les cuesta creer que pueden controlar la pelota y los partidos como grupo. No los veo relajados y enfocados, no veo que se les haya infundido el espíritu de equipo que lleva al juego armonioso. No veo que se diviertan o que amen a la pelota. Pese a los momentos buenos de la parte inicial, y las ganas de correr y darle la vuelta a la mala racha del equipo que mostraron individualmente, los jugadores transmitieron cierta incomodidad y desesperación casi desde el arranque del partido. No habían ideas claras, no había soltura. Los jugadores ponen mucho huevo, eso sí, pero el equipo está totalmente desconcertado, plagado de dudas que van alimentando la inseguridad colectiva. No los veo listos para jugar como lo saben hacer. Es lógico pensar que sienten mucha presión a estas alturas, especialmente jugando en casa, pero a mí no me parece que se sienten bien preparados y respaldados como grupo al salir del vestuario.

El partido previo contra Newell’s lo podrían haber ganado si hubieran buscado el gol como equipo inspirado y bien coordinado, igual que podrían haber ganado el último en casa contra Vélez. Faltaba la fe colectiva. Yo esperaba que el técnico de San Lorenzo no saliera a hablar tanto con la prensa esta semana, pero no pudo resistirse ni un minuto después de la derrota. En la columna de nuestro club he intentado ser justo con él, y no lo he criticado con tanta bronca las últimas tres semanas, por mucho que me sigan preocupando sus planteamientos y aún más su comportamiento ególatra. En realidad, no he querido volver a bajar a su nivel como persona. Pero cuando él se mete con el hincha Cuervo después del partido contra Vélez, diciendo que “Pareció una práctica. Se escuchaban más mis gritos dando instrucciones que a la gente”, ya no merece tanta cortesía este hombre. Lo que hizo la semana anterior después de la derrota como visitante en Rosario ante Newell’s, echándole la culpa al referí a grito pelado, fue una distracción de su pobrísimo manejo del partido, algo no digno del técnico de un equipo grande. Pero lo que dijo sobre la gente en nuestro estadio después de perder el sábado es algo muy diferente, algo que casi parece una tarjeta de visita para que lo contrate otro club. Sus frases, que ya dieron la vuelta al mundo para el deleite de otras hinchadas, pueden leerse como más o menos llamativas fuera de su contexto, pero son solamente un despiste más de parte de un técnico frustrado y a la deriva. Es obvio que la hinchada del CASLA le importa tan poco como le importa la autocrítica. Cabe discutir si sus planteamientos son o no son demasiado temerosos — hasta cierto punto reconozco que esa es una cuestión de gustos personales — pero cuando le echa la culpa a la hinchada demuestra una completa falta de dignidad. Tal acto “kamikaze” da la impresión que quiere ser despedido pronto para así cobrar por trabajo que no ha hecho y no hará, e irse a otro lado donde pueda criticar al CASLA y a sus hinchas a todo pulmón. No parece entender lo que es San Lorenzo, lo que sentimos los Cuervos en las buenas y en las malas. Después del desastroso partido contra Vélez este hombre ya no tenía nada que decir, pero parece que va a seguir soltando lengua para intentar tapar sus deficiencias. No tiene chapa de grande, y me temo que nunca la tendrá. Tenía razón Fabián – remplazarlo a Madelón con este impresentable fue un error.

La puerta grande por la que Caruso Lombardi dice querer salir es, sencillamente, su incansable boca. Por ahí va a salir, probablemente. Por favor que no vuelva a autoelogiarse por no haber descendido a la “B” después del torneo anterior. Lo que pasó en la última fecha con Banfield y Rafaela, y la garra de los jugadores de San Lorenzo, tiene más que ver con la permanencia del club en la Primera División que la dirección de nuestro técnico. No jugamos bien contra San Martín en la última fecha del torneo, pero tuvimos suerte. No jugamos muy bien contra Instituto de Córdoba en la Promoción tampoco, pero por suerte el rival estaba fundido y pasando por una racha infernal. Tuvimos suerte, mucha suerte. Nuestro técnico podría haberlo reconocido, pero eligió hacerse el gallo cancherito con los medios y exigir todos los méritos para sí mismo — y no ha parado de hacerlo. Desde luego, sus constantes payasadas mediáticas no tienen defensa alguna, ganemos o perdamos. Su comportamiento da vergüenza. A veces ha tenido suerte con los resultados, pero hay que tener ideas claras, hay que estar preparado para aprovechar las oportunidades que llegan en cualquier partido. Si no hay preparación adecuada, los buenos resultados no llegan consistentemente. Ha demostrado que no sabe inspirar al equipo. Ya no sirve de excusa lo de la corta pretemporada, los malos arbitrajes, no quedan excusas válidas.  El emperador está en bolas. La directiva actual de nuestro club, como la anterior, le ha traído los jugadores que decía necesitar y lo ha respaldado públicamente. Muchos de nuestros hinchas lo han bancado hasta ahora a pesar de lo malos resultados. ¿Es que no sabe que hacer, o se resiste a hacerlo por orgullo? ¿Qué le importa más, jugar bien e intentar ganar o su cobertura mediática?

No sé si ya se le fue de las manos la situación, si ya no es capaz de inculcarles autoconfianza a los jugadores. Ahora, si decide irse que se vaya por su cuenta, pero que no le eche la culpa a la directiva ni a ningún hincha del CASLA por sus propias debilidades. Espero que se calle y se ponga manos a la obra para revertir la deplorable situación en la que ha metido a nuestro equipo de Primera. Espero que empiecen a jugar como un verdadero Ciclón sus alineaciones. Espero de verdad que este técnico logre salir campeón con San Lorenzo, o al menos que pueda terminar el torneo de manera decente y con un comportamiento digno de la mejor tradición de nuestro club. Soy optimista y siempre voy a apoyar a nuestros equipos, pero también puedo ver lo que está pasando y lo que no está pasando en la cancha. Como dice el antiguo proverbio árabe: “La primera vez que me engañes la culpa será tuya; la segunda vez, la culpa será mía”